09 May

Josefina de la Torre fue poetisa, cantante, dobladora de cine, guionista y actriz. Nacíó en Las Palmas de Gran Canaria en el seno de una de las familias más importantes del panorama artístico e intelectual que se dedicaba por entero a las artes. Desde muy pequeña estuvo en contacto con dos de sus grandes pasiones: la música y el arte dramático. Actuó en muchas obras creadas por su hermano, Claudio de la Torre, dramaturgo y escritor. Llegó a ganar un Premio Nacional de Guión por Una herencia en París. En el año 2000 es nombrada miembro de honor de la Academia Canaria de la Lengua y un año después la Associated University Press de Nueva York publica un ensayo donde se incluye a Josefina como una de las cinco poetisas españolas más relevantes de los años veinte y treinta. En 2002 el Gobierno de Canarias le concede la Cruz de la Orden de las Islas Canarias. Muere ese mismo año en Madrid.
Es una de las poetisas más relevantes del panorama hispánico puesto que pasó una época de su vida en Madrid, donde entabló relación con la vanguardia artística. La mayoría de sus obras están caracterizadas por una profunda angustia existencial y unas ansias de alcanzar lo absoluto, que le es imposible. Sin embargo, su obra también está dotada de rasgos modernistas.
Sus obras se agrupan en distintos poemarios. En primer lugar publica Versos y estampas, cuyo prólogo fue redactado por Pedro Salinas, a continuación publica Poemas de la isla, al que seguirá Marzo Incompleto.
A esta última pertenece el fragmento que nos ocupa.
En cuanto al movimiento de la autora, es de destacar la estrecha relación que esta manténía con los autores de la Generación del 27, lo que ha provocado que parte de la crítica considere a Josefina como última representante de dicha generación. Muchos de los rasgos siguientes son comunes en todos ambos: el gusto por la sencillez formal, el lirismo interior, el uso de un lenguaje cercano a la expresión popular y la atención a las innovaciones vanguardistas. Otro hecho que ha permitido incluirla dentro de la Generación del 27 es que sus versos aparecen en una antología de Gerardo Diego en la que aparecen los distintos miembros de esta generación literaria. No obstante, desde el punto de vista literario, es más correcto incluir su obra literaria dentro del Modernismo, ya que escribe una literatura de los sentidos, la cual presenta efectos fonéticos y musicales y hace empleo de versos endecasílabos y alejandrinos. Este hecho es lo que la distancia de la Generación del 27.
 
Este poema pertenece a la cuarta parte de su tercer poemario Marzo incompleto.
Se trata de un libro en el que se plantean temas como el paso del tiempo, la memoria, la evocación, los interrogantes sobre el misterio de la vida, la soledad y el desasosiego. El tema del poema expresa el desarraigo de sí misma.
Preguntas sin respuesta, búsqueda sin hallazgo, insatisfacción fruto del desosiego que desembocará en la sombra.
La autora busca un sentido a la vida y se siente perdida, rodeada de oscuridad. Un sentimiento de insatisfacción consigo misma es el motivo que la impulsa a expresar de un modo tan trágico su estado personal de crisis existencial. El tema viene dado, de forma reiterativa, en el título y en los versos uno y cinco. El momento vital que experimenta la poetisa en la época de este poema y de este libro es cuando siente frustrados sus deseos  maternales. No pudo tener hijos y este hecho marcó un momento decisivo en su creación. 
Métricamente se trata de un poema de 13 versos, en los que se combinan versos de 7 (heptasílabos) con versos de 14 silabas (alejandrinos). Los heptasílabos solo son 2 versos (1 y 5); el resto responde al verso alejandrino. La rima es consonante en los versos 2 y 5, y asonante en aquellos versos que tienen rima, pues hay 5 versos que aparecen sueltos dentro del conjunto. El poema no responde a ninguna estrofa conocida, aunque los primero 5 versos nos recuerdan a la lira.

El espacio es una constante intrínseca en el poema, pero se trata de un espacio interior, metafísico. La autora realiza una búsqueda metafórica de su yo más íntimo por las esquinas, las paredes de su ser, tanteando, rodeando entre la oscuridad, sin hallar aquello que busca. En cuanto al tiempo, el empleo de determinadas formas verbales denota su situación actual de sufrimiento. El lenguaje es sencillo y connotativo.
En el aspecto morfo-sintáctico, hay en el poema un uso destacado del estilo verbal, lo que contribuye a una marcada acción de búsqueda de sí misma. Los sustantivos son de carácter abstracto la mayoría, los cuales ayudan a Josefina a potenciar el desasosiego que le supone su mundo interior. El tipo de oración que se utiliza en el poema es simple; hay además coordinadas copulativas y dos oraciones subordinadas adjetivas. Se puede observar el uso de epítetos: ”oscuras paredes”, ”sordas paredes”, ”torpe vacío”. Frecuentes son también las anáforas: ”y”, ”no”, ”que”.
El poema viene marcado por numerosos recursos estilísticos que potencian la desconcertante y desmedida situación vital de la poesía. El paralelismo, las repeticiones, las enumeraciones y las gradaciones ascendentes confieren un carácter compacto al poema. 

Deja un comentario