21 Feb

1.- LA RACIONALIDAD TEÓRICA

El ser humano posee una facultad única, la razón, que le permite conocer la realidad, interpretarla e, incluso, transformarla. Dicha capacidad tiene una doble función: teórica (obtener conocimiento) y práctica (dirigir nuestras acciones).

Capacidad teórica

Es la facultad humana para obtener conocimientos, tanto los

concretos y particulares que se utilizan en la vida cotidiana, como los

de carácter universal y abstractos, como las ideas y las teorías.

Capacidad práctica

Es la capacidad para saber actuar, entendiendo que el saber práctico

abarca desde saber construir una herramienta técnica hasta establecer

valores éticos y políticos que nos permitan orientar nuestra conducta.

Los antiguos pensadores griegos fueron los primeros que se hicieron preguntas acerca de la razón. Para estos filósofos, la racionalidad teórica es, ante todo, la capacidad de pensar, con la finalidad de entender lo que nos rodea, y ello para comprender nuestra situación en ella. Esto supone la posesión de una facultad específicamente humana, la inteligencia, por medio de la cual podemos desarrollar la capacidad de abstracción, es decir, crear conceptos universales.

Sócrates afirmó que para acceder a la verdad es necesario definir las cosas, es decir, buscar conceptos universales: los aspectos generales, permanentes y comunes que tienen los individuos de una misma clase. Ejemplo, el concepto universal «árbol» abarca por igual a un pino o a un abeto.

Para poder conocer la realidad la razón necesita funcionar mediante estos conceptos generales o definiciones y, además, no solo captar cómo son las cosas, sino también conocer por qué son como son, es decir, conocer sus causas, así como argumentar, justificar y demostrar lo que se afirma.

DOXA 

EPISTÉME

  • Equivale a la opinión.
  • Depende de nuestros sentidos.
  • Se trata de un conocimiento superficial y limitado.
  • Es acrítico: no analiza ni demuestra, es un falso conocimiento.
  • Explica, de modo limitado, una parte de la realidad.
  • Equivale a la ciencia.
  • Depende de la realidad exterior, no de nuestra forma de verla.
  • Es racional, sistemático, organizado mediante un orden coherente.
  • Es crítico: analiza, valora y juzga, antes deafirmar algo.
  • Explica la totalidad de lo real.

Sin embargo, no es tan sencillo. Existen numerosos problemas a la hora de saber la verdad sobre la realidad.

2.- LA METAFÍSICA: los temas de la metafísica y en busca de la realidad

Desde su origen, y dado su carácter racional, el ser humano se pregunta acerca de qué es la realidad. Necesita entenderla y adaptarse a ella o transformarla para poder vivir.

Para conocer la realidad, a lo largo de la historia han surgido distintas ciencias particulares, que tratan partes específicas de la realidad. Pero, además de conocer estas parcelas de la realidad, también nos preocupamos por algo más general, cómo es saber qué es la realidad en cuanto tal, qué la caracteriza, cuál es su origen, su estructura, qué implica ser o existir, cuál es su sentido, etc. Algunas de estas preguntas se tratan bajo la denominación de metafísica, la rama más abstracta y polémica de la filosofía.

El término metafísica fue acuñado alrededor del año 70 a. C. Por el filósofo griego Andrónico de Rodas. Cuenta la leyenda que, al ordenar los libros de Aristóteles, Andrónico se encontró con una serie de obras inclasificables, ya que no trataban cuestiones de filosofía natural, ni de lógica, ni de ética, ni de estética. Decidíó colocar estos libros a continuación de los libros de física (casualmente) y agruparlos bajo un mismo título que hiciese referencia al lugar que ocupaban en la biblioteca; metà tà physicá. La partícula metà significa “detrás”, “más allá”; por su parte, physicá alude a los hechos físicos o naturales. De aquí se traduce la metafísica como el estudio de la realidad que está más allá -a simple vista- de lo material que perciben nuestros sentidos.

