28 Abr

DAMA DE AUXERRE Una Koré o muchacha Mediados s VII a. C. (650 a. C.)Dentro de la Etapa arcaica (siglos VIII-VI a. C.)

Técnica: bulto redondo, Piedra caliza. Originariamente policromada. Como en Egipto, sobre el bloque, el escultor trazaría antes un dibujo.

Contexto socio-histórico: Época arcaica: tensiones sociales. Colonización y contacto con otras culturas. Época de tiranos y legisladores. Expansión de mitos y festivales panhelénicos.

Es una pequeña estatuilla de apenas 55cm, pero de una gran belleza. Se considera la primera obra de  la estatuaria en piedra que se conserva completa. Al parecer se trataba de una imagen votiva como se desprende de la posición de su mano derecha en actitud de exvoto y la izquierda pegada al cuerpo.

En ella podemos apreciar todas las características formales que distinguen este tipo de esculturas femeninas, especialmente sus sentido de bloque cerrado y por tanto su rígida frontalidad.

Se observa un trabajo de labra distinto entre la parte inferior, más rústica, y la parte superior con detallismos en el peplo, el paño de lana decorado con cenefas incisas y la ancha correa a la cintura.

El pelo se trabaja con detenimiento, otorgando a la obra un mayor naturalismo que resulta acentuado por el trabajo de los pechos. Por el contrario, el rostro sigue todavía sin fijar la expresión, que con su forma triangular tiende a  la idealización geométrica.

Llama la atención su sonrisa arcaica, un tanto forzada y falsa; la desproporción (mano-antebrazo, o los pies) de las distintas partes del cuerpo, así como los ojos grandes y almendrados carentes de expresividad.

El faldellín que cubre de la cintura a los pies, tiene una sencilla decoración geométrica de líneas rectas horizontales y verticales que contrasta con las líneas curvas de la parte superior (cabello, senos y brazos).

En resumen, estamos ante una de las piezas más características de este período arcaico del arte griego en el que se perfilan algunas de las características que definirán toda la estatuaria posterior (el antropocentrismo de su escultura;
Su idealización; la búsqueda de una canon de proporcionalidad), pero sin terminar de concretarse hasta el punto de que muchos de esos aspectos quedan todavía en suspenso (la expresión no está captada; la búsqueda del canon resulta infructuosa; el sentido del bloque que prevalece en la composición, etc.).

EL AURIGA DE DELFOS Primer tercio del s V a. C. (474 a.C.) Periodo Clásico (estilo severo o preclásico)


Museo de Delfos

Técnica: 1,8 m de altura. Bulto redondo en bronce, con la técnica de la cera perdida. Perfectamente pulido. No se aprecian uniones, soldaduras, en toda la figura. Habría que destacar la riqueza de los materiales empleados en la ornamentación. Así los ojos son de cristal y los labios recubiertos con láminas de plata. En el rostro no hay sentimientos de alegría o excitación tras la carrera que perturbe su carácter.

Contexto.

 Los festivales panhelénicos, sobre todo en torno a los grandes santuarios como Olimpia y Delfos, están muy extendidos por todas las polis, ya desde el s. VIII a.C.. En todos hay competiciones atléticas. Muchas de ellas están reservadas a hombres muy ricos, por el equipo necesario e incluso la formación previa que no todo el mundo se podía costear, como en este caso de carreras de cuádrigas. Un tirano (gobernantes ricos, de algunas polis) encarga esta obra para conmemorar su victoria.

El carro y el propio tirano se perdieron, pero nos queda parte de la imagen del cochero. Su autoría nos es desconocida aunque se barajan diferentes nombres como Sotades o Pitágoras de Región.

En cuanto al trabajo escultórico propiamente dicho presenta dos partes claramente diferenciadas: la mitad superior está mucho más cuidada en su trabajo con una sucesión de pliegues todavía demasiado rectilíneos y paralelos, pero que demuestran la tendencia general al mayor dinamismo, pues están tratados con gran minuciosidad y alternan los ritmos verticales y horizontales.

Por el contrario, la mitad inferior está trabajada con menor detalle, porque estaría originalmente oculta por el propio carro del grupo escultórico (nos evoca un fuste estriado de orden dórico).

