12 Mar

2. La revolución de 1868: la Gloriosa.
a. Causas de la revolución.
Desde 1860, una crisis político-económica provocó la inestabilidad del gobierno auspiciado por Isabel II. Hubo
una crisis financiera al desplomarse el valor de las acciones ferroviarias en Bolsa y caer las cotizaciones de Deuda
Pública. Por otra parte, la Guerra de Secesión estadounidense interrumpíó la exportación de algodón, provocando una
crisis industrial que hizo cerrar fábricas y, como consecuencia, aumentar el paro.
Asimismo, las malas cosechas desde 1866 llevaron a una crisis de subsistencia, con gran escasez de trigo. Ese
mismo año, progresistas y demócratas firmaron el Pacto de Ostende (Bélgica) para destronar a Isabel. Los unionistas
se unieron a la causa revolucionaria tras la muerte de O’Donnell en 1867.
b. La Gloriosa. El Gobierno Provisional.
El 19 de Septiembre de 1868 el almirante Topete se subleva en Cádiz al grito de “Viva España con honra”,
contagiando a otras ciudades en las que se formaron Juntas Revolucionarias con poder efectivo. Las escasas tropas
fieles al gobierno fueron derrotadas en la Batalla de Alcolea e Isabel se exilió.
El movimiento popular, dirigido por los firmantes de Ostende, transforma el golpe militar en una revolución.
Prim y Serrano forman un Gobierno Provisional que disuelve las Juntas y desarma a la Milicia Nacional, frustrando las
aspiraciones de republicanos, demócratas y masas populares. Hubo elecciones a Cortes Constituyentes, las primeras
por sufragio universal, obteniendo el triunfo la coalición gubernamental (progresistas y unionistas): Serrano es
confirmado como regente y Prim como jefe de Gobierno.
c. La Constitución de 1869.
Inspirada en las progresistas de 1812 y 1837, establecía la soberanía nacional (Cortes elegidas por sufragio
universal), monarca constitucional y tribunales de justicia por oposición. El Estado sería confesional pero se
contemplaba la libertad individual de culto.
Este texto constitucional consolidó los principios liberales que defendían los partidos que impulsaron la
revolución, aunque frustraba las aspiraciones de republicanos (contrarios a la monarquía), campesinos y extremistas
(anticlericales). El fracaso de las insurrecciones republicanas de 1869 llevó a una mayor radicalización, introducíéndose
en España las ideas internacionalistas, que proclamaban una nueva etapa en la organización de los trabajadores.
3. El reinado de Amadeo de Saboyá (2/1/1871-10/2/1873)
a. La búsqueda de un nuevo monarca.
Sancionada la Constitución había que encontrar un nuevo rey.
Prim buscó el consenso internacional y se decantó
por Amadeo de Saboyá, elegido rey por las Cortes en Noviembre de 1870. Llegó a España el 30 de Diciembre, tres
días después del asesinato de Prim, quedándose sin su principal valedor.
El 2 de Enero de 1871 Amadeo es proclamado rey en Madrid con el apoyo del grupo constitucional, liderado
por Sagasta y formado por unionistas y progresistas moderados; y el grupo radical de Ruiz Zorrilla, formado por
progresistas y demócratas partidarios de mayores reformas.
b. La oposición a la nueva monarquía.
Amadeo I se encontró con la animadversión de los moderados, apoyados por la Iglesia y que organizaron el
partido alfonsino, abogando por la restauración borbónica en la persona del príncipe Alfonso. Los republicanos y los
sectores populares pedían cambios mediante levantamientos y protestas; y los carlistas retomaron la lucha armada,
aunque existía una facción que fue una fuerza política conservadora.
c. La permanente inestabilidad.
En 1868 estalló en Cuba la Guerra de los Diez Años y en 1872 hubo insurrecciones federalistas (combinación
de republicanismo y anarquismo) que se reprimieron con rapidez. Al año siguiente comenzó la Tercera Guerra Carlista
(1873-1876), que no fue un peligro real, pero sí un foco de problemas constante. El rey se quedó solo por la
desintegración de la coalición gubernamental (unionistas, progresistas y demócratas) y renunció al trono el 10 de
Febrero de 1873. En dos años hubo seis gobiernos diferentes, una inestabilidad total.
4. La Primera República (11/2/1873-29/12/1874).
Tuvo dos formas (federal y unitaria) y fue la única alternativa a la crisis de la monarquía democrática. Nacíó
en un contexto hostil (crisis de la Hacienda pública, predominio de tendencias monárquicas en el ejército, guerras…) y
contó con cuatro presidentes: Estanislao Figueras, Pi y Margall, Nícolás Salmerón y Emilio Castelar.
a. República Federal y movimiento cantonalista.
Figueras intentó construir una república federal aunque encontró la división interna en el Partido Republicano:
– Intransigentes: de abajo arriba, desde municipios a cantones y desde éstos al poder federal. Defendían
reformas sociales para mejorar la vida del pueblo. Destaca José María Orense.
– Centristas (Pi y Margall): de arriba abajo, primero Constitución federal y luego formar estados federados.
– Moderados: defendían República democrática con todas las opciones liberales y la prioridad de aprobar una
Constitución. Fue el grupo más numeroso de la Cámara, liderado por Salmerón y Castelar.
Pi y Margall se enfrentó al recrudecimiento de la guerra carlista y a la insurrección cantonal:
– Guerra carlista: la caída de Amadeo y la debilidad de Primera República dio ventaja al carlismo. Pero en
1876 será derrotado por completo por los generales Jovellar, Quesada y Martínez Campos.
– Cantonalismo: el rebrote de particularismos regionales estuvo alentado por republicanos exaltados, que
culpaban de los males nacionales al autoritarismo del gobierno central. Con bastión en Cartagena, se extendíó
por Levante y el interior. En Andalucía, los federales tomaron ayuntamientos, formaron comités de salvación
pública y declararon cantones independientes, con gran participación del movimiento obrero (ideales de
justicia y reparto de riqueza).
El cantonalismo evidenció la debilidad de la República. Tras la breve presidencia de Salmerón, Castelar actuó
firme: aplicó penas de muerte, llamó al ejército para imponer el orden y suprimíó el principio federal.
b. República unitaria.
Castelar viró hacia la derecha y los generales victoriosos en la campaña cantonalista (Pavía y Martínez
Campos) arbitraron la situación. En Enero de 1874, un Golpe de Estado del general Pavía obligó a dimitir a Castelar.
Comenzó la “República del 74”, presidida por el general Serrano de forma dictatorial. El 29 de Diciembre de 1874,
Martínez Campos dio un Golpe de Estado en Sagunto, proclamando rey de España a Alfonso XII, hijo de Isabel II.

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