20 Dic

Nacimiento de la democracia



La democracia es el poder del pueblo. El proceso hacia la democracia pasaba necesariamente por una progresiva apertura de las instituciones hacia casi todas las capas sociales, una potenciación de las funciones de la Asamblea donde todos los ciudadanos podían acudir (la ciudadanía se concedía a hijos de padre y madre ateniense) y un recorte de privilegios de la aristocracia.
Pericles supo aprovechar las posibilidades de la Liga Ático- Délica para convertir abiertamente Atenas en dueña del Egeo. Desvió dinero de la Liga para el engrandecimiento de Atenas: embellecíó la ciudad con la construcción del Partenón y otros edificios que encierra su acrópolis y convirtió Atenas en el centro de la vida intelectual y artística del momento ya que las riquezas atrajeron a artistas y pensadores como los sofistas que cobraban por sus clases: la oratoria pasaría a ser muy importante como elemento de persuasión en las asambleas.

LA RETÓRICA Y SU CONTEXTO

5.1.1. Definición de retórica

La retórica es el arte o técnica de la persuasión por medio del discurso oral. En definitiva, el arte del discurso ciudadano, que se pone en práctica en el ámbito de la pólis, y que desempeña un papel decisivo en las diversas facetas de la vida pública y privada dentro del sistema democrático.

5.1.2. Tipos de retórica y géneros de discursos

Aristóteles, a mediados del siglo IV a.C., distinguíó entre tres tipos de retórica teniendo en cuenta el receptor del discurso y su posibilidad de reacción. Si el auditorio ha de juzgar sobre hechos del pasado en el marco de un tribunal de justicia, nos encontramos ante la retórica forense. Si el auditorio ha de juzgar sobre hechos que han de suceder en el futuro en el ámbito de la asamblea política, nos encontramos ante la retórica deliberativa. Y, finalmente, si el auditorio asiste como espectador y no como juez que ha de tomar una decisión, nos encontramos ante la retórica epidíctica, demostrativa o «de aparato».

5.1.3. Evolución de la retórica en la Atenas Clásica.

Los críticos modernos, sobre todo G.A. Kennedy, han planteado que uno de los principales modos de definir las diferencias entre las distintas formas de retórica que se dieron en la Atenas Clásica es plantearse cuál de los tres elementos fundamentales del acto de la comunicación -orador, discurso, receptor- es el dominante en cada momento:

1) La retórica técnica o de los manuales:


surge a partir de las nuevas necesidades cívicas -judiciales y políticas- planteadas en Siracusa y Atenas a partir de la instauración de la democracia. Este tipo de retórica surge al centrar los rétorés su atención en el discurso en detrimento de factores como el emisor y el receptor. Se trata de una retórica enormemente pragmática, preocupada por cómo presentar eficientemente un tema y por cómo conseguir convencer a toda costa sin entrar a juzgar la moralidad del orador que pronuncia el discurso ni evaluar sus posibles efectos sobre el auditorio. Es la retórica de recetas y consejos simples y efectivos que desarrollaron en Sicilia autores como Córax y Tisias y que tuvo su continuidad en Atenas a través del grueso del movimiento cultural conocido como Sofística. Su ámbito básico de ejecución fue el género judicial.

2) La retórica sofística, es decir, la desarrollada por los grandes sofistas del siglo V y IV como Gorgias o Isócrates. Se trata de una retórica centrada en el orador más que en el discurso o en el auditorio y es la responsable de una imagen del orador ideal que, gracias al prestigio ganado, lidera la sociedad hasta conseguir el cumplimiento de unos objetivos personales (la influencia alcanzada por Gorgias) o de unos ideales nacionales (la idea del pan-helenismo defendida por Isócrates). Se trata de una retórica más ceremonial que activa y cívica. Se trata de una oratoria abierta a la amplificación y al refinamiento estilístico. Sus discursos, por lo tanto, pertenecen sobre todo al género epidíctico.

3) La retórica filosófica


: este tercer ramal comienza con las críticas planteadas por Sócrates a las dos anteriores retóricas y tiene como continuadores básicos a Platón y a Aristóteles. Reduce el papel jugado por el orador y se preocupa por la validez del mensaje emitido, teniendo muy especialmente en cuenta su efecto sobre el receptor. Se trata de una retórica íntimamente conectada con la dialéctica y con el análisis psicológico. Su objetivo básico es buscar el bien del auditorio en el marco de la convivencia cívica. Este tipo de retórica prestó una especial importancia al menos desarrollado de los géneros: el deliberativo.

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