También el cabello se trabaja con naturalismo, con un peinado que se ajusta a la forma esférica y sencilla del cráneo y una diadema realza su belleza. Esta esfericidad del cráneo va a ser una constante en la escultura de los siglos posteriores (Policleto “clásico pleno” segunda mitad del siglo V), identificando la perfección geométrica de  la esfera, con la necesaria perfección del hombre que ha de estar dirigido por la razón, es decir, por la cabeza.

Compositivamente, el auriga sostiene las riendas con una mano y gira  la cabeza hacia el lado contrario, buscando una compensación compositiva. Se mantiene así una cierta rigidez en el conjunto, si bien la cabeza mínimamente ladeada, y sobre todo el brazo proyectado hacia adelante, rompen  la simetría y el hieratismo tradicional.

Aun con todo,  la expresión sigue profundizando en la idealización, ahora más patente si cabe, al no existir conexión entre la acción real y la expresión. A pesar de ello se trata de un semblante amable, transmisor de una sensación de calma y serenidad que está ya en la línea de armonía idealizada que caracterizará la escultura clásica.

EL DISCÓBOLO


(Copia en mármol, de la original en bronce)

Mirón. Mediados del s. V a. C. (. 450 a.C.)

Periodo Clásico (estilo severo o primer clasicismo –


Mirón y su hijo esculpieron multitud de estatuas de atletas vencedores. Gran broncista. Coetáneo de Polícleto y Fidias, con quien posiblemente trabaja en el Partenón. Esta es copia romana en mármol, de las varias que hay de la original de Mirón en bronce.

Altura: 1,5m. Bulto redondo que, dada su postura, exige varios puntos de vista.

Sintetiza el tiempo y el movimiento en un instante de la acción. Sin duda su obra más conocida y de mayor complejidad compositiva.

Contexto. Mediados del s. V a. C, después de las guerras médicas, la polis con más esplendor cultural y artístico, la Atenas democrática  de Pericles, quien encarga muchas obras de arte.

Representa en esta obra, tal vez al héroe Hyakinthos, que murió cuando arrojaba el disco, si bien podemos encontrar en esta pieza una de las primeras obras que se esfuerza en una representación del hombre, como ideal simbólico en sí mismo y no como representación de exvotos o divinidades.

La disposición de la figura es muy atrevida. Mirón sorprende a la atleta cuando la mano derecha impulsa el disco hacia atrás, para lanzarlo inmediatamente. Ello obliga a una composición arriesgada, curvilínea, en espiral, contrapesada con las líneas quebradas de brazos y piernas. A su vez esto multiplica los puntos de vista y además consigue transmitir una sensación de instantaneidad, que acentúa el dinamismo de la obra, a  la cual ayuda, el material original (bronce) y la acción de la luz “resbalando” sobre él.

A pesar de todo, la obra aún está en el umbral del clasicismo: busca la perfección de la anatomía y casi lo consigue, aunque los músculos resultan un tanto planos.

Así mismo podría ya subrayar el equilibrio emocional del clasicismo, si bien en este caso, al igual que en el Auriga, se aprecia la inconexión entre la acción representada y su expresión facial, que resulta paradójico en un momento de máximo esfuerzo físico.

EL DORÍFORO Polícleto. Mediados s V a. C. (450 a.C


)

Periodo Clásico (estilo clásico pleno)

Contexto: mediados del V. a. C..Atenas de Pericles, reconstrucción de la Acrópolis. Mucha demanda de artistas. Consideración del escultor, admirado por sus contemporáneos, además fue teórico por lo que su prestigio entre coetáneos también mayor.

Hay más de treinta copias en mármol del original  en bronce (cera perdida) de Polícleto. 2,12m. El árbol fue  añadido en las copias en mármol para una mejor sujeción.

.Representa a un joven atleta  que lleva la pesada lanza heroica  “dory

Pierna derecha, plenamente apoyada, sostiene el peso, la izquierda inicia el movimiento potencial: contraposto y movimiento potencial, vieja fórmula ya iniciada en el Efebo de Critio h. 480 a.C.

Otra obra posterior de Polícleto es el Diadumeno, bello joven atleta atándose las cintas a la cabeza. En comparación con el Doríforo, el cuerpo ha perdido robustez masculina y ha ganado en gracia, un tanto femenina, y delicadeza.

