17 May

Podemos poner un ejemplo sobre esta cuestión:

  • Los riesgos relacionados con la atención médica y la salud.

Obviamente, disponemos de una serie de indicadores para describir el estado de salud de una población en general, y en función de ellos establecemos prioridades. Por ejemplo, el índice de mortalidad infantil, las vacunas disponibles, el personal sanitario y su distribución en la zona… El primer paso que debe dar el trabajador social comunitario, así como la institución u organismo en el que trabaja o que financia su actividad, es describir dichas situaciones desde un triple punto de vista:

  1. Debe partir de lo que podemos denominar el principio de la heterogeneidad de la población y sus consecuencias sobre la salud: las condiciones de vida muy desiguales producen también perfiles epidemiológicos muy diferentes entre los diversos colectivos.
  2. Ha de priorizar las necesidades de la población y establecer un modelo de intervención que comience por atender las situaciones más graves, optimizando los recursos. Como siempre se trabaja con recursos escasos, debe dirigirse la atención preferentemente a aquellos colectivos que sufren mayores riesgos.
  3. Debe evaluar su actividad y el impacto del trabajo realizado para reorientarlo y mejorar tanto los diagnósticos como los métodos y el trabajo cotidiano.

1.1.1. Conociendo mejor nuestra comunidad: hacia el diagnóstico participativo

El trabajador social comunitario, sobre la base de una descripción general de los riesgos que afectan a las personas desde el punto de vista de la acción comunitaria, tiene que profundizar en el conocimiento del entorno concreto en el que va a desarrollar su actividad. El diagnóstico debe transformarse en autodiagnóstico en la medida en que, en cada paso, la información se difunde entre los miembros de la comunidad, y se aumenta así la toma de conciencia sobre la situación de partida y los objetivos a lograr.

  1. Un primer paso es analizar físicamente el entorno y describir sus principales características.
  2. Un segundo paso es identificar los principales actores sociales del entorno (líderes sindicales o políticos, asociaciones más representativas, personalidades con más relevancia) y el modelo de relaciones sociales que caracteriza a dicha población (mayor o menor nivel de estratificación, mayor o menor nivel de heterogeneidad étnica, lingüística y cultural, relaciones de género, etc.).
  3. Un tercer paso es analizar el nivel de densidad relacional, el nivel de desarrollo comunitario, para objetivar los aspectos en los que debe desarrollarse más intensamente la actividad profesional del trabajador social comunitario.
  4. Finalmente, es importante establecer una primera reunión con lo que podemos denominar la asamblea comunitaria, abierta a todos los que estén interesados, para exponer los objetivos, la metodología y el calendario de la intervención que se va a realizar en el entorno.
  • Características del entorno: A pesar de la variedad de situaciones en las que resulta pertinente aplicar la metodología del Trabajo Social Comunitario, podemos establecer una primera descripción del entorno atendiendo a los siguientes elementos: ubicación geográfica, recursos naturales, población, economía, vivienda, salud y educación. En torno a estos elementos, podemos objetivar los principales problemas que tanto el trabajador social como la comunidad perciben como relevantes.
  • La viabilidad del Trabajo Social Comunitario depende en gran medida de una correcta descripción de los principales actores sociales que son relevantes en la zona en la que se va a intervenir. Por ello, una estrategia razonable consiste en no crear organizaciones ad hoc. Al contrario, lo más adecuado es recurrir a las organizaciones ya existentes, a los liderazgos sociales que ya están previamente consolidados, y a partir de ahí generar un proceso de cambio e implicación de toda la comunidad. En el proceso de toma de conciencia colectivo, de autodiagnóstico, la población puede reflexionar y sacar a la luz los comportamientos reactivos como propositivos respecto a los planes de mejora de las condiciones de vida. Y generar, con ello, un cambio en las organizaciones y en la distribución del poder.
  • Cualquier intervención basada en la metodología del Trabajo Social Comunitario tiene como objetivo básico aumentar la densidad relacional y las habilidades necesarias en un entorno determinado. Podemos diferenciar cinco dimensiones: el nivel de participación, el tipo de organización, la capacidad de gestión, la capacidad de negociación y la experiencia en movilización.

1.1. Elaboración del proyecto y desafíos a abordar

A partir de los resultados obtenidos, el trabajador social comunitario tiene que coordinar tres variables:

Deja un comentario