19 Abr

¿Cuáles fueron los elementos fundamentales del sistema canovista?


La Constitución de 1876 constituyó el marco legal del sistema. Había dos partidos que se alternaban pacíficamente en el poder: el Partido Conservador y el Partido Liberal El monarca jugaba un papel importante como elemento moderador, a él le correspondía la potestad de nombrar al Presidente del Consejo (de Ministros) y entregarle el decreto de disolución de las Cortes para convocar elecciones y obtener mayoría parlamentaria.
El falseamiento de las elecciones mediante diversos procedimientos fue un aspecto fundamental del sistema.

¿Qué carácterísticas tuvo la Constitución de 1876? ¿Por qué estuvo en vigor tantos años?


La Constitución de 1876 pretendía ser una síntesis de las constituciones de 1845 (moderada) y 1869 (democrática). De la primera adoptó la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, que dotó al monarca de una gran capacidad de intervención en la vida política (nombramiento del Jefe del Gobierno, derecho de veto, disolución de las Cortes), pero que también garantizaba a las Cámaras (Congreso y Senado) el control del Gobierno (responsabilidad de los ministros ante las Cortes); de la Constitución de 1869 conservó una amplia declaración de derechos individuales y colectivos, aunque su regulación se remitía a leyes posteriores, que en muchas ocasiones tendieron a restringirlos; además, aunque la religión católica volvíó a recuperar el carácter oficial, se establecíó la tolerancia religiosa, siempre y cuando no se atentase contra la moral católica. Se trataba, por tanto, de un texto de carácter liberal conservador, aunque abierto a las aspiraciones de la izquierda liberal, por lo que no se concretaban muchas cuestiones que podían provocar enfrentamientos y, como consecuencia, el rechazo a la propia Constitución.

¿Qué ocurría entretanto en Filipinas?


En Filipinas también se produjo una insurrección en 1896, organizada por el Katipunan, una organización nacionalista fundada en 1892. La respuesta española fue similar a la de Cuba (responder a la guerra con la guerra, en palabras de Cánovas) e incluyó la ejecución de José Rizal, un intelectual nacionalista que no había participado en la rebelión. No obstante, se intentó también la negociación, que dio resultado, y los dirigentes de la rebelión, encabezados por Emilio Aguinaldo, aceptaron un acuerdo de paz en 1897.


¿Cuáles fueron los partidos dinásticos? ¿Qué bases sociales y qué fundamentos ideológicos tuvieron?


El Partido Conservador se organizó en torno a Cánovas a partir de 1875, incorporando incluso a sectores del carlismo tras la derrota militar de éste en 1876. Sus apoyos sociales se encontraban preferentemente en las clases acomodadas (aristocracia, alta burguésía), los altos mandos militares y los católicos practicantes. Los conservadores desconfiaban de la democracia (rechazaban el sufragio universal);
antepónían el orden a la libertad (tendían a limitar los derechos y libertades);
estaban muy influidos por la moral católica (favorecían la expansión del catolicismo a través de la educación, admitían la censura eclesiástica, etc.), y achacaban la conflictividad social a la propaganda republicana, anarquista y comunista (marxista), minusvalorando las difíciles condiciones de vida de los trabajadores, aunque, influidos por la doctrina social de la Iglesia enunciada por el Papa León XIII, acabaron aceptando la necesidad de llevar a cabo una legislación laboral y social (trabajo infantil, seguro, etc.) que frenase la tendencia revolucionaria del movimiento obrero.
La izquierda liberal, que estaba muy dividida, se fue articulando alrededor de Práxedes Mateo Sagasta, un político que había tenido mucha influencia durante el Sexenio, hasta formar el Partido Liberal, en el que llegaron a militar hasta destacados republicanos, como Castelar. Sus apoyos sociales procedían de la alta burguésía (industriales, banqueros) y, sobre todo, de las clases medias (abogados, médicos, etc.). Los liberales eran partidarios del sufragio universal;
querían ampliar los derechos y libertades (de prensa, de asociación, etc.);
su visión del mundo estaba más vinculada al progreso de la ciencia y de la técnica que a la moral católica (aceptaban, por ejemplo, la teoría de Darwin), y pretendían recortar la influencia de la Iglesia; en el terreno social, aunque compartían la visión de los conservadores, estuvieron desde el principio dispuestos a introducir reformas que mejorasen las condiciones laborales y de vida de los trabajadores. Estos principios se tradujeron en reformas durante los gobiernos de Sagasta: creación de la Comisión de Reformas Sociales, ley de asociaciones, ley del jurado, abolición de la esclavitud en Cuba, ley electoral que establecía el sufragio universal masculino (1890), etc.