Policleto personaliza de un modo ejemplar la importancia de los broncistas de la escuela de Argos, en el Peloponeso ( a la que el autor pertenece), ya que a su enorme importancia artística hay que añadir sus aportaciones a la evolución de la escultura y a su labor teorizante como podemos comprobar en su obra “Kanon” (la norma), que como señala el título es una recopilación de su concepto de la escultura, en el que el autor plasma sus minuciosos estudios de la proporcionalidad del cuero humano y su idea de que la belleza se encuentra en la propia armonía “symmetría) de ese mismo cuerpo.

Su actividad se centró en su ciudad de Argos durante su primera juventud aunque acude a la ciudad de Atenas justo en el momento de mayor actividad artística con la reconstrucción de la Acrópolis. Aun así es Fidias quien prácticamente monopoliza el mecenazgo público, y por ello Policleto debe conformarse con encargos particulares, naciendo desde entonces una fuerte rivalidad entre ambos escultores. Al llegar las guerras del Peloponeso marcha de Atenas para regresar a su ciudad natal, donde, ya anciano, realizó una ingente obra escultórica como es el caso de la crisoelefantina de la disa Hera y la decoración del “Hereo de Argos” (templo dedicado a la diosa).

No sabemos mucho más de él, se le supone diez años más joven que Mirón, por lo que se data su actividad entre el 450 y el 420 a. C.

Como ejemplo de su actividad teórica realiza el Doríforo, obra que servirá de modelo a la mayoría de escultores contemporáneos y posteriores, que identificaron al Doríforo como al libro, “el Canon”.

El Doríforo es un joven lancero, tal vez Aquiles, que no obstante se convierte en una idealización del cuero humano, como tal, de su belleza, y en última instancia del Hombre en sentido abstracto y absoluto.

Destaca en su composición el perfecto equilibrio que consigue el contraposto, entre el estatismo que requiere su ideal de armonía física y espiritual (equilibrio psicológico)  y el dinamismo propio de cualquier escultura que pretende llenar el espacio circundante y multiplicar sus puntos de vista.

El Doríforo es además un perfecto estudio anatómico, donde se subraya con todo énfasis ese ideal de belleza basado en el cuerpo humano perfecto y armónico, en este caso basado en un canon de proporcionalidad de siete veces el tamaño de la cabeza. La cabeza es, perfectamente, esférica (figura perfecta en la parte más noble del hombre), de tal manera que el cabello se adapta a ella perfectamente gracias a su particular peinado. La cara se divide en tres segmentos correspondientes a la frente, el de la nariz y el de la boca.

DIADÚMENOS


El Diadumeno o Diadúmeno es una estatua diseñada por Policleto en el siglo V a. C. La estatua original fue realizada en metal, seguramente en bronce, pero en la actualidad sólo se conservan copias de piedra caliza y mármol. Representa a un atleta griego ciñendo en su cabeza la cinta de la victoria, de donde procede el nombre diadoumenos, «el que se ciñe». Aún está desnudo después de la competición y eleva los brazos para atarse la diadema, una banda en forma de cinta que identifica al ganador y que en la obra original de alrededor del año 420 a. C. estaría representada por una cinta labrada. La figura está en pie, en contrapposto con su peso sobre la pierna derecha.Tiene su cabeza inclinada ligeramente a la derecha, contenida, como aparentemente perdido en la vida divina.

El Diadumeno, junto al Doríforo son las esculturas más famosas de Policleto, formando tres modelos básicos para la escultura de Grecia Antigua que representan las tres a jóvenes idealizados de una manera convincentemente naturalística. La estatua ilustra los principios enunciados por Policleto en su Canon: la altura total equivalía a siete veces la altura de la cabeza, que es la longitud del pie apoyado.

El Diadumeno es una obra emblemática del clasicismo genuino; la escultura combina equilibrio y dinamismo, gracias a una hábil conjunción de la torsión de la espalda y las caderas.

FRISO DE LAS PANATHENEASMediados S V a. C. (el 440 a.C.) Periodo Clásico estilo clásico pleno)Autor: Fidias  (y posiblemente discípulos de su taller)

Otras obras: crisoelefantinas de Atenea y Zeus.

Contexto: arte griego, escultura, escultura clásica plena (450-400 a. C.). Atenas de Pericles, etc.

Relieves  originariamente en el friso sobre el  muro exterior de la cella del Partenón .De unos 200 m. de perímetro  y una altura de 1,05 m (es la primera vez que en templos dóricos se adorna el friso interior, imitando el friso corrido de los templos jónicos)

Material y técnica.
Mármol, originalmente con policromía en el fondo. Gran perfección, precisión y maestría técnica en bajorrelieves y mediorrelieves, a veces mezclados, para dar sensación de profundidad.

