24 Dic

Egocentrismo

El egocentrismo se refiere a la dificultad para diferenciar el mundo exterior del mundo propio interior, o dicho de otra manera, la incapacidad de diferenciar lo objetivo de lo subjetivo.

Los niños están concentrados en sí mismos, en su propio yo, en su propia conciencia y no pueden colocarse en el punto de vista de los demás. Este egocentrismo lo manifiestan, por ejemplo, a través del lenguaje:

  • La repetición (ecolalia) de sílabas o palabras por la satisfacción de hablar.
  • El monólogo que realizan hablando en voz alta y sin dirigirse a nadie.
  • El monólogo colectivo o conversaciones donde hablan entre ellos sin intentar comprenderse.
  • Las dificultades en la utilización correcta de los posesivos tuyo y mío.

Piaget la ejemplificó con la prueba de las tres montañas.

Concentración

La concentración se refiere a la tendencia que tienen los niños y niñas a seleccionar y atender a un solo aspecto de la realidad.

Muestra la incapacidad para coordinar diferentes perspectivas y/o compensar distintas dimensiones de un objeto determinado.

Sincretismo

El sincretismo es la tendencia de niños y niñas a percibir la realidad mediante visiones globales y a encontrar parecidos o relaciones entre objetos y sucesos sin hacer ningún análisis previo.

Yuxtaposición

La yuxtaposición es el fenómeno según el cual los niños y niñas son incapaces de relacionar u ordenar de una manera lógica los elementos que forman un todo.

Irreversibilidad

La irreversibilidad es la incapacidad de ejecutar una acción en los dos sentidos (al derecho y al revés) del recorrido, porque no se puede comprender que se trata de la misma acción al revés.

  1. La función simbólica

La representación

Es la sustitución de un objeto, persona, animal o situación significado por algo que ocupa lugar significante.

  • Señal o índice. El significante tiene una relación muy próxima con el significado, tan próxima que se tocan o en algún momento ha habido contacto entre ellos; es decir, el significante es el efecto de una causa muy próximas al significado. Por ejemplo, el humo, fuego, una huella humana en la arena, una persona.
  • Símbolo. La relación entre el significante y el significado no es tan próxima como en la señal, pero hay una relación de semejanza entre el objeto representado y la cosa que lo representa. Por ejemplo, una imitación de algún gesto i movimiento de una persona conocida provoca el recuerdo de la misma.
  • Signo. No existe ninguna relación entre el significante y el significado entre el objeto o situación ausente y el elemento que lo sustituye.

Dado que la relación que hay entre el significado y el significante es arbitraria, el signo es el nivel más alto en el desarrollo de lo que Piaget llamó función simbólica o semiótica.

Por ejemplo el lenguaje, los semáforos, las señales de tráfico en general, etc.

Manifestaciones de la función simbólica

  • El juego simbólico. Tal como se explicó anteriormente, sin juegos de simulación o del <>.
  • La imitación diferida. Es la imitación sin la presencia del modelo. Se cree que los niños y niñas ya han interiorizado la imagen del modelo y así pueden reproducirla cuando les interese. Esta, pues, muy relacionada con la imagen mental.
  • La imagen mental. Así como las demás manifestaciones simbólicas son externas y visibles, la imagen mental es algo interno y, por tanto, su existencia se deduce de manifestaciones externas.
  • El lenguaje. El lenguaje como signo es el máximo nivel de representación y marca el umbral de acceso al representamiento preoperatorio. En el estadio anterior, se realizaba directamente sobre los objetos que se percibían; en este estadio, para pensar y actuar mentalmente no se necesita la presencia física de los objetos.

Lateralización

La lateralización es el proceso mediante el cual se va desplegando en los niños y niñas la predilección o el dominio de un lado del cuerpo con respecto al otro. Es el último proceso evolutivo que se establece en la formación orgánica del cerebro de la persona. Zazzó, La lateralidad se examina preferentemente el predominio de la mano, del ojo y del pie. La lateralidad ya viene determinada en un 90% desde el nacimiento, por transmisión genética y por la posición del embrión en el útero materno.

Características de la lateralidad

La lateralidad se puede analizar desde varias perspectivas y se valorarán en cada caso diferentes características:

  • Según su naturaleza, puede ser normal o patológica:
  • Según su grado de predominio, puede ser más o menos firme. Una persona puede tener un nivel de lateralidad más o menos intenso, desde ser absolutamente diestra o zurda hasta ser ambidextra.
  • Según la homogeneidad:

Importancia de la afirmación de la lateralidad.

