15 May

Ema 4: Consumo, ahorro e inversión

4.1 El consumo y el ahorro

Como el ahorro es igual a la renta menos el consumo, las decisiones de un hogar sobre la cantidad de consumo y la cantidad de ahorro son, en realidad, iguales. Los individuos y los hogares ahorran porque valoran tanto el consumo futuro como el actual;
Dada la misma cantidad de renta, un aumento del ahorro actual reduce el consumo actual, pero eleva la cantidad que podrán consumir los individuos o los hogares en el futuro.

En el caso de una persona o de un hogar, un aumento de la renta actual eleva tanto el consumo deseado como el ahorro deseado. Asimismo, a escala nacional, un aumento de la producción actual eleva tanto el consumo deseado como el ahorro nacional deseado. Tanto en un hogar como en el conjunto de la economía, un aumento de la renta futura esperada o de la riqueza eleva el consumo deseado; sin embargo, como estos cambios elevan el consumo deseado sin afectar a la renta o la producción actuales, provocan una disminución del ahorro deseado.

Una subida del tipo de interés real produce dos efectos potencialmente compensatorios en el ahorro. En primer lugar, eleva el precio del consumo actual en relación con el consumo futuro (cada unidad de consumo actual cuesta 1 + r unidades de consumo futuro al que se renuncia). En respuesta a la subida del precio relativo del consumo actual, la gente sustituye consumo actual por consumo futuro ahorrando más hoy. Esta tendencia a aumentar el ahorro cuando sube el precio relativo del consumo actual se denomina efecto-sustitución del tipo de interés real en el ahorro. En segundo lugar, una subida del tipo de interés real incrementa la riqueza de los ahorradores al aumentar los intereses que perciben, mientras que reduce la riqueza de los prestatarios al aumentar la cantidad de intereses que deben pagar. Al aumentar la riqueza de los ahorradores, los lleva a consumir más y a reducir su ahorro; sin embargo, en el caso de los prestatarios, como hace que éstos sean más pobres, los lleva a reducir su consumo y a aumentar su ahorro. La variación que experimenta el consumo actual debido a que un consumidor se vuelve más rico o más pobre cuando sube el tipo de interés real se denomina efecto renta del tipo de interés real en el ahorro. En el caso de un ahorrador, el efecto-sustitución de una subida del tipo de interés real (que tiende a aumentar el ahorro) y el efecto-renta (que tiende a reducirlo) actúan en sentido contrario, por lo que el efecto total es ambiguo. En el caso de un prestatario, tanto el efecto-sustitución como el efecto-renta de una subida del tipo de interés real elevan el ahorro. En general, los estudios empíricos sugieren que una subida del tipo de interés real eleva el ahorro nacional deseado y reduce el consumo deseado, pero no mucho. El tipo de interés real relevante para las decisiones de ahorrar es el tipo de interés real después de impuestos esperado, que es el rendimiento real que esperan obtener los ahorradores después de pagar en impuestos una parte de los intereses que reciben.

Manteniendo constante la producción total, un aumento temporal de las compras del Estado reduce el consumo deseado, ya que un aumento de las compras del Estado implica una subida de los impuestos actuales o futuros, lo cual lleva a los consumidores a sentirse más pobres. Sin embargo, la disminución del consumo deseado es menor que el aumento de las compras del Estado, por lo que el ahorro nacional deseado, Y – Cd – G, disminuye como consecuencia del aumento temporal de las compras del Estado.

Según la proposición de la equivalencia ricardiana, una reducción actual de los impuestos de cuantía fija no debería afectar al consumo deseado o al ahorro nacional deseado. La razón se halla en que si no varían las compras del Estado actuales o planeadas, una reducción de los impuestos que eleva la renta actual es contrarrestada necesariamente por una subida de los impuestos en el futuro que reduce la futura renta esperada. Sin embargo, si los consumidores no tienen en cuenta los futuros cambios esperados de los impuestos, la proposición de la equivalencia ricardiana no se cumple y es probable que una reducción de los impuestos eleve el consumo deseado y reduzca el ahorro nacional deseado.

4.2 La inversión

La decisión sobre la cantidad de inversión depende en gran medida, al igual que las decisiones relacionadas con el consumo y con el ahorro, de las expectativas sobre el futuro de la economía. La inversión también tiene en común con el ahorro y con el consumo la idea de que existe una disyuntiva entre el presente y el futuro. Cuando una empresa realiza una inversión de capital, compromete recursos actuales (que, de lo contrario, podría utilizar, por ejemplo, para repartir más dividendos entre los accionistas) en la ampliación de su capacidad para producir y obtener beneficios en el futuro.

El stock de capital deseado es el nivel de capital que maximiza los beneficios esperados. En el nivel del stock de capital deseado, el producto marginal futuro esperado del capital es igual a su coste de uso. El coste de uso del capital es el coste real esperado de utilizar una unidad de capital durante un período de tiempo; es la suma del coste de depreciación (la pérdida de valor debido a que el capital se desgasta) y el coste en intereses (el tipo de interés multiplicado por el precio del bien de capital).

Cualquier cambio que reduce el coste de uso del capital o aumenta el producto marginal futuro esperado del capital eleva el stock de capital deseado. Una reducción de la carga fiscal que soporta el capital, medida por medio del tipo impositivo efectivo, también aumenta el stock de capital deseado.

La inversión bruta es el gasto en nuevos bienes de capital. La inversión bruta menos la depreciación (el capital desgastado o achatarrado) es igual a la inversión neta, o sea, la variación del stock de capital. Las empresas invierten para lograr el nivel de stock de capital que desean; cuando el stock de capital deseado aumenta, las empresas invierten más.

4.3 El equilibrio del mercado de bienes

El mercado de bienes se encuentra en equilibrio cuando la cantidad agregada ofrecida de bienes es igual a la demandada, que (en una economía cerrada) es la suma del consumo deseado, la inversión deseada y las compras de bienes y servicios por parte del Estado. En otras palabras, el mercado de bienes se encuentra en equilibrio cuando el ahorro nacional deseado es igual a la inversión deseada. Dado un nivel de producción cualquiera, las variaciones del tipo de interés real llevan al mercado de bienes al equilibrio.

La determinación del equilibrio del mercado de bienes, dada una oferta fija de producción, Y, se representa gráficamente por medio del diagrama del ahorro y la inversión. La curva de ahorro tiene pendiente positiva porque la evidencia empírica sugiere que una subida del tipo de interés real eleva el ahorro deseado. La curva de inversión tiene pendiente negativa porque una subida del tipo de interés real eleva el coste de uso del capital, lo cual reduce el stock de capital deseado por las empresas y, por lo tanto, la cantidad de inversión que realizan. Las variaciones de las variables que afectan al ahorro o la inversión deseados desplazan las curvas de ahorro o de inversión y alteran el tipo de interés real que equilibra el mercado de bienes.

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