22 Nov

La filosofia Jonia:



La Filosofía Jonia se va a caracterizar por el inicio en la pregunta por el arché. La principal característica del arché de los Jonios es que va a ser algo material. Los principales pensadores Jonios son: Tales de Mileto, Anaximandro, Anaximenes
1. La realidad no puede proceder de la no-realidad
2. La naturaleza es considerada como una totalidad: intentan encontrar la unidad que garantiza el orden del universo más allá de las apariencias.
3. La naturaleza es entendida como el fondo universal de donde nace y proviene todo.
4. Los primeros filósofos jonios son monistas’, admiten un único principio o arché común a todos los seres, del cual nacen y al cual vuelven cuando mueren.
5. Las características del arché de los Jonios son: uno, único, material, espacial, mutable y eterno.

Tales de Mileto



Según Tales, todas las cosas provienen del agua. El agua será la causa natural de todas las cosas, seria también la sustancia o fundamento común de todas las cosas, y en última instancia todas las cosas volverán a ser agua. En definitiva, para Tales, el agua es el arché.
Otra de sus teorías es que la Tierra es un disco plano, y flota en el gran mar cósmico (agua como arché). Por último ha que destacar el hilozoísmo, según Tales la materia hyle está viva zoe, por tanto el agua sería el principio de vida. El hilozoísmo es una característica común a todos los filósofos jonios.
Anaximandro.
Para Anaximandro, el principio de todas las cosas es el apeiron (infinito), en oposición al agua de Tales. En efecto, si, como creía Tales, todas las cosas surgen del agua y la humedad, ¿cómo explicar la existencia de lo seco, de lo cálido, del fuego mismo? El agua es sólo una de las sustancias materiales que vemos, pero no la única. Para Anaximandro, tiene que haber algo por debajo del agua y más fundamental que ella, que sea el verdadero origen de todas las cosas y el substrato de todos los cambios. Este algo, difícil de caracterizar, es la materia en general previa a sus determinaciones y limitaciones concretas, es lo indeterminado e ilimitado, es el apeiron.
Según Anaximadro, el apeiron se movería en un proceso cosmogónico con dos sentidos:
Primero un proceso de separación y diversificación.
Segundo un proceso de vuelta al Uno.
Estos dos movimientos se repiten cíclicamente en el Eterno Retorno de lo mismo.

Anaximenes



Anaximenes, como Tales, va a permanecer prisionero del mundo de lo visible estableciendo como arché o principio de todas las cosas el aire, de esta manera se distancia de su predecesor Anaximandro. el aire no tenia limites.
De esta teoría Anaximenes concluye que del aire (unidad sustancial) brotan todas las cosas por condensación y rarefacción:
Por rarefacción (dilatación) se origina del aire el fuego.
Por condensación se origina del aire, y de forma gradual, primero el viento, luego las nubes, la tierra, las piedras.
Después todo vuelve a la unidad originaria en la que todo vuelve a ser aire. En definitiva Anaximenes acepta también el Eterno Retorno, al igual que Anaximandro, como proceso de separación y de vuelta a la unidad.

Los Pitagoricos


La concepción Pitagórica de las matemáticas está influenciada por el misticismo de carácter órfico. El orfismo es una religión sectaria que tema como finalidad la salvación y purificación del alma.
Los pitagóricos conciben la naturaleza a partir de las relaciones numéricas, siendo el número el principio (arché) y materia de todas las cosas. Para los pitagóricos la naturaleza es un todo ordenado, un cosmos ordenado por relaciones numéricas: la naturaleza es mezcla de unidad y multiplicidad, de lo finito y de lo infinito, pues todo está regido por los principios del límite y lo ilimitado que rigen los números. Así los Pitagóricos son los autores más próximos a la física moderna, que entiende que el mundo es un libro escrito en lenguaje matemático – Galileo
Por tanto, Pitágoras llevó a las matemáticas más allá de las necesidades de los comerciantes, convirtiendo lo que los egipcios y babilonios era un cuerpo de recursos empíricos en una auténtica ciencia demostrativa de carácter místico-filosófico.
Respecto a la antropología se caracterizan por el dualismo, dividen al ser humano en dos sustancias independientes:
El cuerpo (soma) es mortal e impuro, vive esclavizado por sus necesidades materiales.
El alma (psique) es la parte pura del hombre, está destinada al saber y al conocimiento, pero vive temporalmente aprisionada por el cuerpo.
Respecto a la ética van a defender la reencarnación y el ascetismo como forma de liberación de la corporeidad. Esta idea también tendrá una gran influencia en Platón.