¿Por qué le declaró la guerra Estados Unidos a España en 1898?


Las causas de fondo tienen que ver con los intereses económicos y políticos de Estados Unidos y con la simpatía de la población norteamericana por la causa de los independentistas cubanos. Estados Unidos había completado su expansión continental (conquista del Oeste, guerra con México) y comenzaba una política imperialista en Centroamérica, el Caribe y el Pacífico (la política del Big Stick o Gran Garrote); así pues, la presencia española en Cuba y su política proteccionista chocaban con la búsqueda de mercados y hegemonía política de Estados Unidos en la regíón. Pero la guerra hispano-norteamericana hay que situarla en el contexto de la guerra que se libraba en Cuba desde 1895 entre las tropas españolas y los rebeldes cubanos. Los estadounidenses se mostraron favorables a la causa cubana (simpatía por sus vecinos americanos y por el pequeño que se enfrenta al grande) y los periódicos de W.R. Hearst y J. Pulitzer desataron una virulenta campaña de propaganda (incluyendo noticias falsas) exigiendo la intervención militar de Estados Unidos en el conflicto.
El hecho que desencadenó la guerra entre España y Estados Unidos, el detonante o pretexto, fue la explosión del acorazado norteamericano Maine, que se hallaba fondeado en el puerto de La Habana, en Febrero de 1898 (el buque se hundíó, murieron 260 tripulantes). Las autoridades españolas atribuyeron el hecho a un accidente, pero la prensa norteamericana lo presentó como un ataque deliberado y el Gobierno de Estados Unidos, sin acusar directamente a España, exprésó su rechazo a la situación existente en la isla y envió un ultimátum al Gobierno español en el que le exigía que renunciara a la soberanía sobre Cuba y que retirara las tropas. El Gobierno de Sagasta estaba entre la espada y la pared: no quería la guerra, pero tampoco podía ceder, estaba en juego el “honor nacional” y, además, estaba convencido de que si cedía se produciría un Golpe de Estado o una revolución que liquidaría el sistema de la Restauración. Al ser rechazado el ultimátum, Estados Unidos le declaró la guerra a España.


¿Cómo se desarrolló la guerra entre España y Estados Unidos?


La guerra fue breve: tropas norteamericanas desembarcaron en Cuba, Puerto Rico y Filipinas (donde había vuelto a estallar la rebelión), uníéndose a los sublevados. Los españoles resistieron este ataque, pero la guerra se solventó en el mar, en dos batallas navales. Una escuadra norteamericana derrotó en la batalla de Cavite a la que los españoles habían enviado a Filipinas (1 de Mayo); en Cuba, la flota del almirante Cervera, que se había refugiado en la bahía de Santiago, recibíó la orden de salir y fue destruida (3 de Julio). En esas circunstancias, España tuvo que pedir un armisticio (alto el fuego) y negociar con Estados Unidos.

El Tratado de París: contenido


La paz se firmó en París (Tratado de París) en Diciembre de 1898. En la reuníón no hubo representantes de los territorios que estaban en disputa (cubanos, portorriqueños, filipinos) ni verdadera negociación: Estados Unidos impuso sus condiciones, sin aceptar ninguna propuesta española, como la posibilidad de mantener la
soberanía sobre una parte de las Filipinas.

España tuvo que renunciar a la soberanía sobre Cuba y ceder a Estados Unidos las islas Filipinas (a cambio de veinte millones de dólares), Puerto Rico y la isla de Guam (en las islas Marianas)*. En 1899, España vendíó a Alemania, por quince millones de dólares, las islas Marianas, las Carolinas y las Palaos, situadas en el Pacífico oriental, ya que, tras la pérdida de la flota de guerra y de las Filipinas, España no tenía interés por conservarlas ni posibilidades materiales de hacerlo.
* Cuba sería un país independiente, pero bajo la influencia de Estados Unidos, que mantuvo tropas en la isla y consiguió en 1903 la cesión del territorio de Guantánamo donde establecíó la base militar que todavía posee en la isla. Filipinas pasó a ser una colonia de Estados Unidos, pero los filipinos se rebelaron y estalló una guerra (1899-1902) en la que fueron derrotados; Filipinas no alcanzó la independencia hasta 1946, después de la Segunda Guerra Mundial. Puerto Rico es un Estado Libre Asociado de los EE.UU. Desde 1952.