Actualmente, la mayoría de los relieves están en el Museo  Británico de Londres, sólo algunos fragmentos, en su lugar originario

Tema, significado:


la procesión  en las fiestas de Atenea, que todos los años, y especialmente cada cuatro,  ascienden a la Acrópolis  en procesión para revestir a la estatua de Atenea con el peplo que cuatro muchachas  (las arréforas) de la aristocracia urbana habían bordado para la diosa. En la  procesión se representan juegos y deportes, jinetes y carros, héroes de las tribus del Ática y a los dioses y diosas olímpicos.

Análisis estilístico


En esta obra queda patente todo el genio de Fidias destacando las impecables composiciones, armoniosas, la elegancia, el equilibrio, el tratamiento riguroso de la psicología individualizada de los personajes, de anatomías en diferentes posturas, que se aleja, definitivamente de la inexpresividad anterior. Siguiendo esta misma línea debemos la perfecta ejecución de toda la obra, especialmente, en el tratamiento que realiza de sus paños dando principio a la técnica de los “paños mojados” con los cuales acentúa el juego de la luz, dinamiza las figuras. Finalmente subrayamos el movimiento y el realismo en el tratamiento anatómico de los caballos. Fidias es por tanto  máximo exponente, junto con Polícleto, de la culminación del clasicismo.

HERMES CON DIONISOS NIÑO. PRAXÍTELES.S IV (330 a.C.) Periodo Clásico (estilo del clasicismo tardío)


Museo Arqueológico de Olimpia. Uno de los pocos ejemplos originales de la escultura clásica.

Otras obras del autor, La Venus (Afrodita) de Cnido y Apolo Sauróctono

Técnica: Mármol. 2,13m. Acabado lustroso con barniz de cera, aumenta la sensualidad.

Hay familiaridad y cercanía con lo divino .Cuerpo vivo, amable, sin rigidez, sensualidad y ambigüedad sexual (tanto por las curvas como por el acabado). La sensualidad del desnudo se acentúa con la abundancia del manto sobre el árbol. La dulzura de los adolescentes praxitelianos seducirá a los artistas helenísticos.

Contexto


Tras las Guerras del Peloponeso (431- 404), las polis helenas entraron en crisis. Filipo, rey de Macedonia, a mediados del s IV, une a todas bajo su poder. En el s. IV , Dionisos, que según la mitología, será descuartizado por los gigantes para luego resucitar, se hace muy popular; los fieles , quizá ante la crisis y la decadencia , prefieren dioses próximos y que garanticen la resurrección tras la muerte. El conjunto expresa esa humanidad que se solicita de los dioses.

Tampoco sabemos demasiado de un magnífico escultor como fue Praxíteles.

La obra representa a Hermes en el acto de transportar a Dionisos niño, desde el Olimpo hasta la mansión de las ninfas, encargadas de su crianza. El dios mensajero hace un alto en la ruta y ofrece al niño sediento un racimo de uvas (perdido hoy, en la mano derecha). Así el grupo adquiere esa humanidad característica en las representaciones praxitelianas de los dioses.

Desde el punto de vista compositivo hay que insistir en un elemento característico de la obra de Praxíteles, el contrabalanceo acusado de sus contraposto, hasta adquirir trazos curvilíneos en forma de “S”. Son las famosas “curvas praxitelianas”, que acentúan la sensación de dinamismo.

Como también es habitual en todas sus obras, mantiene un brazo levantado en ángulo, que nunca corta la silueta frontal de la estatua (no hay escorzo).

Hay además una tendencia creciente al naturalismo, como puede observarse en el tratamiento de los detalles como, por ejemplo el rostro o el cabello. La expresión eso sí, mantiene cierta sensación de distante lejanía, sólo contrarrestada por la actitud espontánea del niño.

A la vista de esta imagen es evidente que algo ha cambiado en la estatuaria griega respecto al momento del clasicismo pleno: las figuras se han estilizado, se han refinado y sobre todo han acentuado su sensación de movimiento haciéndolas más elegantes.

VENUS (AFRODITA) DE CNIDO. PRAXÍTELES. S IV (370 a.C.) Periodo Clásico (estilo del clasicismo tardío)


Copia romana en mármol. 2,15 m.

Aplicar datos de Praxíteles que hay en el  comentario de Hermes.

