12 Ago

La Restauración

Una vez termina el Sexenio Democrático, con el fracaso de la 1ª República, se inicia el periodo llamado la Restauración, cuyo nombre obtiene de la reinstauración de la monarquía borbónica en el trono, una vez terminado el año de dictadura del general Serrano. Esta vuelta se produce debido al pronunciamiento militar de Sagunto, dirigido por el general Martínez Campos. Alfonso XII, había publicado previamente el manifiesto de Sandhurst, por el que prometía que si volvía a España, sería un monarca constitucional. Esto supuso la vuelta al sistema moderado, con algunas reformas moderadas. Las etapas de la Restauración son tres: la primera es el reinado de Alfonso XII, que duró diez años, y va de 1875 a 1885; la segunda es la regencia de Mª Cristina de Habsburgo, que duró veinte años, y va de 1885 a 1905; y la última es el reinado de Alfonso XIII, que duro veintiséis años, y va de 1905 a 1931. Sin embargo, el sistema político de la Restauración acabó en 1923, ya que Primo de Rivera suprimíó la Constitución y establecíó una dictadura. Este sistema político fue creado por el malagueño Antonio Cánovas del Castillo, por lo que se le llama sistema canonista, y estuvo influido por el sistema parlamentario británico, de estilo bipartidista, en el que dos grandes partidos se alternaban de forma pacífica. Así, él es el fundador del partido conservador, heredero del partido progresista moderado, y propone a Práxedes Mateo Sagasta fundar el partido liberal, heredero del parido progresista exaltado, algo centralizado debido a la experiencia republicana. Ambos eran denominados los partidos dinásticos, pues eran los que apoyaban a la dinastía borbónica y proclamaban su vuelta al trono de España. La principal diferencia entre ambos partidos era el apoyo del sufragio universal masculino por parte del partido liberal, y su fuerte anticlericalismo, frente al sufragio censitario, defendido por el partido conservador. Sociológicamente, ambos representaban los intereses de la oligarquía terrateniente y la alta burguésía. En 1885 se llegaría a un acuerdo, el Pacto del Pardo, por el que se establecía el turno pacífico entre ambos partidos. Este sistema se asentó sobre una nueva constitución, la Constitución de 1876, que ha sido hasta el momento la más duradera en la historia de España, durando hasta 1922. Fue una constitución conservadora, de la que se dice que Cánovas fue su padre, redactada por una comisión de notables, queriendo ser una síntesis de la del 45 y la del 69, aunque de esta última solo conservó la declaración de derechos. Definía unas Cortes bicamerales, en la que el Senado era nombrado por el monarca o por nacimiento, y el Congreso de los diputados era elegido por sufragio censitario, donde el derecho venia dado por la propiedad. Sin embargo, en 1890, el primer gobierno liberal lo cambió por sufragio universal masculino. Además, establecía la soberanía compartida, pero Alfonso XII dejó hacer a los partidos, y no ejercíó su poder. Los liberales integraron más tarde, entre 1880 y 1890, otra serie de libertades, como la libertad de prensa, de asociación, de cátedra, etc.
El funcionamiento de las elecciones era fraudulento, pues se falseaban para mantener el turno. El electorado venía a ser unas 85 millones de personas, distinguíéndose tres tipos de electorado. Por un lado estaba el electorado urbano, entre el que destacaba la abstención y el falseamiento de los resultados. Por otro estaba el electorado rural, al que se manipulaba, fabricando los resultados, mediante los caciques, que formaban el tercer grupo electoral. Estos, votaban lo que se les ordenaba desde el Gobierno, y además, al ser personas poderosas con poder político, social o económico en su zona, conseguían mediante amenazas o favores que la población votase lo que ellos querían. Esto es denominado un sistema caciquil, y el falseamiento de las elecciones de esta forma se denomina el pucherazo.
Este sistema político, encontró una serie de grupos que se opusieron, conformado por los carlistas, los republicanos, los nuevos nacionalismos, y los socialistas nacidos del movimiento obrero. Los carlistas, se vieron divididos en dos grupos después de ser derrotados militarmente por el general Martínez Campos. Por un lado estaba el grupo de Vázquez de Mella, que aceptó participar en la política parlamentaria. En el otro lado, estaba Nocedal, que creó el partido Católico Integrista, abandonando la alternativa a la monarquía borbónica. Sin embargo, el grupo de Vázquez de Mella crearía una milicia armada, el Requeté, que sería tolerada por el gobierno. Además, Cánovas suprimíó las instituciones de autogobierno de los vascos y los navarros. Los republicanos, era un partido débil al principio, debido al fracaso de la primera República, y a la represión antirrepublicana. Los principales partidos republicanos, eran el Partido Republicano Unitario, cuyas personas más importantes eran Castelar y R. Zorrilla, y el Partido Republicano Federal, del que destacaba Pi y Margall. Del Renacimiento del partido en 1907, saldría un nuevo partido, Uníón Republicana, que empezó a tener influencia en las clases medias urbanas e intelectuales. Los nacionalismos, nacieron a finales del Siglo XIX, en parte como reflejo de los movimientos nacionalistas europeos, que definían el movimiento de esta forma: aquel que considera que un pueblo tiene unas tradiciones culturales, una tradición histórica y una lengua propia, es una nacíón, por lo que puede formar un estado independiente. También surgen como respuesta al concepto de España fijado en la Constitución de 1876, que decía que los elementos fundamentales del país eran la monarquía, la religión católica, el castellano y el centralismo, que era la idea que tenía de España el liberalismo conservador, cosa que otros pueblos consideraban excluyente. El escaso desarrollo industrial y el atraso económico, hizo que la burguésía catalana organizara un movimiento que revindicase el restablecimiento de sus instituciones de autogobierno, y una mayor participación en el gobierno del estado.
Por un lado estaba el nacionalismo vasco, que surgíó en noventa, como pérdida de los fueros al ser derrotado el carlismo por el general Martínez Campos, y como una corriente cultural. Su creador fue Sabino de Arana, propulsor de la cultura vasca, que temía la pérdida de la cultura debido a la inmigración desde otras comunidades en busca de trabajo en las minas y la industria vasca. Creó el PNV (Partido Nacionalista Vasco) en 1895, propuso el nombre de Euzkadi para su tierra, creó una bandera propia y un lema para su partido (Dios y ley antigua), que se declaró independentista en un principio, aunque más tarde evoluciónó a un autonomismo. Rivalizó con el carlismo, y propuso defender la tradición y la etnia vasca, por lo que resultó algo xenófobo. Por otro lado estaba el nacionalismo gallego, que estaba impulsado solamente desde el ámbito cultural, basado en la lengua gallega, que creó una corriente llamada Rexurdimiento, que fue impulsado principalmente por Rosalía de Castro. Se culpaba a la política centralista del atraso económico, que forzaba a la emigración de los gallegos. Solo pasó a un ambiente más político a partir de mediados del Siglo XX, con Vicente Risco al frente. Después tenemos el nacionalismo catalán, que nace como un movimiento cultural, para recuperar la lengua y la cultura catalana, un movimiento literario donde destacaban Almirall y Verdaguer. A finales del Siglo XIX, se firmaron las Bases de Manresa, un programa político de partida, de carácter autonomista, con el que se creó la agrupación Solidaridad Catalana, que obtuvo en los comicios catalanes de 1905 los mejores resultados posibles, ganando en todos los distritos. Parte de esa agrupación era el primer partido catalanista, la Lliga Regionalista de Cataluña, cuyos principales líderes eran Cambó y Prat de la Riva, partido que defendía una postura autonomista, y que representaba a la burguésía industrial catalana.

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