27 May

Juramento de los Horacios:Comentario:


Podrían decirse infinitas cosas acerca de este lienzo, tal vez uno de los más famosos de su autor, junto con la Muerte de Marat Representa todo un hito en la historia del arte francés y suele ponerse como ejemplo de la pintura neoclásica. Los dos referentes inmediatos para la obra son el teatro de Cornaille y la pintura de Poussin.El teatro había sido renovado en Francia como escuela de costumbres y moralidad. Los temas se extraían de la antigüedad, con historias edificantes que renovaran la corrupta sociedad del Antiguo Régimen. Debemos tener presente que laRevolución Francesa  tendría lugar tan sólo cinco años después. Por otro lado, Poussin, artista del siglo XVII, era tenido por la generación neoclásica como el gran modelo de lo que debía ser la pintura: basada en el dibujo, en la perfección de la línea, con luz homogénea y blanca, con composiciones equilibradas sobre estructuras geométricas… Estas técnicas son las que traduce a un lenguaje moderno el propio David. Ya en el cuadro dedicado a Belisario veíamos cómo el joven artista anticipaba el rigor de una obra teatral al ritmo narrativo de un cuadro. Pero es en el Juramento… donde alcanza un mayor relieve la doble estructura: unidad de lugar, tiempo e historia por un lado, por otro, reparto en tres actos de la narración. Estos tres actos o momentos están marcados físicamente por los grupos de personajes y por los tres arcos de la arquitectura de fondo.La historia se remite al origen legendario de Roma, que está en lucha con la ciudad de Alba, en el siglo VII a.C. La guerra será resuelta mediante el combate singular de tres campeones romanos y tres campeones albanos. Los designados son los tres hermanos de la familia de Horacio, por la parte romana, y los tres hermanos de los Curiati, por parte de Alba. Sin embargo, el caso está complicado por el hecho de que estas dos familias están ligadas por sendos matrimonios: una hermana de los Horacios con un hermano de los Curiati, y viceversa. Así pues, los tres momentos resumen en primer lugar, la declaración de guerra de los tres hermanos, el juramento de fidelidad a Roma que les toma su padre sobre las espadas que llevarán a la lucha, y la desesperación de las mujeres, que se apartan del ritmo histórico para llorar en su privacidad. La pintura neoclásica tiene por norma diferenciar el espacio masculino y el femenino. El masculino es el espacio público, el de la guerra o el trabajo. El espacio femenino será siempre el hogar, la intimidad, y sus labores llorar a los héroes muertos o realizar las tareas domésticas.


Libertad guiando al pueblo.Comentario:


El 28 de julio de 1830 los revolucionarios liberales franceses derrocaban al rey Carlos X y provocaban la coronación de Luis Felipe de Orleans, el llamado Rey Burgués. Este episodio será el protagonista del cuadro más famoso de Delacroix, la Libertad guiando al pueblo, obra con cierta dosis de alegoría que recoge un hecho contemporáneo. La mujer que representa a la Libertad aparece con el torso desnudo, porta en su mano derecha la bandera tricolor y en la izquierda un rifle. Le acompañan miembros de las diferentes clases sociales – un obrero con una espada, un burgués con sombrero de copa portando una escopeta, un adolescente con dos pistolas, etc. – para manifestar que en el proceso revolucionario ha existido amplia participación. A los pies de la Libertad, un moribundo la mira fijamente para señalar que ha merecido la pena luchar. Con esta obra, Delacroix pone de manifiesto su ideología y su faceta de pintor de su tiempo. La composición se inscribe en una pirámide cuya base son los cadáveres que han caído en la lucha contra la tiranía, cadáveres iluminados para acentuar su importancia. La vorágine de la batalla se manifiesta en la polvareda que difumina los contornos e impide contemplar con claridad el grupo de figuras que se sitúa tras la Libertad. Los escorzos y el movimiento de la imagen vuelven a recordar el Barroco, igual que en la Matanza de Quíos o la Muerte de Sardanápalo. Fue presentado al Salón de 1831 y adquirido por Luis Felipe para el Museo Real.


El 3 de Mayo 1808 COMENTARIO:


 En esta obra Goya aparece no sólo como un extraordinario pintor que refleja un hecho histórico del cual fue fue testigo; sino que, lo que resulta más novedoso, el pintor toma parte de manera activa en favor de los perdedores, los ejecutados, mostrando lo inhumano y cruel de la guerra. Toda la obra rebosa un dramatismo sin parangón, la luz, los gestos mezclados de heroicidad final frente al terror o al fervor religioso y los colores oscuros. Frente a esa galería de rostros de los condenados, los soldados nos dan la espalda, forman un muro infranqueable mostrándonoslo el pintor como una máquina ejecutora, sin rostro, sin humanidad. Frente a los pintores anteriores que habían mostrado la guerra desde la óptica del rey vencedor que se nos aparecía como un héroe extraído de las novelas de caballería («Calos V en la Batalla de Mühlberg») o los que había querido representar la rendición bajo un ambiente de cordialidad y caballerosidad («La rendición de Breda» de Velázquez); Goya nos muestras unos hechos que nada tienen de heroico o caballeresco. Goya pinta la guerra en su sentido más dramático sin tomar partido por un bando u otro pues la guerra deshumaniza a todos por igual. 