Quizá escandalizó a sus contemporáneos, más que por la desnudez de la mujer,  por representar a una diosa como a cualquier mortal, insistiendo en su atractivo erótico.

Contexto:
Escultura griega de la primera mitad del siglo IV.

Se trata de una de las piezas más conocidas de su autor. Afrodita se representa en el momento de disfrutar de su baño ritual, razón por la cual aparece desnuda y depositando suavemente sus prendas sobre un jarrón. La obra escandalizó a los habitantes de la isla de Cos que la habían encargado, por lo que la rechazaron, yendo así a parar a Cnido, donde cautivó por su indudable belleza como, así puede apreciarse en la actitud: postura recatada, ingenua, es de una singular inocencia. Su posición con una mano sobre el pubis transmite esa sensación, aunque para algunos está señalando la fuente de su poder, no olvidemos que Afrodita es la diosa de la belleza y del amor.

También contribuye a esa belleza la composición, porque en este caso las curvas praxitelianas, poco exageradas, incitan a la máxima sensualidad, e imponen además un ritmo suave y delicado a la composición.

El tratamiento gestual, está idealizado como es habitual, pero cargado de una media sonrisa igualmente ingenua que hace la pieza tan atractiva, otorgándole esa gracia que hizo tan humanas y reales las esculturas de su autor.

MÉNADE  SCOPAS. S IV a.C. Periodo Clásico (estilo del clasicismo tardío


Copia romana en mármol de un original de Scopas. 0,46 m de altura.

Está en Dresde (Alemania)

Phatos y torsión que anuncian el helenismo.

Contexto: lo mismo que con Praxíteles. También danzante en ritos en honor de Dionisos. Después de la Guerras del Peloponeso, decadencia política de Atenas a favor de las polis septentrionales como Macedonia, etc.

Escopas es un escultor nacido en la isla de Paros hacia el 380 a. C., que trabaja primordialmente en mármol. Tal vez su obra más grandiosa fuera la decoración del Mausoleo de Halicarnaso hacia el 350 a. C., alguno de cuyos restos se pueden admirar todavía en el Museo Británico (cabeza de Mausolo).

Esta ménade “furiosa” o Ménade “bailando” representa a este tipo de “bacantes” (mujeres adeptas a los ritos dionisíacos, arrebatadas por la ebriedad y la danza, “trance”). La propia temática contribuye a romper el concepto clásico de perfecta armonía. De hecho, aparece semidesnuda y enloquecida por el vino y el baile, en un frenesí que  la contorsiona, distorsionando toda su anatomía.

Plásticamente, aparte de esta nueva composición del cuerpo, la sensación trémula (estremecida, temblorosa) en la muchacha se acentúa gracias al trabajo muy profundo de los paños que crea violentos contrastes de luz y sombra, así como el vigor de los movimientos, de un efectismo muy expresionista.

Prueba de la complejidad compositiva de esta Ménade es que Escopas la concibió para ser vista de lado (no hay frontalismo), desde donde el sentido del movimiento agitado se manifiesta con mayor viveza y el cuerpo transmite un mayor grado de sensualidad. Todo lo cual es prueba de la evolución de la estatuaria hacia formas de mayor expresividad y originalidad compositiva.

La diferencia frente a la etapa de pleno clasicismo resulta patente, ya no sólo por el nuevo desarrollo del sentido del movimiento y la ruptura de los ejes armónicos de la composición, sino por una nueva concepción expresiva: ese “pathos”, tan característico de su autor, que exalta el sentimiento, y abandona el idealismo clásico.

APOXIOMENOS FICHA TÉCNICA


:   La Obra que vamos a comentar se trata de una escultura conocida por el nombre de «Apoxiomenos». Se trata de una copia en mármol de época romana de un original en bronce, obra del escultor griego Lisipo, escultor tremendamente fecundo, fechada en el último cuarto del siglo IVa.C. Se trataría por tanto de una obra representativa del conocido como «segundo clasicismo» que anuncia una transición en el lenguaje escultórico coincidiendo con la expansión del Imperio de Alejandro Magno y la formación del Helenismo.