Heraclito y Parmenides:


Hrácliío de Éfeso



La máxima más conocida de Heráclito es panta rei, todo fluye. Así, para Heráclito nunca podremos bañamos dos veces en el mismo río.
En el universo todo se rige por la tensión o lucha entre contrarios, esta tensión genera el movimiento o el cambio. A esta tensión entre contrarios (día-noche, guerra- paz) alude Heráclito con la metáfora del fuego: cuando Heráclito afirma que el fuego es el arché, no hay que entender que el fuego es un elemento material en el sentido de los Jonios, sino que es una metáfora que representa la lucha de contrarios.
El devenir no es irracional ni caótico. Este devenir se realiza de acuerdo con ciertas leyes que podemos llamar logos o razón universal. El Logos constituye el verdadero principio explicativo de la realidad.
Según Heráclito el hombre puede llegar a conocer el logos o la razón universal basándose en la observación atenta de la naturaleza. Esto es importante porque se trata de otra diferencia con Parménides que sólo da validez al conocimiento racional, no al conocimiento sensible.
El pensamiento de Heráclito admite un proceso cosmológico, similar al de Anaximandro y Anaxímenes, de separación y de vuelta a la unidad. El universo se mueve, según Heráclito, siguiendo dos fuerzas contrarias que son la armonía y la discordia. Posteriormente, Empédocles hablará del amor y del odio.

Parménides de Elea


En su poema Perifiseos nos propone que para acceder al conocimiento existen dos vías:
La vía de la opinión es la vía de los sentidos que nos dicen que las cosas cambian y que son múltiples. Por tanto el ser, a la vez, es y no es. Esta afirmación es contradictoria y no la debemos admitir.
La vía de la verdad es la vía de la ciencia, que nos dice que el cambio es mera apariencia y que el ser se reduce a la unidad. Esta vía se basa en la afirmación incuestionable de que el ser es y no puede no ser.
Esta vía de la razón nos lleva a una concepción del ser inmovilista y monista.

A) Los sofistas Relativismo y escepticismo


Los sofistas se muestran escépticos ante los logros de la filosofia presocràtica, ante el espectáculo de la diversidad de escuelas y propuestas explicativas incapaces de lograr unos resultados aceptables por todos.
. En semejante clima, “nohay verdad absoluta” (relativismo) y “si la hay no es posible conocerla” (escepticismo) se desenvuelven los sofistas. Esta actitud intelectual ante la naturaleza es propia del clima ateniense. Ello explica que se retorne al hombre y la sociedad, lo más cercano. El hombre se sitúa en el centro de sus reflexiones, él “es la medida de todas las cosas”, según Protágoras. En claro exponente de ese relativismo y escepticismo es la afirmación de Gorgias de que “no hay ser; si lo hubiera no sería conocible; y si así fuera, no podría ser comunicado su conocimiento por medio del lenguaje”. Recordamos que el relativismo se define como algo cuy o valor depende de aquello con lo que se relaciona o compara (alto/bajo, bueno/malo, etc.). Y escepticismo como una actitud intelectual que decide suspender el juicio en el conocimiento y a nohay nada seguro que conocer.

