20 Jun

Miguel Ángel Buonarroti: Genio Polifacético del Renacimiento

Miguel Ángel Buonarroti (1475–1564) fue un escultor, pintor, arquitecto y poeta italiano del Renacimiento. Es célebre por obras como la escultura del David, la Piedad, y los frescos de la Capilla Sixtina en el Vaticano. Como arquitecto, destacó con la cúpula de San Pedro en Roma, inspirada en la de Brunelleschi. Fue un genio polifacético que unió arte, anatomía y espiritualidad, dejando una profunda huella en la historia del arte occidental.

La Capilla Medicea: Innovación y Simbolismo

La Capilla Medicea es la primera obra importante de arquitectura de Miguel Ángel y está ubicada en la iglesia de San Lorenzo, diseñada para albergar las tumbas de los Médici. Para optimizar la estructura, Miguel Ángel le añadió un tambor que la hizo más alta que la cúpula de Brunelleschi. Aunque los nichos que forman parte del diseño actualmente se encuentran vacíos, originalmente no fueron concebidos para estar así.

La capilla se compone de un primer cuerpo con un entablamento, al que se le añadió un segundo cuerpo, formando un cubo que llega hasta la altura del comienzo de las pechinas. De esta manera, Miguel Ángel perfeccionó el proyecto de Brunelleschi al levantar la cúpula mediante un tambor, lo que configuró un espacio más amplio y desahogado.

Las ventanas del tambor son más anchas en la parte inferior que en la superior, lo cual crea una ilusión óptica que, vista desde abajo, simula que son más largas de lo que realmente son. Además, el frontón curvo de las ventanas es tangente a la cúpula, integrando armoniosamente ambos elementos.

Miguel Ángel introdujo un nuevo método para detallar la arquitectura, incorporando elementos como ménsulas, capiteles y ventanas con un diseño innovador. Por ejemplo, realizó una variación de la ménsula romana tradicional, creando piezas que resultaron más bellas y funcionales que las originales. Estas innovaciones reflejan su conocimiento como escultor, que aplicó directamente en sus obras arquitectónicas.

De hecho, fue el primero en crear un nicho con forma de ventana donde se añadió una escultura, generando un nuevo conjunto arquitectónico y escultórico. Su visión, única como escultor, le permitió desarrollar detalles que solo él podía concebir. Además, Miguel Ángel ocultó las juntas del mármol, logrando un acabado más limpio y uniforme.

En el nicho central de la capilla se encuentra la estatua de Lorenzo el Magnífico, quien fue su principal protector. Debajo de esta figura, colocó dos esculturas: la Aurora, representada como una mujer musculada que abre los ojos, y el Crepúsculo, un anciano musculado que simboliza el inicio de la noche y cuya cara parece desvanecerse. Hasta ese momento, en este tipo de contextos se solían colocar esculturas de santos o apóstoles, pero Miguel Ángel introdujo personificaciones de elementos intangibles.

De forma similar, en el nicho de Juliano de Médici se encuentran dos esculturas que representan el Día y la Noche. Todo el conjunto está diseñado con una estructura cuadriculada y geométrica, donde las esculturas, aunque parecen dispersas, generan una composición equilibrada. Incluso el sarcófago es una invención de Miguel Ángel.

Por fuera, la capilla parece estar sin terminar, lo que añade cierto misterio a la obra. En el diseño, Miguel Ángel jugó con la luz y las sombras, logrando diferencias notables en el tratamiento de las molduras y relieves, que eran su especialidad. En pequeños detalles y franjas, creó grandes contrastes.

En cuanto a los espacios, se observa que las molduras y relieves tienen menos continuidad en las zonas amplias, mientras que en las partes superiores presentan una mayor continuidad, diferenciando claramente estas áreas.

Finalmente, en los arcos hay un vaciado que resulta importante, ya que ayuda a aligerar la masa de las paredes, contribuyendo a la ligereza y dinamismo del conjunto arquitectónico.

La Biblioteca Laurenciana: Arquitectura como Escultura

La Biblioteca Laurenciana se diseñó en un contexto donde un libro era un objeto muy valioso; por ejemplo, dos hojas equivalían al precio de una oveja. Se le encargó su construcción en un claustro de la iglesia de San Lorenzo, donde se emplearon arcos con bóveda de piedra. Para aligerar la estructura, las ventanas se hicieron lo más grandes posible, y se coronó el edificio con un techo de madera para evitar un peso excesivo. Sin embargo, lo más importante de esta obra no es su exterior, sino el interior.

La sala de lectura está diseñada principalmente para permitir la entrada de luz, por lo que cuenta con numerosos huecos asociados directamente a los pupitres. Esta sala es muy elemental en su forma y funcionalidad. No obstante, el elemento más destacado del edificio es la caja de la escalera, que representa una demostración imponente de la fuerza de la gravedad en elementos portantes, aunque más allá de su función estructural necesaria, busca causar un impacto visual.

Las columnas de la sala aparentan sostener todo el peso de la estructura, pero en realidad descansan sobre ménsulas, lo que genera una contradicción aparente; es decir, la clave no reside en la lógica constructiva, sino en la volumétrica. Esta contradicción rompe con la lógica tradicional de la arquitectura. Además, detalles como las columnas, el estuco blanco y los nichos definen el estilo de la obra, otorgándole una dimensión escultórica a la arquitectura.

Una de las primeras incongruencias de la escalera es que ocupa el 80% de la planta y sus peldaños tienen una forma cóncava. El propósito de la escalera no es solo funcional, sino también crear un elemento escultórico, razón por la cual está hecha de mármol.