ANÁLISIS DE LA OBRA


: Nos encontramos ante una obra en mármol, ya hemos comentado que el original era en bronce, que representa a un atleta desnudo. Por lo tanto Lisipo continúa la tradición clásica griega aunque, el momento elegido denota un cambio significativo pues Lisipo no se decanta por mostrar al atleta en el momento del triunfo (ej: el diadumenos) o de su acción (ej: el discóbolo) sino que, por el contrario, opta por representarlo ejercitando una acción mucho más vulgar y carente de todo heroísmo. Así aparece representado en el momento en el que, tras el ejercicio atlético, se dedica a limpiarse el cuerpo del polvo y el aceite con la ayuda de un estrigilo.

COMENTARIO


Como acabamos de ver aunque el tema entronca con la tradición clásica, muestra un cambio en los gustos de finales del siglo IV a. C. Así mismo, el canon que nos muestra Lisipo en el tratamiento de la figura es más alargado que el que estableciera Policleto un siglo atrás, estableciéndolo en siete cabezas y media frente al de siete cabezas del siglo V a.C.. Apoyado en una pierna en el típico contraposto, la figura adelanta el brazo derecho hacia el espectador mientras que el otro lo cruza en horizontal en el cuerpo. Con ello Lisipo rompe el punto de vista frontal obligando al espectador a moverse para captar el significado de la obra. El modelado es algo seco en algunas zonas aunque el mayor interés del escultor se ha centrado en el cabello. Se aprecia un ligero moviento marcado por el cuello que se inclina hacia la derecha mientras la cabeza cambia la dirección hacia la izquierda. Por el contrario, el rostro sigue siendo bastante inexpresivo como es característica en la escultura clásica griega.

CONCLUSIÓN


Partiendo del clasicismo representado por Policleto, Lisipo crea un nuevo lenguaje escultórico que se manifiesta tanto en la temática escogida como en la representación de la misma. Sin embargo, aún presenta rasgos que lo relacionan con el clasicismo como la inexpresividad y que se mantiene lejos de lo que la escultura helenística, con respecto a la representación de las emociones, va a representar.

LAOCOONTE Y SUS HIJOS Helenismo .Escuela de Rodas


Mármol. Roma. Museos Vaticanos.

Adaptado por los escultores de Rodas: Hagesandro, Atenodoro y Polidoro en el s. I d.C ( 50 d. C), posiblemente, a partir de un grupo de bronce del s. II a.C.

Técnica: mármol en una sola pieza. Impresionante maestría y dominio técnico

Tema, iconografía.- Según una leyenda troyana tal como Virgilio (poeta latino del s. I ) la describe en La Eneida:  Laocoonte, sacerdote troyano,  ha cometido sacrilegio al unirse a su esposa en el templo de Apolo. Además se opone a entrar en Troya el caballo  que los griegos, simulando levantar el asedio contra Troya, han dejado en la playa. Laocoonte se dispone a sacrificar un toro cuando dos enormes serpientes surgieron del mar, atacan a sus hijos y a él que va a socorrerlos. Los troyanos lo interpretaron como un castigo divino, entraron el caballo. Y, efectivamente, tal como presagiaba el sacerdote de Apolo, ese caballo fue la perdición de Troya.

En el Helenismo, el arte llega a tal perfección que en obras como ésta, con ese gran dominio, los escultores saben representar a la perfección y con gran intensidad emotiva,  el dolor y la desesperada resistencia en el sacerdote, víctima inocente; la  impotencia y el desvalimiento en los hijos.

Se trata de una obra original, realizada por tres artistas de la misma familia, pertenecientes a la Escuela de Rodas, y que la destinan ya a la ciudad de Roma. Probablemente se tratara de una copia o de una adaptación de una pieza similar anterior del siglo II a. C. realizada en bronce.

El grupo escultórico describe un pasaje de la Eneida de Virgilio (descrito anteriormente).

La obra es de una gran espectacularidad dramática, hasta el punto de considerarla expresión universal del dolor. En este efectismo dramático tiene mucho que ver la disposición teatral, ficticia, de los personajes: sus posturas retorcidas hasta el paroxismo (arrebato); la tremenda fuerza expresiva de unos tratamientos anatómicos “explosivos” por su vigor, y el efectismo gestual del propio Laocoonte.

Tanto es así que podemos hablar de un tratamiento distinto del Laocconte respecto de sus hijos, que siguen dentro de esquemas clásicos de mayor idealización y refinamiento.

Eso no impide que precisamente sea  la composición de todo el conjunto la que otorgue uno de sus mayores méritos a la obra: los tres personajes están perfectamente interrelacionados y entrelazados por la línea sinuosa y trepidante de la serpiente, creando a su vez una composición centrípeta (hacia el centro, antónimo de centrífuga), que acentúa sus fuerza expresiva al irrumpir la luz y la tensión de los cuerpos del centro hacia fuera. Sensación que se agrava por la disposición diagonal de todo el conjunto.

