26 Sep

Evolución económica. La sociedad (1902-1931)

Evolución económica (1902-1931)El desarrollo industrial
En 1900 España seguía siendo un país agrario.

Esta situación no cambió en lo sustancial, a lo largo de las primeras décadas del siglo.
Si hubo, sin embargo, cambios significativos en el sector industrial.

Creció la producción minera y siderúrgica, especialmente en el País Vasco, y se desarrollaron nuevos sectores como el eléctrico y el químico.


Diversos factores dificultaron un mayor crecimiento industrial: la excesiva concentración geográfica de la industria en Cataluña y el País Vasco, la dependencia de la tecnología extranjera y la debilidad del mercado interior.


La Hacienda y el sector bancario

En los primeros años del siglo los gobiernos de la Restauración llevaron a cabo una política de saneamiento de las finanzas públicas.

La reducción de los intereses de la deuda, el control de los gastos del Estado y el aumento de los impuestos propiciaron un ciclo de nueve años, 1900-1909, de presupuestos con superávit, algo nunca visto en la historia reciente de nuestro país.
La ley de 1899 transformó al Banco de España.

El banco estatal pasó a controlar la emisión de billetes, lo que permitió limitar la inflación y conseguir la estabilización de la peseta, básica para el comercio exterior.
En estos años se fundaron los principales bancos del futuro, como los de Bilbao, Vizcaya, Mercantil de Santander, Hispanoamericano (fundado con capitales repatriados de Cuba) o el Español de Crédito.

Consecuencias económicas de la Primera Guerra Mundial

La Gran Guerra trajo un boom económico para el país. La situación de neutralidad permitió un crecimiento considerable de la producción y de las exportaciones de materias primas, carbón y manufacturas. La desaparición de la competencia extranjera de los países beligerantes y la enorme demanda para su abastecimiento de estos mismos países en conflicto explican el auge económico.
Sin embargo, el fin de la guerra y de la demanda de los países beligerantes acabó con la euforia y desencadenó la crisis.

El mercado interno no fue capaz de sustituir a las exportaciones. Muchas empresas tuvieron que cerrar. Las clases trabajadoras, que ya habían sufrido un importante proceso inflacionario durante la guerra, fueron las que más damnificadas por la nueva situación.
No todos los sectores económicos se vieron igualmente afectados. El siderúrgico y el químico se modernizaron;

los ferrocarriles y la minería pasaron a manos nacionales al retirarse el capital extranjero; mientras que sectores como el textil o la agricultura pasaron por mayores dificultades al no haberse modernizado.

De la crisis a la euforia de los años veinte

Las dificultades económicas europeas ayudaron a que la crisis se prolongara hasta 1924. El golpe de estado de Primo de Rivera se dio en un contexto de dificultades económicas. Sin embargo, paralelamente a lo que estaba ocurriendo en Europa, la segunda mitad de los veinte coincidió con un nuevo período de euforia económica.


La recuperación económica permitió que la Dictadura llevara a cabo una ambiciosa política de inversiones en infraestructuras.

En esos años se introdujeron novedades que tendrán una larga repercusión en nuestra economía: se crearon las Cuencas Hidrográficas para el desarrollo del regadío, se invirtió en la red ferroviaria nacionalizándose las líneas, se estableció el monopolio de petróleos (CAMPSA)

y la Compañía Telefónica.


La contrapartida de esta política inversora fue la vuelta al endeudamiento del estado. Esta circunstancia fue muy negativa a la hora de enfrentarse a las repercusiones en España de la crisis de 1929 durante la II República.
La sociedad (1902-1931)
La población
La población española creció de forma lenta pero continua en el primer tercio del siglo pasando de 18,6 en 1900 a 23,5 millones de habitantes en 1930. La caída de la tasa de mortalidad, basada en las mejoras sanitarias, fue la razón de este incremento demográfico.
Sin embargo, la elevada mortalidad infantil, una de las más elevadas de Europa, era prueba del atraso relativo del país. La mayor catástrofe sanitaria fue la epidemia de gripe de 1918-1919, que causó la muerte a 230.000 personas, de un total de ocho millones de enfermos. Conocida en el mundo como la «Gripe Española» causó más muertos en todo el planeta que la Segunda Guerra Mundial.
Junto a la emigración interior del campo a las ciudades, que llevó a una creciente urbanización del país con el cincuenta por ciento de la población urbana en 1930, destaca la emigración exterior, con más de un millón de españoles que partieron para América Latina (Cuba, Argentina…). El auge de la emigración tuvo lugar antes de la I Guerra Mundial.

La evolución social entre 1900 y 1930

La sociedad española siguió siendo a lo largo de este período una sociedad marcada por grandes diferencias de riqueza entre los diversos grupos sociales.
Los grupos ligados a la industria y a las finanzas tuvieron un peso creciente en los clases altas. Muchos nuevos burgueses, enriquecidos con los fabulosos negocios propiciados por la Gran Guerra, se fueron integrando en la vieja oligarquía dominante.
En un fenómeno ligado al proceso de urbanización, las clases medias experimentan un aumento significativo en este primer tercio del siglo XX. Estas clases medias, a veces golpeadas por dificultades económicas, fueron girando hacia posturas políticas de oposición al régimen de la Restauración, ligándose a los grupos republicanos o nacionalistas en Cataluña y el País Vasco.
Dos fenómenos destacan en lo referente a las clases populares: el crecimiento numérico de la clase obrera, cada vez más organizada en torno a los sindicatos CNT y UGT, y la pervivencia de una amplia masa de jornaleros sin tierra en el sur del país, en una situación social desesperada que les llevará hacia posturas políticas cada vez más radicales.

El movimiento obrero

Los socialistas, PSOE y UGT, se implantaron esencialmente en Asturias, País Vasco, Madrid y zonas del campo andaluz.

Mientras los anarquistas y su sindicato la CNT asentaron su predominio en Cataluña, Aragón, Levante y Andalucía.


El PSOE, al igual que los demás partidos socialistas europeos, vivió una importante crisis a partir del triunfo de la revolución soviética en Rusia en 1917. Finalmente, la mayor parte del partido se negó a adherirse a la Internacional Comunista propugnada por Lenin. Un pequeño grupo se escindió y fundó en 1921 el Partido Comunista de España (PCE).

Los comunistas eran un grupo muy minoritario en 1930.
Los anarquistas también vivieron fuertes tensiones entre los partidarios de la lucha pacífica y la facción más extremista y revolucionaria. Estos últimos formaron en 1927 la Federación Anarquista Ibérica (FAI)

, que tendría gran influencia en la Segunda República.
Los sindicatos católicos, minoritarios, se desarrollaron especialmente en las regiones del norte, donde predominaba el minifundio y de la pequeña propiedad campesina. En 1917 se agruparon en la Confederación Nacional Católico-Agraria.

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