07 Jun

Hábitos Alimentarios: Fundamentos y Transformación

¿Qué es un Hábito?

Hábito es cualquier comportamiento repetido regularmente que requiere de un pequeño o ningún raciocinio y es aprendido, más que innato.

Métodos para la Modificación de Hábitos Indeseables

Existen diversas estrategias para romper con costumbres que no nos benefician. Aquí se presentan cinco métodos clave:

  • Sustituir la acción habitual por una nueva: Reemplazar un comportamiento no deseado con uno positivo.
  • Repetir el comportamiento hasta que se vuelva agradable: Practicar una nueva conducta hasta que se integre y genere satisfacción.
  • Separar al individuo del estímulo que lo induce a determinada conducta: Eliminar o reducir la exposición a los desencadenantes del hábito.
  • Habituación: Exponerse gradualmente al estímulo para disminuir su impacto.
  • Castigo: Aplicar una consecuencia negativa para desalentar el comportamiento (este método debe usarse con precaución y ética).

Definición de Hábito Alimentario

Se puede definir como los hábitos adquiridos a lo largo de la vida que influyen en nuestra alimentación y en la forma en que nos relacionamos con los alimentos.

El Alimento como Satisfactor: Dimensiones Clave

La alimentación es un satisfactor con múltiples dimensiones:

  • Biológico: Provee los nutrientes y la energía necesarios, e interviene en el crecimiento y desarrollo máximo del potencial genético de los niños.
  • Psicológico: Influyen en ella el agrado y el desagrado del niño por ciertos platillos; el estímulo que le representan la forma, color, olor, sabor, textura y temperatura de los alimentos, y la seguridad con que puede ingerir o tomar trozos de comida de tamaño adecuado para él.
  • Social: En la medida que en torno a ella se establecen una serie de relaciones y pautas de conducta; por ejemplo, el vínculo entre el niño y el encargado de su alimentación, los horarios de las comidas, el comportamiento en la mesa, y por supuesto, la transmisión de creencias, hábitos y costumbres.

Edad Clave para la Adquisición de Hábitos Alimentarios

La adquisición de hábitos alimentarios saludables se recomienda enfáticamente en los primeros años de vida, idealmente a partir de los 2 años de edad, ya que es un periodo crucial para el desarrollo de preferencias y patrones de consumo.

Beneficios de Promover Hábitos Alimentarios y Estilos de Vida Saludables

La promoción, formación y consolidación de hábitos alimentarios y estilos de vida saludables contribuye a:

  • Prevenir desde las primeras etapas de la vida la aparición de trastornos y enfermedades vinculadas con la alimentación y nutrición.
  • Lograr que los conocimientos en materia de salud, nutrición y estilos de vida saludables sean adaptados al nivel de aprendizaje de los niños, las niñas, docentes y adultos significativos, para su aplicación en la rutina escolar, familiar y en la comunidad.
  • Formar rutinas que favorezcan una relación alimentaria sana y estimulen actitudes positivas de los niños y las niñas hacia una alimentación saludable.
  • Valorar y aprender las pautas de conducta y actitudes que contribuyan a estimular la protección y el cuidado responsable de su salud integral.
  • Fomentar el bienestar integral y la seguridad alimentaria de la familia y de cada uno de sus integrantes, especialmente los niños y las niñas.

¿Qué es un Patrón Alimentario?

Un patrón alimentario es el conjunto de productos que un individuo o familia consumen de manera ordinaria, según un promedio habitual de frecuencia estimado en por lo menos una vez al mes.

El Modelo de Cambio de Hábitos de Prochaska y DiClemente

Este modelo describe las fases de motivación por las que atraviesa una persona al intentar cambiar un hábito:

  1. Precontemplación:

    La persona no se da cuenta de que existe un problema, pues realmente no ha hecho conciencia de ello. Por esta razón, no estará motivada a buscar ayuda, ya que ni siquiera acepta que hay problemas.

  2. Contemplación:

    Las evidencias del daño se hacen obvias, desarrollando una conciencia del problema que va de menor a mayor. La persona en contemplación comienza a invertir energía psicológica en pensar acerca del cambio, pero esto no se traduce en acciones concretas.

  3. Preparación:

    Las personas se motivan a buscar ayuda porque saben que deben hacer algo para resolver el problema. La persona acude a consulta, pide consejo y planifica. Aun así, no se ha llegado al punto donde se está dispuesto a invertir mucha energía en los cambios, por lo tanto, el problema sigue evolucionando.

  4. Acción:

    El individuo ya está listo para hacer los cambios necesarios. Una vez llegado a este punto, la persona sabe que no quiere seguir viviendo en su actual situación y estará dispuesta a invertir energía en los cambios. Sin embargo, si no se canaliza adecuadamente, puede que no se avance en la dirección correcta.

  5. Mantenimiento:

    Una vez realizados los cambios, hay que mantenerlos lo suficiente para que se hagan permanentes. Es muy usual que las personas en recuperación se descuiden en esta fase porque, a veces, no hay adecuada conciencia de la tendencia a la recaída. Si la persona invierte tiempo en mantener los cambios logrados, todo irá bien, pero si se descuida o aminora la marcha, puede presentarse una recaída.

  6. Recaídas:

    El problema tiene una tendencia natural a la recaída debido a la gran cantidad de elementos aprendidos y estructurales que están activos, a pesar de que se hayan establecido nuevos hábitos de comportamiento. A esto se suma el hecho de que los cambios por realizar pueden ser abrumadores. Si se toma conciencia de estos hechos y se hace responsable de mantener su recuperación en marcha, no habrá recaídas. Las recaídas son parte de un ciclo de aprendizaje hacia el mejoramiento de la recuperación.

  7. Terminación:

    Una vez que los cambios son mantenidos a lo largo del tiempo, los disparadores y patrones de conducta anteriores, así como los impulsos asociados, dejan de poseer la fuerza que hubieran tenido sobre el individuo; se hacen menos intensos progresivamente, hasta que cesan. Aun así, la tendencia a la recaída se mantiene, por lo que la consolidación de un nuevo hábito es un proceso que puede requerir atención continua.

Factores que Influyen en los Hábitos Alimentarios

Los hábitos alimenticios de las familias se transmiten de padres a hijos y están influidos por varios factores, entre los que destacan: el lugar geográfico, el clima, la vegetación, la disponibilidad de alimentos en la región, las costumbres y experiencias culturales, la capacidad de adquisición económica, la forma de selección y preparación de los alimentos, y la forma de consumirlos (horarios, compañía).

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