La impresionante musculatura, desaforada en el caso del Laocoonte, y su rostro, barroquización plena de la expresión del dolor.

VICTORIA DE SAMOTRACIA  s II a. C. (190 a.C.) Helenismo: Escuela de Rodas


Autor: ¿Pithocritos? Original en mármol. 2,45 m. Museo del Louvre

Técnica


Escultura exenta. Gran virtuosismo técnico en el tratamiento de los paños, trasparentes y pegados al cuerpo, trasluciendo la vigorosa anatomía femenina. La diferencia con Fidias, primer maestro de las “telas mojadas”, es que ahora los paños son muy abundantes y dinámicos creando contrastes de luz y sombra tan típicos del helenismo.

Contexto: Grecia postclásica. Helenismo escultórico.

La pieza procedente del Santuario de Cabiros en Samotracia y puede considerarse una de las obras de la corriente “barroca” que se desarrolla en Rodas. Es decir una corriente cacaterizada por la grandiosidad de las imágenes y su ampulosidad formal.

Representa a la Victoria como si estuviera posándose erguida sobre la proa de un barco, si bien en realidad la pieza  se apoyaba sobre una proa de piedra, erigida en la concha superior de una fuente que conmemoraba la victoria naval de los rodenses contra Antíoco III.

Niké se posa sobre el barco victorioso, con sus vestimentas sacudidas hacia atrás, lo que permite un juego muy dinámico de los paños, con violentos contrastes de luz y sombra.

La obra pierde además todo estatismo por medio de sus postura, adelantando una pierna a la otra y disponiendo sus alas hacia atrás. Lo cual, en última instancia, unido al juego violento de sus ropajes, retuerce el eje de la composición (varias perspectivas).

Su canon es igualmente novedoso aunque sólo sea por sus enormes dimensiones.

RELIEVES DEL ALTAR DE ZEUS EN PÉRGAMO.s II a. C. (180-160 A.C.) Helenismo. Escuela de Pérgamo Varios artistas, de los que hay firmas: Dionisades, Orestes

Contexto


Lo mismo que el Laocoonte. Pérgamo en el s. II consigue triunfos militares contra, y vive un gran esplendor cultural y artístico.

Mármol


.Actualmente en el Museo del Estado, en Berlín.

Originariamente en la acrópolis de Pérgamo. Mandado construir por el rey de Pérgamo Eumenes II para conmemorar las victorias de su padre Atalo I contra los bárbaros. Se termina con Atalo II.

Tecnica.-El  friso del zócalo exterior, de unos 120 m. longitud por 2,50 altura , lo recorren altorrelieves, casi de bulto redondo. Hay más de cien figuras en este altar griego que muestran el esfuerzo y el dolor de la lucha durante los periodos de guerras de los reyes de Pérgamo (personalizados en los dioses griegos) contra sus enemigos (personalizados en los gigantes) El tamaño de las figuras son algo más grandes que el natural.

La iconografía se interpretó siguiendo la Teogonía de Hesiodo: la monstruosa raza de los gigantes, hijos de Urano y Gea, se disputan, al principio de los tiempos, el dominio del universo con los dioses olímpicos. Estos los derrotaron bajo la dirección de Zeus y Atenea. El mito es una alegoría de la victoria de la civilización, de la naturaleza organizada,  contra la barbarie, fuerzas del desorden y de lo irracional.

Distribuidos según sus ámbitos y esferas de acción, rodeando a las soberanas figuras de Zeus y Atenea, todas las deidades, con sus animales correspondientes, rechazan la acometida de los brutales y monstruosos hijos de la Tierra.

Todos los artistas, unos cuarenta, que trabajaron en los relieves, procedentes de distintas ciudades (Pérgamo, Atenas, Tralles, quizá Rodas), consiguieron crear un estilo unitario, lo que se suele llamar Segunda Escuela Pergaménica; un ambiente donde las telas se abultan, se anudan y retuercen,  donde las caras viven la tensión y el anhelo, donde cualquier calidad -telas, piel, escamas- recibe un tratamiento individualizado y convincente. Los desnudos con anatomía musculosa y elástica, mostrando figuras en todas las posturas: de  rodillas, de espaldas, de pie, corriendo, tumbados, atacando, esquivando…

Son ejemplo de expresividad, de composiciones entrelazadas, de movimiento, tanto en las posiciones de las figuras como en los ropajes ampulosos y movidos por la acción. Todo típico del periodo helenístico.

