08 Sep

LAS CORTES DE Cádiz Y LA Constitución DE 1824. 3.1. La restauración del absolutismo (1814-1820)


Los liberales desconfiaban de la predisposición del monarca para aceptar el nuevo orden constitucional. Por ello dispusieron que viajara directamente a Madrid para jurar la Constitución y aceptar el nuevo marco político.
Fernando VII temíó enfrentarse a quienes que durante seis años habían resistido al invasor y acató sus condiciones. Pero los absolutistas -nobleza y clero- sabían que la vuelta del monarca era su mejor oportunidad para deshacer toda la obra de Cádiz y volver al Antiguo Régimen. Se organizaron rápidamente para demandar la restauración del absolutismo (manifiesto de los persas (piden anular la constitución de Cádiz y restaurar el absolutismo)) y movilizaron al pueblo para que mostrase su adhesión  incondicional al monarca. Fernando VII. Seguro ya de la debilidad del sector liberal, traiciónó sus promesas y, mediante el Real Decreto de 4 de Mayo de 1814, anuló la Constitución y las leyes de Cádiz y anunció la vuelta al absolutismo. Inmediatamente fueron detenidos o asesinados los principales dirigentes liberales, mientras otros huyeron hacia el exilio.///La monarquía procedíó a la restauración de todas las antiguas instituciones del régimen señorial y de la Inquisición. Era una vuelta al Antiguo Régimen, en un contexto internacional determinado por la derrota de Napoleón y el restablecimiento del viejo orden en Europa, mediante el Congreso de Viena y creación de la Santa Alianza (1815), que garantizaba la defensa del absolutismo y el derecho de intervención en cualquier país para frenar el avance del liberalismo. ///Así, partir de 1815, Fernando VII y su gobierno intentaron un objetivo imposible: rehacer un país destrozado por la guerra, con la agricultura deshecha, el comercio paralizado, las finanzas en bancarrota y todas las colonias luchando por su independencia, y todo ello a partir de la restauración del Antiguo Régimen. Sus gobiernos fracasaron uno tras otro. Por un lado, las elevadas pérdidas humanas (entre 255000 y 375000 muertos) y materiales arruinaron al campesinado y significaron la paralización del comercio y de la producción manufacturera. Por otro lado, la Hacienda real entró en bancarrota por la falta de recursos económicos, muy especialmente debido a que la guerra en las colonias americanas exigíó enormes gastos militares y además impidió la llegada de nuevos ingresos (impuestos, metales, productos, etc.).///A estos problemas hay que añadir que los acontecimientos sucedidos entre 1808 y 1814 habían cambiado la mentalidad de muchos grupos sociales. El campesinado había dejado de pagar las rentas señoriales y las protestas se sucedían ante la pretensión de volver a imponer los viejos tributos; la libertad de fabricación y de mercado había permitido el desarrollo de empresas y negocios más allá de la rígida reglamentación gremial y gran parte de la burguésía urbana reclamaba la vuelta al régimen constitucional. Por último, la integración de jefes de la guerrilla en el ejército originó un sector liberal, partidario de reformas, que protagonizaría en el futuro numerosos pronunciamientos. Los gobiernos de Fernando VII fueron incapaces de dar respuesta a los problemas, de enderezar la Hacienda o de hacer frente a los movimientos independentistas en las colonias. Pronunciamientos militares liberales (Mina, Lacy, Porlier, Vidal…), algaradas en las ciudades y amotinamientos campesinos evidenciaron el


descontento y la quiebra de la monarquía absoluta. La represión fue la única respuesta de la monarquía a las demandas políticas y sociales.

4.2. El Trienio Liberal (1820-1823)

///El 1 de Enero de 1820, el coronel Rafael del Riego, al frente de una compañía de soldados acantonados en la localidad de Las Cabezas de San Juan (Sevilla), pendientes de embarcar para combatir en las colonias americanas, se sublevó y recorríó Andalucía proclamando la Constitución de 7872. La pasividad del ejército, la acción de los liberales en las principales ciudades y la neutralidad de los campesinos obligaron al rey Fernando VII a aceptar la Constitución, el 10 de Marzo .Inmediatamente se formó un nuevo gobierno que proclamó una amnistía y convocó elecciones a Cortes.///Los resultados electorales dieron la mayoría a los diputados liberales, que iniciaron rápidamente una importante obra legislativa. Restauraron gran parte de las reformas de Cádí2, como la libertad de industria, la abolición de los gremios, la supresión de los señoríos jurisdiccionales y de los mayorazgos y la venta de tierras de los monasterios. Establecieron la disminución del diezmo y reformas en el sistema fiscal, el código penal y el ejército. Asimismo, impulsaron la liberalización de la industria y el comercio, con la eliminación de las trabas a la libre circulación de mercancías, potenciando así el desarrollo de la burguésía. Por último, iniciaron la modernización política y administrativa del país, de acuerdo con el modelo de Cádiz. Se formaron ayuntamientos y diputaciones electivos y se reconstruyó la Milicia Nacional como cuerpo armado de voluntarios, formado por las clases medias urbanas, con el fin de garantizar el orden y defender las reformas constitucionales. ///Todas estas reformas suscitaron rápidamente la oposición de la monarquía.
//Fernando VII había aceptado el nuevo régimen forzado por, las circunstancias y desde el primer momento, paralizó cuantas leyes pudo, recurriendo al derecho de veto que le otorgaba la Constitución, y conspiró contra el gobierno, buscando recuperar su poder mediante la intervención de las potencias absolutistas en España.///Sin embargo, las nuevas medidas liberales del Trienio provocaron el descontento de los campesinos, ya que se abolían ]os señoríos jurisdiccionales, pero no les facilitaban el acceso a la tierra. Los antiguos señores se convirtieron en los nuevos propietarios, y los campesinos, en arrendatarios que podían ser expulsados de las tierras si no pagaban, con 1o que perdían sus tradicionales derechos.///Además, no se produjo una rebaja sustancial de los impuestos y la monetarización de las rentas y de los diezmos, antes pagados con productos agrarios, obligaba a los campesinos a conseguir dinero con la venta de sus productos. En una economía todavía de autosuficiencia resultaba muy difícil vender a buen precio los productos y reunir la cantidad de dinero necesario para pagar las nuevas contribuciones. De este modo, los campesinos, más pobres e indefensos ante la nueva legislación capitalista, se sumaron a la agitación antiliberal. Por su parte, la nobleza tradicional y la Iglesia, perjudicadas por la supresión del diezmo y la venta de bienes monacales, impulsaron la revuelta contra los gobernantes del reino. En 1822 se alzaron partidas absolutistas en Cataluña, Navarra, Galicia y el Maestrazgo. Los voluntarios realistas llegaron a contar con 280000 miembros y consiguieron dominar amplias zonas del territorio, estableciendo una regencia absolutista en Seo del Urgel en 1823.///

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