30 Ago

La II República constituyó un régimen democrático surgido tras el fracaso de la dictadura de Primo de Rivera. Se proclamó el 14 de Abril de 1931 y duró hasta la Guerra Civil y el establecimiento de la dictadura de Franco (17 de Julio de 1936 – 1 de Abril de 1939). Hacia finales de la dictadura, la monarquía estaba muy desacreditada por su vinculación con la propia dictadura y con la Restauración. La oposición crecíó desde distintos frentes: por un lado, los anarquistas y, más tarde, los socialistas, se enfrentaron a un régimen claramente burgués. Por otro, la intelectualidad, con figuras destacadas, como Ortega y Gasset o Unamuno, y también las universidades, ante un clima de falta de libertad. También ejercíó oposición la sección peninsular del Ejército, descontenta ante el trato de favor a los africanistas. Debido a la creciente oposición, Primo de Rivera dimitíó y se exilió en Enero de 1930. Tras esto, Alfonso XIII constitucionalizar el régimen para mantener la monarquía, con base en el consenso y con apariencia liberal. El rey encomendó el gobierno primero al general Berenguer y luego al almirante Aznar, en una fase final de la dictadura conocida como dictablanda. En paralelo, la oposición se agrupó en busca de una salida republicana a la dictadura. En 1930 se firmó el Pacto de San Sebastián, un acuerdo para derribar la monarquía. Se encontraban en el pacto republicanos históricos, monárquicos descontentos, socialistas y nacionalistas; entre otros, estaban Niceto Alcalá-Zamora, Manuel Azaña, Alejandro Lerroux, Francisco Largo Caballero y Miguel Maura. Se abrieron dos vías para establecer la república: la insurreccional, con el pronunciamiento de Jaca (1930), que fracasó; y la política, reforzada por campañas de prensa y artículos de intelectuales. Destacaron El error Berenguer, de Otega y Gasset, y también un manifiesto firmado por varios republicanos de renombre, ambos de 1930. En la línea con constitucionalizar el régimen, Alfonso XIII convocó elecciones municipales el 12 de Abril de 1931. Aunque las candidaturas monárquicas ganaron en el campo, en las ciudades, lejos de la influencia de los caciques, vencieron los republicanos. 


TEMA 13:

En 1808 estalló en España la Guerra de Independencia contra los franceses. Las tropas de Napoleón, con el pretexto de invadir Portugal, tomaron prácticamente toda España, con pocas excepciones, como Canarias y la ciudad de Cádiz. Se formaron juntas locales y provinciales, que asumieron las funciones del rey en su ausencia. La Junta Suprema Central coordinaba al resto de juntas y se refugiaba en Cádiz.

Por influencia de los ingleses, la Junta decidíó disolverse y convocar Cortes, elegidas por sufragio universal masculino, para representar a la nacíón española en ausencia del rey (1810). Las Cortes de Cádiz eran decididamente liberales y buscaban acabar con el Antiguo Régimen.

La obra más importante de las Cortes fue la Constitución de Cádiz, promulgada el 19 de Marzo de 1812, que iniciaba la Edad Contemporánea en España. Su aplicación fue limitada, solo en momentos puntuales como el Trienio Liberal, pero sirvió de modelo para otras Constituciones en Europa y América.

La Constutución de 1812 establece un régimen liberal, a pesar de que Fernando VII no lo acató a su regreso. Establece la soberanía nacional mediante un sufragio universal masculino indirecto, en el que los diputados representan a los ciudadanos, no a los estamentos. Establece también la separación de poderes: el legislativo lo desempeñan Cortes unicamerales; el ejecutivo recae en el rey y el Gobierno elegido por él. El poder judicial recae en los tribunales.

La Constitución de 1812 establece también la igualdad ante la ley, incluyendo a los españoles de América y Filipinas. Así, en el artículo 1 se recoge que “La nacíón española es la reuníón de españoles de ambos hemisferios”. Reconoce algunos derechos individuales, como la educación primaria obligatoria, la propiedad privada, la libertad de imprenta o la inviolabilidad del domicilio. La religión católica es la oficial de España. El territorio se divide en provincias y municipios y se forma la Milicia Nacional para la defensa del liberalismo.



TEMA 9:

Durante el Siglo XVII, destacó el reinado de Felipe IV (1621 – 1665). Los Austrias menores se despreocupaban de las labores de gobierno y delegaron en validos, especie de primeros ministros. 
En el caso de Felipe IV, su principal valido fue el conde-duque de Olivares, que desarrolló una política centralista en el interior y ofensiva en Europa, al entrar en la Guerra de los 30 Años. 
Las reformas políticas de Olivares buscaron la unificación de la Monarquía Hispánica en todos los aspectos, para convertir el Estado compuesto en una monarquía unitaria.

En el plano económico, Olivares acometíó varias reformas fiscales encaminadas a mejorar y centralizar los ingresos. Entre otras reformas, implantó medidas mercantilistas, eliminó las acuñaciones masivas y practicó la venta de cargos.
También establecíó la red de erarios, que consistía en una especie de banca pública para financiar los gastos de la Monarquía sin dependencia de bancos extranjeros.

En el plano militar, diseñó la Uníón de Armas de 1626, que consistía en la creación de un ejército conjunto para toda la Monarquía, en la que los distintos reinos aportarían dinero y hombres en función de sus posibilidades, lo que generó resistencias en algunas regiones, como Cataluña y Portugal. 
En el contexto de la Guerra de los Treinta Años, en 1640 Olivares envió tropas castellanas a Francia y las alojó en Cataluña. Eso inició una revuelta, el Corpus de Sangre, que derivó en una guerra de independencia, la Guerra dels Segadors, que duró hasta la victoria de Felipe IV en 1652 y su reingreso en la Monarquía Hispánica.
También en 1640, para sofocar la revuelta catalana, Olivares convocó tropas portuguesas, lo que hizo estallar otra revuelta independentista. Los portugueses proclamaron rey al duque de Braganza.
La independencia se reconocíó en1668, en tiempos de Carlos II. 
El fracaso de sus reformas conllevó la destitución de Olivares en 1643. El proyecto de Olivares puso de manifiesto el enfrentamiento entre centralismo y foralismo, problema que seguirá adelante en la historia de España.


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