20 Sep

 

IV. La legitimación del Estado

La necesidad de establecer mecanismos de legitimación del poder es especialmente importante cuando se trata de explicar bajo qué condiciones los ciudadanos deben respetar las leyes y someterse al Estado. Disponer de autoridad es tener derecho a ejercer el poder, cuando se reconoce este derecho se dice que el poder está legitimado. Según Max Weber, existen tres formas de legitimación del poder:

Tradicional


Se apela a la tradición para legitimar el poder que ciertas familias o dinastías han venido ejerciendo desde siempre. Se basa en la creencia del carácter hereditario o divino. Su falta de racionalidad hace difícil poder argumentar tanto a su favor como en su contra. Ejemplos: monarquías hereditarias o las formas clásicas de imperios que se han dado en la historia.

Carismática


El poder se legitima por el recurso al carisma, una especie de don que poseen algunas personas dotadas para atraer y movilizar a la población. La legitimación carismática se diferencia de la tradicional en que la capacidad se considera personal y no hereditaria. Ejemplos el surgimiento de los regíMenes fascistas y la aparición de caudillos como Hitler o Franco; modelos en los líderes revolucionarios como el Che Guevara o Gandhi. Pueden aparecer líderes carismáticos como Stalin o figuras religiosas como el Papa.

Racional-legal (burocrática)


Por poder se legitima por el recurso a la ley. Los procedimientos legales-burocráticos confieren autoridad siempre que la ley esté legitimada a su vez por procedimientos democráticos. Es Estado posee un poder legitimado porque es fruto de un convenio o acuerdo racionalmente aceptado por los ciudadanos. Sí permite establecer mecanismos de argumentación racional.
El ejemplo las democracias actuales.
Estas formas de legitimación nunca se dan de forma pura. Hay analistas que están criticando la tendencia a potenciar el elemento carismático dentro del proceso de elección de los gobernantes. El peligro reside en que se sustituya el elemento racional del debate político por el elemento carismático de los líderes.



V. Las democracias representativas

Tras la segunda Guerra Mundial se implantaron en Europa regíMenes democráticos. Este tipo de gobierno se fundamenta en el reconocimiento del sufragio universal junto a un Parlamento y la articulación de la actividad política a través de los partidos políticos. Se establece la figura de un intermediario entre la población que no participa directamente en las tareas políticas y el Gobierno de una nacíón. Los mecanismos de intermediación son definidos como «formas de representación» de los ciudadanos. Estas formas de representación deben ser consideradas también como estructuras del Estado y esta doble configuración les hace poseedoras de sus rasgos peculiares. La participación política de los ciudadanos se ajusta a un modelo de diversos niveles según las competencias asignadas y las tareas atribuidas.

Para el primer nivel, población, la actividad política se limita al ejercicio del voto. Los momentos, las opciones ,contenidos , personalidades …Son decididos por aparatos institucionales a las que los votantes no tienen acceso alguno. El derecho al voto es un derecho de elección entre opciones pre-constituidas sobre las que no se puede ejercer control alguno a no ser de modo indirecto.

El segundo nivel, las estructuras de los partidos. Los miembros activos de los partidos son responsables de analizar, perfilar, decidir y formular las diversas opciones que presentan su grupo o corriente ideológica. Intervienen diversos aspectos que van desde las expectativas electorales del grupo, a los elementos culturales que conforman su perspectiva ideológica o social. Las relaciones entre sus miembros están jerarquizadas y en muchos casos se rigen por intereses de grupo.

El tercer nivel, los poderes del Estado, cuyos puestos y funciones son ocupados por miembros del partido vencedor en las elecciones, que gobiernan en nombre de todos y que pretenden perpetuarse en el poder
Las relaciones de los partidos en los Estados democráticos son de competencia análogas. El ciudadano está más cercano al consumidor de bienes que al de un ciudadano comprometido con un proyecto social.
Las consecuencias de un modelo que en la práctica funciona como un sistema de élites serían:

-1. El hecho de que la intervención política esté reducida al voto individual, hace que los ciudadanos sean reducidos a átomos sociales cuya opción se reduce a responder con un SI/NO a las limitadas opciones que se le plantean.

-2. Se reducen sus competencias porque los asuntos públicos se han convertido en temas de especialistas, reservados a las estructuras de los partidos y a los gabinetes técnicos de asesoramiento

-3. En la dinámica de las democracias los partidos quedan despegados de sus bases sociales y se convierten en aparatos políticos del Estado. Funcionan como representantes de los ciudadanos en tanto que simbolizan opciones políticas, pero actúan como organizaciones estatales.

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