VENUS DE MILO

FICHA TÉCNICA


La Obra que vamos a comentar recibe el nombre de Venus de Milo, y se trata de una escultura exenta realizada en mármol durante la segunda mitad del siglo II a.C. que fue encontrada en la isla que le da nombre. Se trata por lo tanto de una escultura del periodo helenístico del arte griego.

ANÁLISIS DE LA OBRA


La escultura representa de cuerpo entero a una mujer semidesnuda de cintura para arriba mientras que de cintura para abajo la cubre una túnica cuyos pliegues crea elegantes efectos de claroscuro. Es una obra de claras inspiraciones clásicas, que recuerda a la Venus de Gnido de Práxites, aunque presenta claras diferencias con respecto a aquella. la principal es el movimiento que adquiere la escultura con un marcado contraposto, apoyando el peso del cuerpo en la pierna derecha mientras flexiona la izquierda, a la vez que el torso se retuerce sobre su eje en un acentuado movimiento helicoidal o en «S» que recibe el nombre de serpentinata. El hombro derecho y la pierna izquierda quedan unidos por una línea recta oblicua que cruza imaginariamente la obra mientras que el hombro izquierdo se une a la pierna derecha mediante una línea curva. Por otro lado hay un claro contraste entre el tratamiento del modelado del cuerpo y el de la túnica que la cubre de cintura para abajo, de manera que si bien en el cuerpo la luz resbala creando efectos lumínicos de sfumato, en la túnica, la rugosidad de los pliegues que caen generan efectos de claroscuro de gran belleza plástica.

COMENTARIO DE LA OBRA


: la Venus de Milo vuelve su mirada a la temática Clásica de la diosa Venus como ideal de belleza femenino y del amor carnal. Sin embargo, esta Obra, aunque con claras influencias de la escultura clásica, visibles en el sereno rostro de belleza idealizada, muestra un movimiento helicoidal especialmente novedoso y que sitúa la obra claramente en el período helenístico. El movimiento resalta el realismo de la Obra, visible también en un modelado muy realista, y algo más seco que el de la Afrodita de Praxiteles, especialmente visible en el tratamiento de los pechos y vientre. En su origen estuvo policromada y se conserva en bastante buen estado de conservación aunque ha perdido los brazos lo que, aparte de generar una imagen que se ha convertido en un icono de la belleza clásica, ha dado lugar toda clase de interpretaciones sobre qué podía llevar en las manos, siendo común la creencia de que tal vez llevara la manzana dorada que recibió tras el juicio de Paris que la eligió como la diosa más bella.

EL ESPINARIO

El Espinario es una obra del siglo I a.C. alrededor del año 200, por lo que corresponde al período helenístico, último período del arte griego que abarca del siglo III a.C. al I a.C., cuyo autor es anónimo. El helenismo fue una época de gran esplendor dentro del arte griego y en el que se hizo un cambio que hasta entonces no se había visto, lo más importante ya no era la técnica sino la temática en la que surgen temas variados no representados anteriormente como las escenas de la vida cotidiana, las escenas violentas, niños y ancianos, animales, la fealdad, el exotismo y el erotismo, y empiezan a aparecer los sentimientos y la expresividad en las esculturas. En este periodo cobran gran importancia las escuelas escultóricas, en las que el artista cae en el anonimato.

Esta escultura representa a un niño atleta sacándose una espina del pie, según una historia legendaria la escultura fue creada como homenaje al joven Martius, al que fue encomendada la entrega de un mensaje importante con destino al Senado romano, Martius recorrió su trayecto y sólo se paró a quitarse una espina que se le había clavado en el pie, cuando había acabado su misión. Este gesto fue un modelo a imitar, por lo que se han creado numerosas copias de El Espinario. El material original es el bronce aunque las copias también son de mármol. Es una escultura naturalista de niño que representa una acción de la vida cotidiana como el resto de temáticas que destacaron en el Helenismo. Pierde la frontalidad que tenían las esculturas en las épocas anteriores y pasa a ser una escultura exenta de bulto redondo, ya que, se puede observar por todos sus lados, también se rompe con la rigidez al estar sentado sobre un peñasco.

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