CONCLUSIÓN:


 Goya nos acerca a una nueva visión de un tema antiguo: la guerra. Esta percepción de la guerra, absolutamente novedosa y moderna, es especialmente visible en obras como la que estamos comentando o su compañera, «el 2 de mayo», así como el la serie de grabados titulado «Los desastres de la Guerra» y hace de esta obra no solo genial desde el punto de vista técnico, abandonando el academicismo rococó de los cartones para tapices y adentrándose en un nuevo lenguaje pictórico que conecta con la modernidad; sino que la ha convertido en una obra icónica no sólo de la Guerra de la Independencia en España sino de denuncia del horror de todas las guerras. Goya influyó notablemente en pintores posteriores como Manet o Picasso.


La Torre Eiffel.Comentario:


Esta torre fue realizada por Gustave Eiffel para la Exposición Universal de París de 1889. Desde que su proyecto fue aceptado recibió todo tipo de críticas y comentarios adversos. Algunos que se decían especialistas se dedicaron a demostrar que era matemáticamente imposible realizar una torre tan esbelta y llegaron a fijar como límite de altura los 228 metros, a partir de los cuales aseguraban que se vendría abajo. La torre alcanzó 300 metros de altura y con su esbeltez intentaba rivalizar con las más prestigiosas construcciones del pasado. Ya desde el inicio de las obras, no faltaron especialistas y matemáticos empeñados en demostrar su seguro derrumbamiento cuando se alcanzaran los 228 metros de altura. Por otro lado, el 14 de febrero de 1887 las páginas de «Le Temps» publicaron un manifiesto titulado «Protesta de artistas», en el que se rechazaba su proyecto según los argumentos siguientes: «Escritores, escultores, pintores y amantes apasionados de la belleza hasta ahora intacta en París, venimos a protestar con todas nuestras fuerzas y con toda nuestra indignación en nombre del gusto francés despreciado y en el nombre del arte y la historia francesa amenazados, en contra de la erección en pleno corazón de nuestra capital de la inútil y monstruosa torre eiffel ¿Hasta cuándo la ciudad de París se asociará a las barrocas y mercantiles imaginaciones de un constructor de máquinas para deshonrarse y afearse inseparablemente? Pues la torre Eiffel, que ni siquiera la comercial América querría, es, no lo dudéis, la deshonra de París. Todos lo sienten, todos lo dicen y todos lo lamentan profundamente, y no somos más que un débil eco de la opinión universal, tan legítimamente alarmada».


La casa mila.Comentario:


Pere Milà se sintió impresionado por la casa Batlló, realizada por Gaudí entre 1904-06, por lo que decidió encargar al mismo arquitecto la realizacion de una gran casa de pisos de alquiler en un terreno de más de 1.000 metros cuadrados de su propiedad, ubicado también en el Paseo de Gracia, haciendo esquina con la calle Provenza. Gaudí diseñó una de sus obras emblemáticas, utilizando formas onduladas, como si de las dunas de la playa se tratara. En la Pedrera, como también se denomina al edificio, podemos encontrar los elementos más identificativos de la arquitectura de Gaudí, dotando a su edificio de un tratamiento escultórico. La estructura del edificio está basada en forjados de viguetas metálicas y bovedillas a la catalana, sostenidas por jacenas metálicas sobre pilares, bien de hierro o sillería. Las únicas paredes estructurales del edificio son las que encontramos en la escalera, pudiéndose modificar la distribución de los pisos al cambiar de lugar los tabiques, existiendo la posibilidad de eliminarlos. La ondulada fachada -aguantada gracias a unas jacenas onduladas empotradas en la piedra y unidas por viguetas de diferentes longitudes- se adorna con forjados de formas vegetales, en sintonía con la casa Batlló. Otro de los elementos más espectaculares del edificio lo encontramos en el tratamiento que reciben las chimeneas de la terraza, en las que el arquitecto aplica la técnica del trencadís que caracteriza buena parte de sus trabajos, especialmente el parque Güelle. En la actualidad, este edificio -propiedad de la entidad financiera Caixa Catalunya- está considerado bien cultural del patrimonio mundial por la UNESCO. Gaudí se encontró con bastantes problemas durante la construcción de esta obra. El Ayuntamiento de Barcelona ordenó la paralización de las obras dos años después de su inicio debido a que una columna que daba la paseo de Gracia excedía lo establecido. Los voladizos también causaron problemas, así como la altura total o el volumen de la edificación, obligando el Ayuntamiento a derribar el desván o en su defecto pagar una multa de 100.000 pesetas -una quinta parte de valor total del edificio-, pleito que finalizó al considerarse que el edificio era de gran valor artístico.