La metafísica es el estudio de aquellos principios últimos de la realidad, que engloban a todos los hechos concretos estudiados por las llamadas ciencias particulares (historia, química, lengua,…), aunque realizando preguntas más radicales y últimas. En este sentido abarca los conceptos universales que permiten unificar las diferentes parcelas de la realidad.


2.1. La metafísica a través de la historia

Esta rama de la filosofía ha experimentado importantes cambios a lo largo del tiempo. En cada etapa histórica, la metafísica se ha preocupado de un determinado tipo de cuestiones relacionadas con el problema de lo real.

En la antigua Grecia, como hemos visto, el pensamiento racional comenzó por preguntarse cuál es el arjé o principio primordial del que todo proviene.

Los griegos también se plantearon numerosas preguntas acerca de los cambios y las transformaciones naturales. ¿Hay alguna manera de explicar por qué las cosas cambian y cómo lo hacen? ¿Hay algo que permanezca cuando se produce un cambio?

Platón y Aristóteles, dos grandes pensadores griegos de la Antigüedad, trataron acerca de estas cuestiones en sus obras.

La difusión del cristianismo introdujo nuevos temas en la metafísica medieval. En esa época las preguntas acerca de Dios tuvieron mucha importancia. ¿Es posible demostrar racionalmente la existencia de Dios? ¿Cómo es posible que Dios permita el mal, si es todopoderoso e infinitamente bueno?

En el siglo V, Agustín de Hipona logró sintetizar la metafísica de Platón con el cristianismo. Más tarde, en el Siglo XIII, Tomás de Aquino elaboró una nueva síntesis filosófica a partir del pensamiento de Aristóteles y los dogmas cristianos.

Los filósofos modernos también se plantearon interesantes preguntas acerca de otros temas como la causalidad o la libertad. ¿Está justificado creer que existen causas que producen efectos? ¿Existe verdaderamente la libertad o solo es una ilusión?

En la modernidad aparecen los primeros cuestionamientos acerca de la metafísica. El desarrollo científico y técnico contribuyó a profundizar la crisis de la metafísica en la época contemporánea.

2.2. La realidad

Una definición intuitiva de realidad nos llevará a decir que está constituida por el conjunto de todo lo que existe o es. Esta afirmación puede llegar a ser problemática, pues: ¿existen los unicornios?; aunque no se puedan ver a simple vista, ¿existen los átomos de la misma manera que existen los árboles o los caballos?

Responder a estas preguntas no es sencillo. Clarificar y precisar estas intuiciones que tenemos de la realidad ha sido, desde siempre, una de las pretensiones fundamentales de la metafísica. Hay dos concepciones básicas de la realidad, según sean más o menos restrictivas en su consideración:

  • En un sentido restrictivo, se considera que la realidad es todo aquello que nos rodea y de lo que podemos tener experiencia; bien porque se trate de seres observables por los sentidos, bien porque puedan observarse gracias a instrumentos (microscopios,…), o porque podamos constatar las consecuencias de su existencia (ley de la gravitación).

  • En un sentido amplio, se considera que no solo tienen existencia los seres materiales y observables de la ciencia, sino también realidades subjetivas que conocemos íntimamente (sentimientos, ideas, creencias,…), realidades inmateriales o espirituales (la mente, Dios, la libertad,…)

2.2.1 Realidad y apariencia

¿Te has planteado alguna vez cómo ve el mundo un murciélago? Los murciélagos son mamíferos como nosotros, pero tienen un aparato sensorial bastante diferente. Para compensar su deficiente visión, los murciélagos poseen una especie de sonar que capta el eco de sus propios chillidos de alta frecuencia. Gracias a este sonar, el murciélago es capaz de discriminar la forma, el tamaño, la textura y la distancia de los objetos que le rodean. Esta representación es posiblemente bastante diferente de la nuestra.

¿Cómo es la realidad?, ¿cómo la ve el murciélago o como la vemos nosotros? Sean cuales sean las diferencias entre el mundo de los murciélagos y el nuestro, generalmente pensamos que la realidad no es ni como la percibimos nosotros ni como la percibe un murciélago. Pensamos que la realidad es la misma en todos los casos y lo que cambia es la percepción que tenemos de ella, es decir, la forma como se nos aparece. Por ello, solemos distinguir la realidad de la apariencia

  • Realidad: el conjunto de todos los seres y objetos que tienen existencia por sí mismos, independientemente de que haya algún ser o sujeto que los capte o perciba.

