13 Jul

LA NARRATIVA DE LOS AÑOS 70 A LA ACTUALIDAD



La experimentación temática y, sobre todo, formal de la novela de la década de los sesenta se extiende a lo largo de los años setenta, pues continúan creándose obras con renovadas técnicas narrativas.
No obstante, el año
1975 abre un nuevo período en la novela en el que, abolida la censura, la libertad de expresión se convierte en un factor determinante en la creación artística. España se incorpora al juego literario mundial. Los narradores se alejan de la novela experimental y se decantan por la búsqueda de una voz propia. Durante toda la década publican novelas escritores de varias promociones literarias distintas:
a) La Generación del 36: Los escritores que vivieron la Guerra Civil y que heredaron el panorama literario de posguerra continúan publicando y, pese a hacer ciertas concesiones a las modas literarias que van surgiendo, mantienen su estilo personal. Recordemos a Torrente Ballester, Cela, Delibes, etc.
b) La Generación del 50 o del medio siglo: Los escritores que se iniciaron en la novela social como Luis Goytisolo, Juan Marsé, Carmen Martín Gaite…
c) La Generación del 68 o novísimos : Los escritores que llevaron a cabo la renovación de las técnicas narrativas en los años sesenta, como Juan Benet, Juan Boytisolo, José Mª Guelbenzu, etc.
d) La generación de escritores que se dio a conocer en los 80: Eduardo Mendoza, Julio Llamazares, Jesús Ferrero, Antonio Muñoz Molina…
A partir de 1980, se advierte una vuelta a la concepción clásica del relato y la novela adquiere grosso modo estas carácterísticas:
• Se recupera el gusto por contar historias verosímiles.
• Se vuelve al protagonista individual, del que se nos ofrece, en ocasiones,
detalladas descripciones.
• Preferencia por el tiempo lineal y creación de ambientes exóticos.
• Predominio de historias contadas en tercera persona, con narradores testigo u omniscientes.
• Vuelta a ofrecer historias organizadas en capítulos, con o sin títulos.
• Se recupera el diálogo y disminución del uso de técnicas experimentales.
• Se vuelve a la sencillez y la naturalidad en el lenguaje; en cuanto al estilo,
cuidadosa construcción de oraciones que, a veces, ocultan la superficialidad del contenido. Los personajes continúan mostrando variedad de registros lingüísticos. En cuanto a la temática, vuelven a prevalecer las inquietudes existenciales. El novelista duda de la realidad que percibe, incluida su propia identidad, y continúa la búsqueda
de su verdad. Algunas de las preocupaciones que reflejan estas obras son:
• La decepción de la ideología en crisis que aleja al novelista del compromiso político.
• Los asuntos existenciales y religiosos: las ansias de comunicación, el sentido de la vida, el desarraigo…
• Los asuntos intimistas: la soledad, la evocación del pasado, el paso del tiempo…
• El misterio y la intriga como una nueva forma de evasión y en la que destaca el sentido lúdico de la literatura. 
La tensión entre el individuo y la sociedad permanece, pero ahora con un
tratamiento de los temas colectivos más cercano a la ficción o a la fábula que a la realidad. Tendencias:
Coexisten ahora cuatro generaciones de novelistas y ello origina el cruce de todas las tendencias novelísticas. Además, las modas editoriales y las necesidades del mercado ayudaron a que se mezclaran, en una misma obra, el elemento amoroso y la novela histórica y de aventuras, o que sobre el molde de una novela negra se construyera una historia de amor.
Por ello, vamos a optar por una clasificación que hay que manejar con cautela, ya que muchos de sus títulos pueden adscribirse a varios apartados a la vez.
• Novela fantástica: La saga/fuga de J.B, de Torrente Ballester.
• Novela de aventuras: El oro de los sueños, de José María Merino.
• Novela policíaca: Donde un policía o un detective investiga y descifra una serie de pistas para llegar a la resolución de un enigma. La acción transcurre en ambientes urbanos. Un ejemplo puede ser la serie sobre el detective Carvalho, de Manuel Vázquez Montalbán o La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza.
• Libros autobiográficos o de memorias: La arboleda perdida, de Rafael Alberti o Trilogía de Madrid, de Francisco Umbral.
• Novela intimista: Trata, en general, sobre la angustia y la incertidumbre de la persona y de la existencia, los problemas de identidad y la búsqueda del sentido de la vida… Como ejemplos citaremos La lluvia amarilla, de Julio Llamazares; La sonrisa etrusca, de José Luis Sampedro, El desorden de tu nombre, de Juan José Millás, Te trataré como una reina, de Rosa Montero, Queda la noche, de Soledad Puértolas…
• Novela histórica: Yo, el rey, de Vallejo Nájera; Crónica del rey pasmado, de G. Torrente Ballester; Extramuros, de Jesús Fernández Santos.
• Metanovela: Beatus ille, de Muñoz Molina… 

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