Sol naciente,impresión.Comentario:


El único canal de exposición con que contaban los pintores en la Francia del siglo XIX era el Salón de París, vinculado a la Escuela de Bellas artes, que contaba con un prestigioso jurado que seleccionaba las obras enviadas. El escándalo de 1863 – con la presentación del Desayuno en la hierba de Manet – motivó la creación del Salón de los Rechazados, que tenía más éxito entre los jóvenes creadores que el oficial al exhibir obras más modernas. Los pintores que se reunían en el Café Guerbois en torno a Manet decidieron crear un foro de exposición diferente a los oficiales, en el que pudieran mostrar sus obras todos los artistas independientes. Así surge la I Exposición de la sociedad anónima de artistas pintores, escultores y grabadores que tuvo lugar entre el 15 de abril y el 15 de mayo en las salas que el fotógrafo Nadar les prestó. Acudieron 3.500 visitantes, que se rieron de la pintura tan moderna que contemplaban. A esa exposición Monet presentó nueve cuadros, entre los que destacó esta imagen que contemplamos ya que fue la que dio nombre al grupo. El crítico Louis Leroy denominó a la muestra Exposición de los Impresionistas en referencia a este cuadro y de manera totalmente despectiva. Sin embargo, los integrantes de la sociedad admitieron ese nombre como denominador del grupo. Impresión, sol naciente es una imagen tomada directamente del natural por Monet en Le Havre, representando las neblinas del puerto al amanecer mientras que el sol «lucha» por despuntar, creando magníficos reflejos anaranjados en el mar y en el cielo. La sensación atmosférica domina una escena en donde las formas desaparecen casi por completo. Los colores han sido aplicados con pinceladas rápidas y empastadas, apreciándose la dirección del pincel a simple vista, resultando una imagen de enorme atractivo tanto por su significado como por su estética.


Jugadores de Cartas.Comentario:


Durante la década de 1890 Cézanne pintó una serie de cuadros con la temática de los jugadores de cartas, siendo este lienzo que contemplamos el más famoso de la serie. Los protagonistas de las telas son los campesinos de Aix y el jardinero del Jas de Bouffan, Vallier. Las fuentes de inspiración empleadas por Cézanne posiblemente fueran los jugadores de cartas pintados por Le Nain y Chardin.Las dos figuras se sientan a ambos lados de una pequeña mesa sobre la que apoyan los codos. Una alta botella nos da paso hacia la cristalera del fondo, por la que se intuye un abocetado paisaje. Los dos hombres están concentrados en el juego, interesándose el maestro en captar sus expresiones, y se presentan tocados con sendos sombreros típicos de las clases sociales humildes de la Provenza. El espectador se convierte en uno de los frecuentes observadores que contemplan estas partidas en las tabernas, al situarnos el maestro en un plano cercano a la escena y no hacer apenas referencias espaciales. La iluminación artificial se manifiesta en las sombras, especialmente en el reflejo blanco de la botella. Pero una vez más, el protagonista del lienzo es el color que inunda todos los rincones de la tela. El hombre de la derecha viste una chaqueta de tonalidades grises amarillentas que tiene su continuidad en el pantalón de su compañero, vestido éste con una chaqueta de tonalidades malvas que se mezclan con diversos colores. El fondo se obtiene gracias a una mezcla de tonos aunque abunden los rojizos, en sintonía con la mesa y el mantel. La aplicación del color se realiza a base de fluidas pinceladas que conforman facetas, elementos identificativos del cubismo. A diferencia del impresionismo del que Cézanne parte, en este trabajo prima el volumen y la forma sobre la luz, obteniendo ese volumen gracias al color en estado puro. De esta manera, el objetivo del maestro provenzal -conseguir que el impresionismo sea un arte duradero como el que se expone en los museos- se ha alcanzado.


Guernica.Comentario:


A veces se considera El Guernica, la contribución de Picasso al pabellón de la República española en París en 1937, como un hito final en sus relaciones con el surrealismo, aunque una obra como ésta se resiste a cualquier adscripción.Pintada por encargo del gobierno español, Picasso hace un cuadro monocromo, de impacto directo, como alegato contra la agresión fascista en España y contra la guerra en un sentido más amplio. Pinta unos nuevos desastres de la guerra donde la violencia y el horror son protagonistas, y lo hace con medios muy depurados: pocos elementos, pocos colores, ningún relieve y una carga expresiva muy fuerte. Picasso pinta el único cuadro histórico del siglo XX, como lo ha dicho Argan, un cuadro en el que los elementos vivos han desaparecido: un friso monocromo donde la muerte es el único protagonista, en un lenguaje propio que hace estallar el cubismo, como Las señoritas de Avigñón (1907, Nueva York, MOMA) hicieron estallar el lenguaje tradicional.

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