  • Apariencia: la forma en que se manifiesta o aparece la realidad a los sujetos que la perciben.

2.3. El problema del «ser» y de la «sustancia»

Para Aristóteles, la metafísica o «filosofía primera» es el estudio del “ser en cuanto que ser y sus propiedades esenciales”. Aristóteles afirmó que, aunque el ser es un concepto que comparten todos los seres -todo lo que existe es -, se dan diferentes modos de ser. No todas las cosas existen del mismo modo o con la misma intensidad: no es lo mismo el ser de la mesa, de la raíz cuadrada, de la libertad, etc. Para el filósofo griego,en la realidad es posible distinguir entre dos géneros supremos del ser: 


SUSTANCIA

Es el sujeto –Sócrates, caballo
, el ser que existe por sí

mismo. Por ejemplo, <<caballo>> es una sustancia, en

cambio el color marrón no, porque no puede existir por sí

solo sino como propiedad del sujeto caballo. Es la esencia

y definición propia y fundamental del objeto.

ACCIDENTES

También llamados atributos, son las cualidades del sujeto,

aquello que podemos decir sobre él. Los accidentes, por

tanto, no existen por sí mismos, sino en relación con el

sujeto, del que expresan cosas muy diferentes: cualidad

(cómo es), lugar (dónde está), cantidad, tiempo…

Esta distinción es la base de la metafísica clásica y ha supuesto importantes debates a lo largo de la historia de la filosofía. Los sentidos nos dan información acerca de los sentidos, los atributos de las cosas (color, peso,…), pero son incapaces de percibir la sustancia, el sujeto permanente, que solo puede ser intuido. Entonces, si a la sustancia le quito todos sus accidentes o cualidades, ¿qué queda?; ¿qué es lo que le hace ser eso y no otro individuo u otra cosa?, ¿qué existe realmente, la sustancia o los accidentes? Si es lo primero, ¿podemos conocerla?, ¿puede conocerla la ciencia? En caso negativo, ¿qué es lo real?, ¿nada?, etc.

2.4. El problema del alma

El concepto de alma se origina en un contexto religioso, como “soplo” de vida y como imagen de uno mismo que trasciende a la muerte del cuerpo.
En sentido filosófico, el concepto de alma (psyché, en griego) tiene dos significados básicos: como principio de vida y como principio de conocimiento racional.

Aristóteles concibe el alma como principio vital, es el principio de toda la actividad de los seres vivos. Todos los seres vivos tienen alma, pero no todas las almas pueden realizar las mismas funciones. Por eso distingue tres tipos diferentes de almas con funciones y estructuras distintas: alma vegetativa, alma sensitiva y alma racional.

  • Vegetativa. Está en todos los seres vivos aunque es propia de las plantas, su finalidad es la conservación del individuo (crecimiento, nutrición y reproducción). Para que cualquier ser siga viviendo son necesarias estas funciones; por lo tanto se dan en todos los seres vivientes aunque en las plantas se dan ellas solas y no las funciones más elevadas del alma.

  • Sensitiva. Propia de los animales; supone un orden más alto en la jerarquía de los vivientes, pues estos tienen deseos y apetencias, percepción sensible, y movimiento local (su finalidad es el movimiento).

  • Racional. Propia del hombre; su finalidad es el pensamiento y, por lo tanto, sus funciones son específicamente intelectuales. El alma humana está formada por dos principios: uno activo (entendimiento agente) y otro pasivo (entendimiento paciente).

En el pensamiento platónico, el hombre es un compuesto de dos realidades completas, heterogéneas y contrapuestas, tanto por su naturaleza como por su origen: cuerpo y alma (dualismo antropológico heredado de la tradición órfico-pitagórica).

Entre el cuerpo y el alma no existe más que una uníón accidental, es decir, la única que se puede dar entre dos realidades plenamente constituidas y de naturaleza totalmente distinta, cuando se juntan la una con la otra (el jinete y el caballo).

