21 Dic

Esta generación reúne a un grupo de poetas que asumieron la renovación expresiva de
las vanguardias sin renunciar a la tradición literaria española, y son Pedro Salinas, Jorge
Guillén, Gerardo Diego, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Vicente
Aleixandre y Dámaso Alonso. Aunque cada uno muestra en sus libros un carácter personal
y un estilo propio, es posible reconocer rasgos comunes: renovación de la poesía por
asimilación de las vanguardias; admiración por los poetas clásicos (Garcilaso, Góngora,
Lope, Quevedo), por la tradición popular (canciones tradicionales o romancero) y por poetas
recientes (Bécquer o Juan Ramón Jiménez); empleo de la metáfora e imágenes
sorprendentes como recurso expresivo fundamental; uso de una métrica variada (estrofas
tradicionales, verso libre y versículo); preocupación por los aspectos formales, lo que se
manifiesta en la enorme calidad artística de sus obras.
Se observa en ellos una evolución desde la poesía pura y deshumanizada a una más
humana a lo largo de tres etapas. Hasta 1927, predominio del arte nuevo, influencia
vanguardista, gongorina y de la poesía pura de Juan Ramón. Rehumanización coincidente
con la influencia del Surrealismo y la publicación por Pablo Neruda de un manifiesto sobre el
arte impuro, que da lugar al surgimiento de una poesía neorromántica o de compromiso
social y político. Dispersión al estallar la guerra, que marca la separación del grupo y el
inicio de su evolución personal en solitario. Entre la variedad de tendencias seguida por
estos poetas destacan: la poesía pura, bajo el magisterio de Juan Ramón, cultivada
principalmente por Salinas y Guillén; la poesía vanguardista, más notoria en Diego y
Salinas; el Surrealismo, visible con más fuerza en Alberti, Cernuda, García Lorca y
Aleixandre; el neopopularismo, particularmente evidente en Alberti y García Lorca.
En la obra de Pedro Salinas se pueden distinguir dos etapas antes de la guerra. La
primera se sitúa dentro de la órbita vanguardista, al convertir objetos cotidianos en tema
poético ( Presagios , Seguro Azar , Fábula y signo ). A la segunda pertenecen sus obras
fundamentales, que constituyen una reflexión sobre la naturaleza y el amor ( La voz a ti
debida y Razón de amor ). Después de la guerra el autor muestra su angustia y temor ante
el mundo moderno ( El contemplado ).
Jorge Guillén concibió su obra como un todo titulado Aire nuestro , donde reúne dos
libros: en el surco de la poesía pura, Cántico es una gozosa celebración del placer de vivir y
una contemplación armónica del mundo; en Clamor plasma su preocupación por la
confusión y desorden de la realidad histórica.
Gerardo Diego destaca por su variedad, ya que cultivó tanto la poesía vanguardista,
ultraísta y creacionista ( Manual de espumas ), como la clásica ( Versos humanos , Alondra de
verdad ).
También Rafael Alberti sobresale por el abanico de tendencias cultivadas: Marinero en
tierra se sitúa en la línea neopopular; Cal y Canto es poesía neogongorina; Sobre los
ángeles recibe influencia del Surrealismo; Poeta en la calle muestra interés social. En el
exilio escribirá títulos importantes como Entre el clavel y la espada .
Las primeras obras de Federico García Lorca se sitúan en la estética neopopularista
( Romancero gitano , Poema del cante jond o), inspiradas en la poesía tradicional castellana,
el folclore andaluz y el cante jondo. Poeta en Nueva York , escrito en 1929, manifiesta la
influencia surrealista; muestra el fracaso del mundo civilizado, utilizando la ciudad de Nueva
York como símbolo del materialismo, el desarraigo y la soledad de la sociedad humana.
Llanto por Ignacio Sánchez Mejías combina lo culto y lo popular, lo elegíaco y lo épico;
Sonetos del amor oscuro se sitúa en la mejor tradición de los sonetistas españoles.
Vicente Aleixandre se estrena como poeta puro ( Ámbito ) y evoluciona hacia una poesía
de influencia surrealista ( Espadas como labios , La destrucción o el amor y Sombra del
paraíso ); después de la guerra escribirá poesía más comunicativa y consciente de los
problemas colectivos ( Historia del corazón ), o de tono filosófico ( Diálogos del conocimiento ).
La poesía de Luis Cernuda camina de la poesía pura ( Perfil del aire ), al Surrealismo ( Los
placeres prohibidos ) y el neorromanticismo ( Donde habite el olvido ). Después de la guerra
se agudiza en él el tono nostálgico y elegíaco ( Las nubes y Desolación de la quimera ). Toda
su obra, marcada por la angustia, la soledad y el vacío que produce el enfrentamiento con la
realidad, se reúne bajo un solo título: La realidad y el deseo .
Miguel Hernández escribe en su doble condición de epígono de la Generación del 27, ya
que asume todas las tendencias estéticas de la época, y precursor de las corrientes de
posguerra. Su primer libro ( Perito en lunas ) es de estilo neogongorino, y se caracteriza por
el hermetismo y el empleo de metáforas audaces. El rayo que no cesa expresa la pena
amorosa y la angustia metafísica y existencial, con un estilo simbólico cercano al
Surrealismo. Viento del pueblo muestra un tono combativo ligado a la experiencia de la
guerra. Cancionero y romancero de ausencias es un diario íntimo de los últimos años del
poeta; en él muestra el dolor por la muerte de su hijo recién nacido y la separación de sus
seres queridos.

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