  • Facilita la representación del esquema corporal. Al tener un lado más significativo, este se convierte en una referencia clara.
  • Sirve para especializarse en el dominio de cualquier acción. Las personas ambidextras no consiguen el mismo dominio que las personas zurdas o diestras porque, al parecer, no han alcanzado el mismo nivel de especialización.
  • Favorece la orientación y organización espacial. Este concepto derecha-izquierda se puede añadir a otros conceptos que los niños y niñas ya tenían; arriba-abajo, delante-detrás, cerca-lejos; y también se pueden completar los conceptos de a un lado y al otro.

Evolución de la lateralidad

Se produce a medida que los niños y niñas van madurando y van ejercitando su motricidad. Según J.A. García y F. Fernández.

  • Un tiempo de indefinición o de manifestación no precisa, entre los 0 y 24 meses.
  • Otro tiempo de definición en el que la alternancia de las dos manos en los actos que requieren habilidad motriz es una característica común, entre los 2 y 4 años.
  • Un período de automatización o preferencia entre los 4 y 7 años. A los 6 años aproximadamente, pueden representarse su propia derecha e izquierda. A los 8 o 9 años pueden representar la derecha e izquierda desde la posición de la persona que tienen enfrente.

Educación de la lateralidad

Los educadores y educadoras deben facilitar el predominio lateral natural de niños y niñas, que se irá manifestando espontáneamente, sin forzarlos ni en un sentido ni en el otro. J. Palacios, como norma general con la lateralidad, si no se presenta ningún problema, lo mejor es no intervenir, pero si espontáneamente no se ha producido una definición, conviene lateralizar al niño a uno u a otro lado. Esta intervención deberá realizarse en torno a los cinco años, nunca antes de los cuatro años y, desde luego, antes de que se vea inmerso en el aprendizaje de la escritura. En caso de que parezca dar igual, porque el niño tiene buenas posibilidades con uno y otro lado, el mismo autor considera más aconsejable lateralizar hacia la derecha, pues hay muchos aspectos instrumentales que en nuestra cultura están organizados en función del uso de la diestra

El síndrome de Down

Los seres humanos debemos tener 23 pares de cromosomas. La alteración genética en alguna de estas parejas de cromosomas da origen a determinadas patologías, como el síndrome de down, que es una de las más frecuentes.

El síndrome de down está provocado por la alteración genética del cromosoma par 21 que en lugar de tener dos cromosomas tiene tres. Esta alteración conlleva retraso mental y otras alteraciones físicas y de crecimiento.

Entre estas anomalías adicionales destacan las cardiopatías, alteraciones gastrointestinales, problemas de visión o audición o trastornos endocrinos.

Los síntomas con los que se hace evidente el síndrome de down, ya desde muy pequeños, son:

  • Hipotonía (tono muscular bajo).
  • Retraso en el desarrollo sensoriomotriz, que afecta tanto a los pequeños tónico-motrices, como a los mecanismos de expresión y comunicación.
  • El coeficiente intelectual suele ser inferior a 75 (estando el normal entre 95 y 100)

Los trastornos del espectro autista

Bajo el nombre de trastornos generalizados del desarrollo (TDG) se incluyen un conjunto de trastornos caracterizados por alteraciones graves en las habilidades para la comunicación y para la integración social.

No es en sí una enfermedad o un síndrome específico sino que incluye una gran heterogeneidad de trastornos que, en su conjunto, se conocen como trastornos del espectro autista (TEA).

Los TEA son trastornos graves porque afectan al desarrollo del niño o la niña y su futura personalidad, que todavía no está constituida.

De todos modos, hay que apuntar que Febe darse la conjunción de varias de estas características a la vez y no una o dos aisladas:

  • Dificultad de mezclarse con otros niños.
  • Aparente sordera ficticia.
  • Resistencia al aprendizaje ( a todo lo nuevo).
  • No parece tener miedo a peligros reales.
  • Resistencia a los cambios.
  • Comunicación por medio de gestos.
  • Falta de afectuosidad.
  • Risas extemporáneas y duraderas.
  • Actividad física exagerada (motora inestable) y rutinaria.
  • Falta de contacto con la mirada (parece que mira sin ver).
  • Manipulación inadecuada de los objetos. Los manipula, los toca y los remueve sin utilizarlos.
  • Preferencia por objetos giratorios (redondos).
  • Juegos excéntricos persistentes (sin creatividad y sin sentido).
  • Indiferencia. Engloba muchos rasgos anteriores.

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