14 Ene

11ª.- Explica la frase: “…no admitir jamás cosa alguna como verdadera en tanto no la conociese con evidencia que lo era.


Con esta regla comienza el primer precepto o regla del método, la denominada de la Evidencia, y en la que formula el Criterio de Verdad La frase de referencia abre la puerta a la duda metódica, como método de depurar todos los conocimientos y opiniones adquiridos con anterioridad. El objetivo es encontrar verdades absolutamente ciertas, sobre las que no sea posible dudar bajo ninguna circunstancia, es decir, verdades evidentes sobre las que se pueda edificar con total seguridadel edificio del conocimiento. De ahí que en la primera regla nos defina el objetivo(la frase que comentamos) y nos prevenga contra los dos errores más frecuentes, laprevención y la precipitación, y finalmente nos formule el criterio de certeza. Pero además, con esta frase rompe con las formulaciones escolásticas. En la primer parte, al hablar de la filosofía nos dice que en ella no se encuentra aún ninguna cosa de la que no se dispute y por consiguiente que no sea dudosa. Para Descartes las proposiciones de la filosofía escolástica no son verdaderas, sino simplemente verosímiles y probables y, por tanto, discutibles. Lo verosímil, al igual que lo probable, es sólo aparentemente verdadero. Para Descartes estas son dos formas de falsedad. En el plano teórico Descartes sólo acepta la verdad evidente, sin grados de verosimilitud o probabilidad, por lo que todo lo demás debe ser reputado de falso y sometido a la estricta revisión de la duda metódica. Este tribunal sólo lo salvarán las proposiciones que cumplan el criterio de verdad.

12ª.- ¿Qué relación establece entre la Filosofía y las otras ciencias? ¿Por qué encuentra necesario el estudio de la filosofía?

Para responder más detalladamente, téngase en cuanta lo dicho en la cuestión 6ª de esta misma parte. Recuérdese sólo que para Descartes la relación entre la Filosofía y las otras ciencias es la que hay en un árbol entre las raíces y el tronco (o en un edificio entre los cimientos y los pisos): la Filosofía sería las raíces, la que sustenta el tronco de la ciencia, proporciona los principios de los que se deducen los de las ciencias. Descartes constata, por otra parte, que la Filosofía de su época aún no había encontrado ningún principio que fuera cierto e indudable, y mientras esta situación siguiera así, ninguna ciencia verdadera podría apoyarse sobre ellos. De ahí la necesidad de dedicarse a la Filosofía para establecer unos principios indudables sobre los que asentar un edificio científico seguro. interviene la voluntad y la libertad no sería posible.


2ª .- Hacia el final del largo primer párrafo, Descartes afirma: “Y así también pensé que como todos hemos sido niños antes de ser hombres y hemos habido menester durante mucho tiempo de estar gobernados por nuestros apetitos y nuestros preceptores, que eran a menudo contrarios unos a otros, …” “Apetito”. Este es un términoimportante en moral, defínelo; ¿qué relación mantiene con el significado de“deseo? ¿En qué sentido los niños están gobernados por los apetitos? ¿Por qué diceque son contrarios a los preceptores?

Descartes no distingue, en este contexto, entre apetito y deseo.
En el Tratado Laspasiones del alma, artículo 86, define el deseo como la agitación del alma “que la dispone a querer para el futuro cosas que se representa como convenientes”, es decir, cuando deseamos, tratamos de conseguir un bien futuro o de evitar un mal futuro. Característico del deseo es, pues, que tiene una gran fuerza motivadora, esto es, que estimula a actuar para conseguir lo que pretendemos. Por tanto aguijonea nuestra acción, la dirige. Cuando actuamos somos en gran parte, pues, “gobernados” por los apetitos. Descartes destaca que esto se da sobre todo en los niños, porque de adultos desarrollamos la razón y con ella la capacidad de dominar o regular nuestros deseos: nosiempre es conveniente u oportuno satisfacer nuestros deseos. En ocasiones es necesario posponer la satisfacción de éstos porque a largo plazo se seguirá un bien mayor o evitaremos un mal mayor con esta renuncia. Tradicionalmente, se ha llamado “prudencia” a este dominio de la razón sobre nuestros deseos atendiendo a sus consecuencias a medio o largo plazo. Por esta razón apunta Descartes que nuestros preceptores (padres, maestros, educadores) y nuestros deseos son contrapuestos unos a otros, pues ellos muchas veces tienen que aconsejarnos, por prudencia, hacer lo contrario de lo que nuestros deseos nos dictan. Sin embargo, Descartes no es tampoco un asceta o puritano que preconice la renuncia sistemática a nuestros deseos y a los placeres derivados de su consecución. Para él, la mayor parte de nuestros deseos y placeres son naturales y buenos. Por ello insinúa en el texto que “tal vez, ni los unos (los deseos) ni los otros (los preceptores) nos aconsejaban siempre lo mejor”. Lo mejor será, pues, guiarse por “el pleno uso de la razón” que con sus deliberaciones nos permitirá comprender si el logro de un deseo depende o no de nosotros y si es conveniente para nosotros o no. Esta es la principal finalidad de la moral, como dirá en el artículo 144 de Las pasiones del alma: “…debemos preocuparnos de regular justamente este deseo. En esto es en lo que consiste la principal utilidad de la  moral”.            

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