05 Dic




EL SÍ DE LAS NIÑAS. EJEMPLO DE VALORACIÓN CRÍTICA





El Sí de las niñas es la obra más conocida de su autor, Leandro Fernández de Moratín (1760-1828). Su estreno, con el que alcanzó un Notable éxito, tuvo lugar en 1806, es decir, ya en el Siglo XIX. A pesar de Esta fecha tardía, puede considerarse como la pieza más representativa del teatro neoclásico y de las ideas ilustradas en que éste se sustenta.



La comedia desarrolla el conflicto que Se plantea entre los deseos de doña
Francisca, muchacha de 16 años enamorada Del joven teniente D. Carlos, y la voluntad de doña Irene, su madre, quien ha Concertado su matrimonio con D. Diego, de 59 años. Casualmente, éste resulta Ser el tío y tutor de D. Carlos. Cuando los personajes coinciden en una venta cercana A Madrid se descubre que ambos hombres compiten por el favor de la misma joven. Estalla entonces el conflicto que se resuelve rápidamente gracias a la renuncia De D. Diego.



La Obra aborda, así pues, el tema de los matrimonios concertados y desiguales (aquí lo es no solo por la diferencia de edad, sino también por la de riqueza), Así como la necesidad de que los jóvenes ejerzan con libertad su derecho a Elegir cónyuge. Se trata de un tema habitual de Moratín, pero también una Preocupación típica de los ilustrados y de su proyecto de reforma social. También es carácterística del pensamiento ilustrado la preocupación por el Papel de la educación. Como advierte D. Diego al final de la obra, la educación Autoritaria de los padres arrastra a los jóvenes a forzar su libre albedrío y a Fingir conformidad con un matrimonio condenado al fracaso, como demuestra la Lamentable trayectoria de doña Irene. Frente a este autoritarismo, D. Diego Propone una solución intermedia en la que triunfa aparentemente la libertad de Elección, pero sin menoscabar el principio de autoridad de los padres, quienes Al fin y al cabo no encuentran objeciones razonables a una uníón que satisface Los intereses materiales y afectivos de las dos partes.



La Comedia tiene, por tanto, una marcada finalidad didáctica, rasgo propio de la Comedia neoclásica a la que representa. Junto a ello encontramos otros aspectos Formales igualmente carácterísticos. En primer lugar, el desarrollo de una Historia creíble, protagonizada por personajes de clase media que se Desenvuelven en unas circunstancias cotidianas y reconocibles por el público, y Que se expresan en prosa con gran naturalidad y conforme corresponde a su Condición social y cultural. Todo esto revela la apuesta neoclásica por la Verosimilitud y la moderación frente a la fórmula del teatro posbarroco, basada En la fantasía y toda clase de excesos en el lenguaje y en la escenografía.



De Igual manera hay que entender otros aspectos técnicos de la obra. La estructura En tres actos se ajusta a la división clásica en planteamiento/nudo/desenlace, Y permite el empleo de momentos climáticos al final del primer y segundo acto Para alimentar el efecto de suspense. Por otro lado, es importante subrayar el Respeto a las a las tres unidades dramáticas, uno de los preceptos centrales Del teatro neoclásico. De acuerdo con ello, la acción transcurre de principio a Fin en el mismo espacio (unidad de lugar), una posada de Alcalá de Henares. La Duración de la acción dramática también cumple con la norma de la unidad de tiempo, Al extenderse a lo largo de tan solo diez horas, desde el anochecer hasta las Cinco de la mañana siguiente, cuando la llegada del sol irrumpe como símbolo Del triunfo de las luces ilustradas y del desenlace feliz. Por último, la Acción se limita al desarrollo de un único conflicto dramático, prescindiendo De tramas secundarias, según exige el respeto a la unidad de acción.



En Cuanto a los personajes, lo primero que llama la atención es su número Reducido, que contrasta con los excesos del teatro posbarroco en este apartado. Como sucedía en el Siglo de Oro, hay una clara división entre señores y los Criados. Sin embargo, en la comedia moratiniana éstos no desarrollan tramas Paralelas.



A diferencia de los sirvientes, los Señores sí están bien perfilados y diferenciados. Doña Francisca se muestra al Principio como una muchacha inocente y sumisa, para mostrar luego su secreta Pasión por Don Carlos. Esto le lleva a la simulación pero no al enfrentamiento Con la autoridad materna. También es sensato y obediente D. Carlos, cuyos engaños E insubordinaciones, no cuestionan nunca seriamente la autoridad del tío.



Doña Irene, por su parte, es una madre Autoritaria e interesada. Su conducta manipuladora, su charlatanería y Frivolidad la convierten en el personaje más ridículo y censurable de la obra. Por El contrario, D. Diego, hombre generoso y dialogante, encarna los valores defendidos Por los ilustrados. Al advertir que el matrimonio concertado se opone a los Verdaderos deseos de Paquita, y que ésta es víctima de la mala educación proporcionada Por su madre, sacrifica sus deseos personales en favor de la solución más Razonable y beneficiosa para todos.



El Sí de las niñas es, en definitiva, una obra de gran valor Pues constituye un valioso testimonio de una época y de las inquietudes Sociales de los ilustrados. Además hay que valorar sus aciertos a la hora de Llevar a la práctica el didactismo y la preceptiva dramática que exigidos por el Teatro neoclásico, sin que por ello los personajes carezcan de consistencia y La acción de intriga.






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