Platón afirma que el cuerpo es la cárcel para el alma porque cree que son dos realidades muy distintas ya que el alma es de naturaleza espiritual, inmaterial, distinta y contrapuesta al cuerpo. Es divina, eterna e inmortal. Procede del mundo inteligible. Es principio de vida, se mueve a sí misma, y es fuente de movimiento, por ello, ella es la que anima y mueve al cuerpo, que de por sí es inanimado. Y, por otro lado, el cuerpo es de naturaleza material, pertenece, por tanto, al mundo de lo sensible, mortal y caduco. Es la raíz de todo mal, origen de amores alocados, pasiones, discordias…

Lo propio del alma no es estar junto al cuerpo. Por eso, la uníón alma – cuerpo es una uníón accidental, un estado transitorio y pasajero.

El alma tiene primacía sobre el cuerpo y debe gobernarlo, controlarlo. El cuerpo es para el alma un vehículo, como la nave que pilota el navegante o el coche guiado por un cochero. Platón mantiene una concepción bastante peyorativa del cuerpo humano: el cuerpo es un estorbo para el alma le arrastra con sus pasiones y le impide la contemplación de las Ideas. Por eso la tarea fundamental del alma mientras permanece unida al cuerpo es la de purificarse, prepararse para la contemplación de las Ideas.

Para exponer su concepción de la naturaleza y las partes del alma, Platón utiliza una alegoría: la alegoría del carro alado. Se trata de un carro, tirado por dos corceles y conducido por un auriga o conductor. Uno de los corceles es noble y brioso, y responde con fidelidad a las exigencias del auriga. El otro, en cambio, es desleal, poco dócil y traidor, por lo que procura constantemente apartar el carro de su camino. En esta situación, el auriga experimentado deberá servirse de la nobleza y el brío del caballo <<bueno>> para vencer las asechanzas y falsedades del caballo <<malo>>. Platón explica esta metáfora, distinguiendo las funciones de cada uno, es decir:


  • El auriga o conductor representa la parte racional o intelectiva del alma, que es la que le corresponde guiar a los caballos. Reside en la cabeza y tiene por misión dirigir las operaciones superiores del ser humano: pensar, razonar… Desarrolla la sabiduría. Es inmortal.

  • El caballo noble representa la parte irascible o volitiva del alma que, por un lado, posee fuerza y coraje y, por otro, sabe obedecer y se deja guiar sin oponer resistencia. Esta parte irascible reside en el tórax. Es fuente de afectos nobles como la ira, el valor, la ambición… Es inseparable del cuerpo y perece con él en el momento de la muerte.

  • El caballo malo representa la parte concupiscible o apetitiva que, es rebelde y difícil de conducir. Esta parte concupiscible se encuentra en el abdomen. Tiende a satisfacer las necesidades animales (alimentación, sexo, reproducción, descanso…) del individuo. También es mortal.

2.5. El asunto de Dios

No se conoce ningún pueblo que no tenga o haya tenido una – más o menos marcada- conciencia religiosa, pero ¿cuál es el origen de dicha conciencia?, ¿cuáles han sido las pruebas que se han ofrecido para defender la existencia de Dios?, ¿qué objeciones se le han presentado? 

  • La conciencia religiosa. Se puede marcar el origen de una conciencia religiosa a partir de los primeros enterramientos sobre los que se tienen evidencias arqueológicas. A lo largo de la historia observamos distintas formas de tratar a los muertos; sin embargo, pese a las diferencias en creencias y ritos, el fundamento de nuestras costumbres funerarias sigue siendo el mismo: el deseo de recuerdo y el anhelo de inmortalidad.

  • Pruebas de la existencia de Dios. A lo largo de la historia se han dado diferentes pruebas de dicha existencia. Estas pruebas se pueden clasificar en :

  • Pruebas de tipo ontológico. Anselmo de Canterbury formula el “argumento ontológico”. Este argumento parte de la idea de infinitud que caracteriza y define a la divinidad: <<Dios es aquello cuyo mayor no puede ser pensado”. Por propia definición, necesariamente Dios tiene que existir; pues de lo contrario el entendimiento humano (finito) incluiría en sí una realidad infinita y esto resulta contradictorio. Por tanto, Dios existe mentalmente y también en la realidad.