Convencíonalidad moral y política


Bajo el concepto griego de “nomos” se encuentran significados relativos a las ley es y normas que gobiernan una sociedad y sus instituciones políticas. Se opone a “phy sis”, que recoge el sentido de lo que es por naturaleza, sin intervención humana. Pues bien, el hombre a lo largo de su historia ha ido creando diverso tipos de “nomos” en función de las distintas culturas y sociedades existentes. Es esta diversidad la que anima a los sofistas a desestimar la pertinencia de una única ley y moral de carácter universal para todas las culturas y pueblos. En lo que todos los pensadores están de acuerdo es en que la ley no es divina, como querían los antiguos en la etapa mítica, per o lo demás hay grandes diferencias. Es por ello que defienden el carácter convencional de las leyes políticas morales. Convencional en el sentido de acuerdoopacto entre los integrantes de una colectividad. Eso significa que lo que es bueno y aceptable para un grupo o cultura puede no serlo para otra, es decir, que bondad y maldad son conceptos relativos a cada cultura o pueblo.

Valor del lenguaje y la dialéctica


El desarrollo de todas las posibilidades del lenguaje, con sus saberes gramaticales y lógicos, necesarios para el razonamiento es evidente. Su profesión de abogados, políticos y profesores les permite perfilar un arma decisiva para la persuasión y el convencimiento. Desarrollan profundamente la oratoria, la retórica y la dialéctica. Son grandes dominadores de la palabra. Precisamente esa falta de patrón univ ersal sobre lo que es bueno o malo hace que sea la palabra y la dialéctica tan importantes. Si no hay verdad absoluta es el razonamiento y la lógica lo que permite el convencimiento. Puesto que todo es opinable (“doxa”). Los conceptos morales no son objeto de “episteme”, de ciencia, pues no pueden definirse de modo universal.

Socrates:

Sofista
Sócrates puede ser considerado como un sofista tanto por sus supuestos filosóficos como por el ambiente filosófico y cultural en que habita. Protagoniza junto a los sofistas el retorno a las reflexiones sobre el hombre y la sociedad y también su interés por las cuestiones morales y políticas. Sin embargo a partir de aquí hay importantes diferencias.

Mayéutica


Una diferencia importante alude al modo de utilizar el lenguaje. Para Sócrates el lenguaje es un instrumento del razonamiento humano que encuentra en la forma de diálogo su más nítida expresión. Es a través del diálogoy la conversación comolos seres humanos alcanzan la cumbre de su pensamiento.
Además para Sócrates la clave de un pensamiento discursivo y dialogado está en el modo de preguntar, de inquirir (interpelar o sondear) de los demás respuestas a cuestiones diversas, pues ello permite indagar y proseguir con el razonamiento a partir de las respuestas dadas a las preguntas. A esta forma de dialogar se la conoce como mayéutica.

Intel ectualismo moral


Los sofistas sostenían el relativismo en el conocimiento y en la moral. Sócrates discrepaba radicalmente en este punto de ellos. Recordamos que para los sofistas no había un criterio univ ersal o patrón con el medir las actitudes morales por lo cual no era posible hallar definiciones precisas de ellas y, en consecuencia, hacer ciencia rigurosa (“episteme”). Quedaba, pues, la opinión (“doxa”). Sócrates, por el contrario, pensaba que sí era posible encontrar este patrón utilizando con rigor el razonamiento que nos diera las definiciones precisas de las cada concepto. A través del diálogo, el razonamiento y, por tanto, la comunicación, es posible lograr las definiciones precisas. Sócrates sí cree en un conocimiento “epistémico” sobre los conceptos morales. En este empeño por un saber “científico” sobre cuestiones morales tiene bastante que ver el modelo de saber utilizado, el saber técnico. El saber técnico frente a los otros dos, el teorético (teórico o especulativo) y saber práctico (“praxis”, referido al comportamiento moral y político), aparece comoun saber encaminado a la producción y la especialización. Igual que un arquitecto es un técnico en construir casas o un zapatero en hacer zapatos, el filósofo debía serlo en la definición rigurosa de los conceptos morales y en la utilización del pensamiento. Pero, ¿para qué es preciso definir con rigor qué es la justicia? Pues para poder aplicarla, sino no podemos ser justos. Para Sócrates sólo el que saberlo que es la justicia puede ser justo. El que sabe lo que es justo con precisión y rigor hará lo justo; el que sabe lo que es el bien, hará el bien. Es preciso saber para hacer lo correcto. A esta vinculación entre saber y hacer, pensar y obrar, se la conoce como intelectualismo moral.

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