30 Sep

11.1.1 El reinado de Isabel II. La oposición al liberalismo [incluyendo cuestión sucesoria]: carlismo y guerra civil. La cuestión foral.

En 1833 muere Fernando VII, dejando el problema de su sucesión. Su hija Isabel tenía sólo 3 años, así que hasta entonces debería reinar su madre Mª Cristina. La oposición a Mª Cristina, partidarios del reinado del hermano de Fernando, Carlos, eran los carlistas, absolutistas. Mª Cristina tuvo entonces que buscar el apoyo de los liberales.

Introducción a los elementos del conflicto y desarrollo de las guerras carlistas.
El
primer enfrentamiento entre carlistas (absolutistas) e isabelinos (liberales), la primera guerra carlista, se desarrolló entre 1833 y 1839.
Los liberales apoyaban la separación de poderes, pero a su vez se dividían en dos corrientes:

Moderados:


no apoyaban el sufragio universal, sino uno muy censitario (sólo los más ricos). Quieren que el rey tenga más poder.
Progresistas: buscan ampliar el voto a los sectores comerciales, las clases medias altas. De este segundo grupo, desde el sector de los exaltados, se disgregaría posteriormente (en 1848) el partido demócrata.
El ejército por su parte, actuó como una institución, pero ideológicamente estaba muy dividido, en moderados, carlistas, y progresistas. De todos modos, mediante pronunciamientos impulsó importantes cambios políticos.
España entera estaba muy polarizada socialmente. No existía prácticamente la clase media, y los sistemas liberales por norma general son más estables cuanto más amplia es la clase media. El país era principalmente campesino. Las ciudades eran pequeñas, Madrid aun siendo capital del reino sólo disponía de una clase media artesana, y la industria estaba exclusivamente localizada en Barcelona y muy posteriormente en Bilbao también.
La iglesia, durante el reinado de Isabel fue muy importante. Se identificaba el ser español con ser católico, y el ser liberal con ser francés y con ser un desarraigado. La iglesia sólo aceptó las fórmulas más conservadoras, y por ello se mantuvo con los carlistas hasta un posterior acercamiento a los moderados.

El objetivo de los carlistas estaba en contra del capitalismo, las libertades sociales (económica, etc…) el liberalismo político, el laicismo y el centralismo. Defendían la descentralización, los fueros locales, las corporaciones (esquema gremial) y consideraban que la verdad se encontraba en la tradición. Aunque su base eran los campesinos (que estaban en contra del capitalismo, ya que la propiedad privada y el capitalismo no eran muy bien recibidos en el campo, en donde causaban paro estacional y en donde el régimen feudal era preferido) contaban con el apoyo de la pequeña nobleza (que se sentía desplazada por el capitalismo) también.

Las zonas con mayor arraigo carlista eran el País Vasco, Navarra, Cataluña, Galicia, Valencia, y algunas zonas de Aragón.


Los liberales por su parte, contaban con el apoyo de los trabajadores de las ciudades, de la burguesía, de la alta nobleza y de la mayor parte del ejército.
Además, después de los años 30, Europa occidental era liberal (en parte causado por la revolución de los años 30 que llevó a Francia a la república), por lo que los liberales contaban con el apoyo de Francia, Inglaterra y Portugal. Europa oriental y central era absolutista, por lo que los carlistas tenían el apoyo de Austria, Hungría, Rusia, Prusia y el Vaticano. En Portugal también se dio un conflicto similar entre liberalistas y miguelistas.
En el desarrollo de la guerra, destacan el País Vasco y Navarra. El general más brillante del carlismo fue Zumalacárregui
.
El País Vasco ejerció una presión muy fuerte hasta su muerte.
Las expediciones carlistas fueron desde el País Vasco hasta Cádiz, tratando por el camino de obtener militantes. Se llamaban a sí mismos »las cruzadas de la causa». Provocó una extremización de los liberales, se refundaron las Juntas. Las luchas se producían con el ejército y la milicia nacional.
Destaca la expedición de Carlos María Isidro, aspirante a la corona que llegó a Madrid en 1837 pero fue detenido antes de entrar.
A partir de 1836 aprox. Se produce un giro contra los carlistas. En ese año llega Mendizábal, un liberal progresista al gobierno. Desarrolla la mayor desamortización, que sirvió para armar al ejército isabelino y consiguió abatir el foco carlista del norte de la península.
Las victorias liberales y la muerte de Zumalacárregui provocan que en 1838 el General Maroto pacte con el General Espartero un acuerdo para cerrar el frente del norte, el Abrazo de Vergara. Los compromisos consitían en disolver las guerrillas carlistas y cesar las batallas, a cambio de respetar los fueros vascos y navarros. Además se permitió a los militantes carlistas integrarse en el ejército. Esto tuvo consecuencias en el ejército, que se llenó de demasiados altos cargos.
En el frente de Castellón y Aragón, el General Cabrera fue derrotado en 1839 y marchó a Inglaterra.
Espartero se declaró progresista, y fue considerado como la esperanza de los progresistas.

La segunda guerra carlista se desarrolló entre 1846 y 1849, su origen fue un problema dinástico (el fallido matrimonio entre Isabel y un candidato carlista, el conde de Montemolín). Provocó la revuelta dels matiniers, levantamiento popular en distintos puntos de Cataluña, y el General Cabrera volvió de Londres para dirigir a los carlistas. En 1849 fueron de nuevo derrotados.

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