  • Pruebas de tipo causal. Hablamos de las denominadas;cinco vías;; de Tomás de Aquino. Todas ellas tienen la misma estructura: se parte de hecho de la experiencia (movimiento, causalidad, contingencia, grados de perfección u orden del universo) y se llega a través del hecho a Dios, como primer motor, causa incausada, ser necesario, ser prefecto o inteligencia suprema. Dos elementos hacen posible ese paso: el principio de causalidad y la imposibilidad o repugnancia racional de una cadena infinita de causas.

  • Objeciones contra la existencia de Dios. Se han presentado fuertes objeciones tanto a las formas populares de entender a Dios como a las distintas argumentaciones a favor de su existencia. Así, Ludwig Feuerbach ha apuntado que la imagen de Dios no es más que una proyección de las cualidades humanas: es Dios quién está hecho a imagen y semejanza del hombre. Sigmund Freud ha denunciado la imagen paternalista de Dios que subyace en toda religión y que expresa el carácter inmaduro de la personalidad religiosa. Marx ha ligado el fenómeno religioso a la necesidad de los grupos de poder para justificar su dominio sobre las clases populares.

3.- LOS DISTINTOS ENFOQUES DE LA METAFÍSICA

3.1 ¿Una realidad o muchas?

A lo largo del tiempo los filósofos han propuesto distintos enfoques para aclarar el problema de la realidad. Para comprender estas diferentes perspectivas conviene tener en cuenta las preguntas que los pensadores tratan de contestar. ¿Es la realidad única o existen múltiples realidades? Todos aquellos filósofos que afirman que la realidad es única se denominan monistas.

Entre los filósofos presocráticos podemos encontrar varios monistas. Ellos pensaban que el arjé es único, porque todo cuanto existe procede de un único principio. Ejemplo: Tales de Mileto (el agua), Anaximandro (el ápeiron), Pitágoras (el número)…

Por otra parte, los filósofos pluralistas sostienen que la realidad es múltiple. Para ellos, lo real está formado por varios principios elementales distintos que se combinan entre sí. Ejemplo: Empédocles (el fuego, el aire, la tierra y el agua), Anaxágoras (semillas), Demócrito (los átomos)…

3.2 ¿Materia o espíritu?

¿La realidad última es material o espiritual? Los materialistas afirman que, en el fondo, todo lo que existe es material. Ejemplo: Tales de Mileto, AnaxíMenes,…

La posición contraria al materialismo se denomina idealismo. Los filósofos idealistas consideran que el mundo material que percibimos a nuestro alrededor tiene solo una realidad aparente. De acuerdo con esta teoría, la auténtica realidad no está compuesta de cosas tangibles, sino de ideas, que son inmateriales.

Los filósofos idealistas creen que la realidad última es espiritual y está formada por ideas.

Platón es un filósofo idealista. Todas las cosas materiales que vemos son solo copia de las esencias eternas e inmutables. Este mundo es tan solo una sombra, un pálido reflejo del mundo ideal.

Hegel también es un filósofo idealista. Su sistema filosófico, elaborado a comienzos del Siglo XIX, es la culminación del idealismo alemán. Para Hegel, la verdadera realidad es inmaterial y está formada, por lo que él denominó, “el Espíritu”.

La filosofía idealista de Hegel encontró pronto adversarios que defendían el materialismo.

Marx, por ejemplo, sostuvo posiciones claramente materialistas. Marx atacó duramente a quienes, como Hegel, pensaban que la realidad está constituida por el Espíritu. Según Marx, la historia no puede explicarse mediante las ideas. Si queremos entenderla, debemos empezar por aclarar cómo las personas obtienen lo que necesitan materialmente para vivir. Para Marx la verdadera realidad no es espiritual, sino que se fundamenta en las condiciones materiales de vida de los seres humanos en cada momento histórico.

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