26 May
La Entrada en la Tierra Prometida: Un Viaje de Fe y Revelación
Tras la muerte de Moisés, Josué fue el encargado de conducir al pueblo hasta la Tierra Prometida. Cuando Moisés estaba a punto de morir, Dios le pidió que eligiera a Josué como encargado de organizar la conquista de las ciudades de Canaán y, así, poder entrar en la tierra prometida a su pueblo.
Este gesto aparece también en el Nuevo Testamento, cuando los apóstoles imponían las manos a las personas que elegían para dirigir las comunidades que fueron fundando. La imposición de manos es un gesto que forma parte de la tradición de la Iglesia, y representa la transmisión del Espíritu Santo, como ocurre en los sacramentos de la Confirmación y de la Ordenación de los nuevos sacerdotes.
Por eso, cuando el pueblo debía cruzar el río Jordán para entrar en Canaán, caminó detrás del Arca de la Alianza, que es Dios mismo presente en medio de su pueblo.
El Camino del Desierto: Un Periodo de Prueba y Maduración
Así, la travesía por el desierto constituyó un tiempo de prueba, de corrección y de purificación para el pueblo de Israel, durante el cual fue asumiendo y madurando su relación con Dios. Esto les hizo vivir sentimientos contradictorios, como el miedo y el desaliento, frente a la confianza en Dios y la esperanza de la Tierra Prometida. El desierto es, pues, un período en el que los israelitas aprendieron a poner toda su confianza en Dios, que siempre les acompañó y les ayudó a superar las dificultades. Israel confió en Dios cuando los liberó de Egipto, pero durante la travesía del desierto los israelitas aprendieron que Dios era su guía y que debían confiar en Él en todo momento. Por tanto, la Tierra Prometida, el final de la travesía, no es una conquista del pueblo de Israel, sino un don de su Dios, porque Dios da a su pueblo todo lo necesario para vivir.
Salomón: El Rey Sabio y la Construcción del Templo
Tras la unificación del reino, que realizó su padre David, Salomón dedicó su gobierno a organizar el territorio, construir edificios, crear instituciones y establecer relaciones políticas con los pueblos vecinos. Como los seres humanos no pueden conocer por sí solos la voluntad de Dios, Salomón pidió a Dios que le concediera la sabiduría necesaria para poder conocerla y, así, gobernar de forma justa. Un ejemplo de la sabiduría del rey Salomón es el episodio de las dos mujeres que se presentaron ante el rey reclamando cada una la maternidad de un mismo bebé (1 Re 3,16-27). El Templo se convirtió en uno de los pilares del pueblo de Israel, porque es el lugar donde los israelitas consideran que habita Dios en medio del pueblo. Los contactos que Salomón mantuvo con los pueblos vecinos le llevaron, al final de su vida, a la idolatría, es decir, a adorar otros dioses.
Fiestas e Instituciones Judías: Pilares de la Fe
Todas las religiones tienen lugares, fiestas y ritos propios que las caracterizan. Estas experiencias institucionalizadas contribuyen a unir a sus miembros en torno a sus creencias, y a que se sientan parte integrante de esa religión. En ella, se reúnen para rezar y leer la Torá, o Libro de la Ley, formada por el Pentateuco, que son los primeros cinco libros del Antiguo Testamento.
Los judíos conmemoran la noche en que huyeron del faraón cenando los mismos alimentos que tomaron: hierbas amargas, pan sin levadura y cordero. Durante ese día, los judíos se abstienen de trabajar y van a la sinagoga a rezar, porque es un día dedicado al Señor. La circuncisión, o brit milá, es un rito que se realiza a los varones recién nacidos, al octavo día de vida, y es signo de pertenencia al pueblo de Israel.
Yahvé contra los Falsos Dioses: El Profeta Elías
El profeta Elías vivió en el reino de Israel después del rey Salomón. Ante la idolatría de los israelitas, Elías profetizó una larga sequía que provocó la escasez de alimentos y desencadenó una gran hambruna. Solo quedaba Elías, que reunió al pueblo para enfrentarse a los profetas de Baal y mostrar que solo Yahvé es el Dios verdadero. La prueba consistió en ofrecer dos novillos en sacrificio, descuartizados y sin encender el fuego, para que el dios Baal o Yahvé lo encendieran. La historia de Elías muestra que Dios nunca abandona a los que le son fieles, y que los cuida en los momentos de dificultad. Ante el paso de Dios, Elías se cubrió el rostro porque, según el libro del Éxodo (33,20), nadie puede ver a Dios y seguir vivo. Esto significa que el ser humano no puede atrapar y conocer a Dios, ya que es el creador de todo y no una criatura más.
Job: La Fe del Justo en el Sufrimiento
El pueblo de Israel creía que, si la persona cumplía los mandamientos, le iría bien en la vida, y que si pecaba, Dios la castigaría. En algunas ocasiones, las personas justas tienen una vida desgraciada y, en cambio, las que no lo son viven bien. Pero, tras este camino de búsqueda, Dios habló con Job y le invitó a confiar en Él, porque Él es el creador de todo y es bueno. Job representa la búsqueda que las personas realizan a través de la fe para comprender las situaciones difíciles que les plantea la vida. La fe de Job es una fe valiente, capaz de criticar lo que los demás aceptan sin pensar y de realizar un camino personal de búsqueda para encontrarse con Dios. Job experimentó la presencia de Dios, quien le invitó a confiar en Él, y descubrió que Dios siempre quiere el bien de las personas, aunque sucedan situaciones difíciles que no se entienden.
Una Fe en Camino: Confianza y Continuidad
La travesía por el desierto fue un período en el que los israelitas aprendieron que debían poner toda su confianza en Dios, que caminaba con ellos. Josué fue el sucesor de Moisés en la tarea de conducir al pueblo a la Tierra Prometida.
Una Fe que Institucionaliza: Ritos y Tradiciones
Entre las construcciones realizadas por Salomón, destaca el Templo de Jerusalén, en cuyo interior se guardaba el Arca de la Alianza. Entre las fiestas judías destacan la Pascua (recuerda la liberación de Egipto), el Sabbat (día dedicado a Dios) y la Circuncisión (signo de pertenencia al pueblo).
Una Fe que Desconcierta: Desafíos y Revelación
La historia del profeta Elías muestra que Dios no abandona a los que le son fieles. Job representa la búsqueda de fe de personas que viven en situaciones adversas y difíciles que no se entienden.
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