¿Cómo fue percibida la derrota por los españoles? Consecuencias psicológicas, ideológicas y culturales


Los españoles seguían con su vida habitual, como si nada hubiera ocurrido. Sin embargo, entre los políticos y los intelectuales surgíó una visión pesimista de España que fue la que dio lugar a la idea del “Desastre”: el fracaso de España había sido inevitable, fue la culminación de la decadencia iniciada en el Siglo XVII. Esta conclusión, sin tener en cuenta que la dinámica propiciada por la Segunda Revolución Industrial y el imperialismo también afectaba negativamente a otros países, dio lugar a diversas propuestas:
– Los escritores de la generación del 98 reflexionaron en sus obras acerca del “problema de España” y buscaron la esencia del país en los paisajes de Castilla, un mundo interior, rural, ajeno al paso del tiempo, opuesto al dinamismo del mundo moderno, y en la figura de Don Quijote, que representaría el idealismo español frente al materialismo dominante en aquella época. 
– Los regeneracionistas, cuyo máximo exponente fue Joaquín Costa (“Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno de España”) analizaron los males de España, que se describía como si fuera una persona enferma, y aportaron remedios para curarla. En general, los regeneracionistas defendían la modernización del
país: había que olvidar los mitos de un pasado glorioso (“echar siete llaves al sepulcro del Cid”, decía Costa), mejorar la agricultura, construir pantanos, impulsar la industria, alimentar y alfabetizar a la población (“escuela y despensa”), moralizar la vida política eliminando la manipulación electoral y el caciquismo, etc. Los regeneracionistas, aunque daban “recetas” para mejorar el país, no llegaron a formar un movimiento político coherente e incluso daban soluciones contradictorias: por ejemplo, Joaquín Costa, a la vez que defendía la limpieza electoral, afirmaba que España necesitaba un “Cirujano de Hierro” para sacarla de su
atraso secular, lo que algunos interpretaban como una apelación a la dictadura militar.
– Los políticos del sistema asumieron la idea de que España debía regenerarse e intentaron llevar a cabo reformas políticas, económicas y sociales, así lo hicieron, por ejemplo, Silvela y Maura, del Partido Conservador, y Canalejas, del Partido Liberal.


¿Cómo afectó realmente la derrota a España? Consecuencias económicas y políticas


Consecuencias económicas
La pérdida de las colonias no tuvo un gran impacto en la economía española:
España perdíó los mercados coloniales protegidos, a los que se dirigían algunos productos españoles, pero muy pronto se encontraron nuevos mercados; además, con la paz se redujeron los gastos del Estado y volvieron a España muchos capitales invertidos hasta entonces en las colonias, todo lo cual sirvió para impulsar la economía española, que en estos momentos experimentaba una cierta modernización, con el desarrollo de la banca, la industria y los transportes. Cataluña, el País Vasco, Asturias, Madrid y Valencia eran las regiones más dinámicas.

Consecuencias políticas


El sistema de la Restauración consiguió sobrevivir al Desastre porque la mayoría de los españoles (incluidos los republicanos) se habían dejado arrastrar por el sentimiento patriótico y se habían mostrado partidarios de ir a la guerra antes que rendirse sin luchar, por lo que pocos podían sentirse libres de culpa y
pedir responsabilidades al Gobierno o al Rey.
A pesar de ello, el Desastre sirvió de impulso a los movimientos y organizaciones políticas opuestos al sistema: los republicanos crearon en 1903 la Uníón Republicana, liderada por Nícolás Salmerón; los socialistas se presentaron a las elecciones con los republicanos y consiguieron su primer diputado en 1910 (Pablo Iglesias); crecíó el número de afiliados a los sindicatos UGT (socialista) y CNT (anarquista); los movimientos regionalistas (sobre todo el catalanismo y el nacionalismo vasco) atrajeron a sus respectivas burguésías e incrementaron su influencia en la política nacional.
Tras la firma del Tratado de París, Sagasta cedíó el poder al conservador Silvela, que creó un Gobierno con espíritu regeneracionista, en el que figuraba el general Polavieja, que había hecho público un manifiesto en favor de la renovación de España y del que algunos pensaban que podía ser el Cirujano de Hierro del que hablaba Joaquín Costa. De hecho, el Ejército, al que Cánovas había apartado de la política desde 1875, iba a volver a cobrar protagonismo en este terreno, convirtiéndose en un elemento clave de la evolución política de España en el Siglo XX.

Deja un comentario