El edificio, que tiene forma de cubo, cuenta con cuatro fachadas: dos de ellas son iguales, mientras que las otras dos son la fachada principal con la puerta y la opuesta a esta. La escalera y la puerta forman un continuo visual, mientras que la fachada opuesta a la puerta presenta un paño limpio, sin ornamentación.

En la fachada lateral, se pueden observar dos fragmentos de columnas que terminan en ménsulas, aunque carecen de sentido estructural. Las columnas están muy juntas, casi tocándose, creando un juego de texturas, luces y sombras que resulta mucho más complejo e impresionante que en las obras de arquitectos anteriores.

Este contraste entre la piedra serena y el blanco del estuco, así como el juego constante entre lo curvo y lo recto, reflejan un continuo diálogo entre elementos, volúmenes y texturas, que representa la mayor aportación de Miguel Ángel a la arquitectura.

Leon Battista Alberti: El Humanista que Transformó la Arquitectura

Leon Battista Alberti (1404–1472) fue un arquitecto, teórico, humanista y escritor italiano del Renacimiento. Es conocido por sus tratados sobre arte y arquitectura, como De re aedificatoria, donde retomó principios de la arquitectura clásica. Fue pionero en el uso de la perspectiva y diseñó edificios emblemáticos como la fachada de Santa Maria Novella en Florencia. Alberti unió teoría y práctica, y sentó las bases del arquitecto moderno como intelectual, no solo como constructor.

El Templo Malatestiano: La Fusión de lo Clásico y lo Gótico

El Templo Malatestiano presenta una envolvente completamente clásica, compuesta por arcos y columnas, que envuelven un edificio cuya estructura interior es gótica. Es decir, Alberti creó una especie de “cáscara” clásica que recubre el edificio original sin modificar su interior.

Para resolver la portada, Alberti inventó una solución combinando dos elementos fundamentales de la arquitectura romana: el templo y el arco de triunfo. De hecho, en los tres huecos de la fachada se puede identificar claramente la forma del arco del triunfo. De esta manera, Alberti fusionó ambos conceptos en una composición única, lo que convierte esta obra en el primer ensayo de una fachada puramente renacentista.

Aunque las ventanas interiores no siempre coinciden con los arcos del exterior, esto no le preocupó, ya que priorizó la composición general de la fachada.

Además, el edificio incluye decoración heráldica, y las molduras no terminan en aristas, sino que adoptan una forma conocida como «pecho de paloma». Por otro lado, Alberti recuperó la escritura romana, caracterizada por una letra muy clara y legible, y la utilizó como parte de la decoración arquitectónica, siguiendo la tradición romana en la que la letra podía ser leída por cualquiera.

En cuanto al interior, este mantiene un estilo gótico con rasgos románicos y resulta muy luminoso. Alberti no modificó el interior, sino que simplemente añadió elementos decorativos, respetando la estructura gótica existente. Esto significa que, al tratarse de un edificio ya construido, las proporciones no son tan exactas como en las obras de Brunelleschi. Sin embargo, esto fue un acto consciente de respeto hacia el edificio original.

Palazzo Rucellai: La Evolución del Palacio Urbano

Los palacios anteriores, casas de nobles, en el Renacimiento tenían un aspecto parecido al de una fortaleza, con ventanas y entradas pequeñas. Más adelante se fueron incorporando ventanas más grandes y un aparejo más trabajado y liso. En el Palazzo Rucellai se encuentran sillares cortados para que se vea variado, con una bancada en el exterior para acoger a quienes tenían que esperar fuera del palacio. Es un paso importante que marca el cambio de aparentar poder a mostrar riqueza. Tiene planta irregular, por lo que en su interior se encuentra un gran patio, a modo de claustro. La vida familiar se halla junto al patio interior. Se piensa que las columnas son robadas y compradas por los Médici. Hay pilastras o ajimeces en las ventanas, por lo que todavía no hay un orden tan marcado. En las ornamentaciones se vislumbran distintos escudos de los Médici. A un lado del edificio hay una logia más alta que la que realizó Brunelleschi en el Hospital de los Inocentes. Esta logia se cerró en su momento para generar viviendas baratas una vez Florencia ya no estaba en su auge. Es de las mejores logias del siglo.

Santa Maria Novella: La Armonía de la Fachada Renacentista

Fue encargado para diseñar la fachada de una iglesia gótica ya edificada. El detalle de incorporar franjas rojas/verdes y blancas es propio de la región de Florencia. La iglesia tiene bóvedas simples y una estructura muy muraria, algo característico del gótico italiano, por una parte para proteger a los fieles del calor y debido a que en Italia había grandes artistas de frescos. Esta arquitectura era muy barata, más baja y más ancha que el gótico francés. Alberti redefinió el final de la fachada, siendo la parte baja de la misma tomada de la iglesia antigua, con un entablamento muy ancho (alrededor de 2 metros), donde se apoya un elemento a modo de frontón, estando a sus lados unas volutas que tapan el tejado de las naves laterales. Utiliza un patrón matemático, basado en proporciones clásicas, para diseñar la fachada. El resultado ya no es medieval; el patrón decorativo pasa a ser geométrico.

San Andrés de Mantua: La Síntesis del Arco Triunfal y el Templo

Pudo fusionar un arco del triunfo con un frontón de templo romano; en esta iglesia logró materializar su idea de fachada. Inspirado en la Trinidad de Masaccio, este esquema es el elemento que organiza la estructura interior que soporta la bóveda, una recreación de piedra con piezas de ladrillo. En el interior hay una reproducción de la fachada en las distintas naves que se repiten constantemente. Alberti se inspiró en el arco del triunfo; en el interior se encuentra la misma fórmula que en la entrada. Actualmente está recubierto con decoraciones grutescas.

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