04 Jul

1. EXIGENCIAS

1.Organización y animación de situaciones de aprendizajes. 2.Gestión de la progresión de los aprendizajes.3.Elaboración de dispositivos de diferenciación. 4.Implicación de los alumnos en su aprendizaje.
5. Trabajo en equipo.6.Participación en la gestión de la escuela.7.Implicación de los padres.8.Uso de las nuevas tecnologías.9.Consideración de los dilemas éticos de la profesión.10.Organización de la propia formación continúa.

3. Acción Didáctica

Un profesor debe tomar la decisión sobre el tipo de tareas que propone al alumnado, la gestión del tiempo y del espacio, la secuenciación y la organización de los contenidos, la presentación y el uso de los materiales y la modalidad de seguimiento y de ayuda pedagógica que proporciona a los educando y educandas.

Esto implica que el docente ponga en juego gran variedad de elementos y condicionantes. Por un lado, los elementos incorporan desde la planificación de lo que enseñamos (objetivos y contenidos) al como lo enseñamos (metodología), en que se apoya el proceso (recursos) y que ha resultado (evaluación); y por otro lado, los condicionantes, que incluyen: desde que ambiente se enseña (clima, conocimiento de sí mismo y de los demás), como organizar el aula (disposición) y finalmente el uso de códigos comunes (la comunicación entre maestro
alumno
Familia).

El enfoque del terapeuta ve al docente como una persona empática encargada de ayudar a cada individuo en su crecimiento personal y a alcanzar un elevado nivel de autoafirmación, comprensión y aceptación de sí: se concentra en el objetivo de que los estudiantes desarrollen su propio ser como personas auténticas mediante experiencias educativas que tengan una importante significación personal. Por el contrario, el enfoque del liberador ve al docente como un libertador de la mente del individuo y un promotor de seres humanos morales, racionales, entendidos e íntegros.

Una actitud reflexiva permite al maestro que comprenda que es lo que ayuda a los estudiantes a que es lo que ayuda a los estudiantes a aprender de formas diferentes. Esta actitud se logra desarrollando la capacidad de evaluar sus conocimientos y estilos de aprendizaje, e identificando sus potencialidades y desventajas, percatándose así de: quienes tienden a emplear claves visuales u orales, quienes tienden a razonar partiendo de lo especifico para llegar a lo general, quienes recurren a organizadores espaciales o gráficos o están más apegados al texto, quienes tienen una inteligencia lógico-matemática altamente desarrollada, o quienes un marcado sentido estético.

4. COMPROMISO PERSONAL

Apela a que el docente ejerce su función con sus creencias y su formación y establece las fronteras de su actuación docente:

“(…) no descubro nada nuevo si digo que el oficio docente se hace con uno mismo, con lo que uno es y lleva incorporado. (…) Y esto es lo que primero perciben alumnos y alumnas: la presencia (o la ausencia), el modo de ser alguien que se muestra (o no) y entabla (o no) una relación, tanto con el propio alumnado como con lo que pretende enseñar, o compartir, o estimular e impulsar en esa relación personal”.

En palabras de Bazarra, Casanova y García (2004), los rasgos que definen al profesor actual son: el liderazgo, el pensamiento crítico, la buena capacidad de observación, la autoridad y el respeto, la creatividad, el equilibrio, la capacidad de comunicación y empatía, la capacidad de trabajo en equipo y por último, la pasión por el conocimiento, la cultura y la vida.

La National Commission en Education concluía como una concepción del docente del Siglo XXI bastante clara:

  • Desde nuestro punto de vista, el docente del Siglo XXI será una autoridad y estará entusiasmado por los conocimientos, ideas, destrezas, comprensión y  valores que presente a sus alumnos.
  • Será un experto  en el aprendizaje eficaz, con conocimientos de un conjunto de métodos y una idea clara de estilos, condiciones y recursos organizativos y adecuados.
  • Tendrá la capacidad de pensar profundamente en las metas y valores educativos, y en consecuencia de hacerlo críticamente en relación con los programas educativos.
  • Estará dispuesto a motivar y estimular a todos y cada uno de sus alumnos, evaluando el progreso y las necesidades de aprendizaje.

5. A MODO DE CONCLUSIÓN

Retomando la pregunta inicial que nos hacíamos, pensamos que la esencia de ser docente es la misma, da igual en la etapa en la que se sitúe el maestro. Lo importante es querer ser docente y comprometerte con la profesión. Dicho esto, igual de entregado y comprometido ha de estar un maestro de Infantil que de Primaria.

Desde el punto de vista de las exigencias como docente, deben ser igual de reflexivos, investigadores y éticos.

Es vital en infantil y primaria. Sabiendo que el lema es: “lo importante no es lo que yo digo, sino lo que ha entendido el alumnos”, todo estaría dicho. El maestro pondrá su atención en comprobar la comprensión de su actuación.

Desde el compromiso, ni que decir tiene que es básico en todo docente y en ambas etapas. Con respecto al alumno, para un maestro la condición de persona en el alumno pasa a primer plano y la de aprendiz a segundo plano.

Un maestro ha de ser conocedor de que en infantil se pasa por la fase de ruptura del apego y la socialización. En primaria, en los dos primeros años se sientan las bases del gusto por aprender; en tercero y cuarto comienzan las dificultades para acceder y potenciar la vertiente académica.

Con respecto al compromiso sobre sí mismo, como docente, se trata de hacer un ejercicio de responsabilidad y evitar sesgos en el lenguaje, no de fomentar estereotipos y controlar las actitudes que pudiesen conducir al prejuicio.

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