05 Sep

Estética trascendental


En este apartado Kant trata de la primera de las facultades que intervienen en el conocimiento:
La sensibilidad, que es la capacidad de recibir representaciones y constituye la base necesaria para el conocimiento de la realidad exterior. Para Kant el punto de partida del conocimiento es la experiencia, los objetose nos dan en la intuición sensible. Sin embargo, en dicha intuición sensible, él encuentra la presencide dos elementos diferentes: por un lado, nos ponemos en contacto con las cosas a través de los sentidos, mediante la sensación. Las sensaciones son el elemento a posteriori de la sensibilidad, constituyen a este nivel la materia del conocimiento. Pero, por otro lado, entiende que la intuición sensible no puede quedar reducida al mero efecto de las cosas sobre nuestros sentidos; en la intuición las sensaciones quedan ordenadas y estructuradas en relaciones espacio–temporales. Estas relaciones son puestas por el sujeto y constituyen el elemento a priori. Kant denomina al espacio y al tiempo formas a priori de la sensibilidad. Sin espacio y tiempo no cabría experiencia alguna; pero éstos no son propiedades de las cosas en sí, sino que están puestos por el sujeto. El resultado de esta síntesis entre las sensaciones, elemento a posteriori de la sensibilidad, y el espacio y el tiempo en el que éstas se enmarcan, elementos a priori, son las representaciones.  

Analítica trascendental

En el punto anterior hemos estudiado la sensibilidad, o capacidad de recibir representaciones; la facultad estudiada en este nivel es el entendimiento, que es la que nos permite pensar mediante conceptos y emitir juicios sobre la realidad. Si el
resultado alcanzado en el nivel de la sensibilidad eran las intuiciones sensibles o representaciones, o sea, sensaciones ordenadas espacio-temporalmente; dichas representaciones son ahora la materia sobre la que actúa el entendimiento, aplicándoles los conceptos puros o categorías que son, en este caso, la forma del conocimiento o el elemento a priori. El entendimiento sintetiza o unifica las representaciones sensibles mediante conceptos. Existen conceptos que provienen de la experiencia sensible, como por ejemplo hoja o verde, son los llamados conceptos empíricos. Además de estos existen también los conceptos puros del entendimiento o categorías; estos son puestos por el sujeto en el acto de conocer,son a priori,Al ser un elemento a priori puesto por el sujeto en el acto de conocer, podría inferirse el carácter subjetivo de las categorías del entendimiento. Sin embargo, Kant lo entiende de un modo diferente. Las categorías son una condición necesaria para que podamos conocer los objetos; no cabe que éstos sean pensados si no es por medio de las mismas, de modo que éstas poseen plena objetividad. Por otro lado, éstas solo aportan conocimiento aplicadas sobre los datos de la experiencia, no por sí mismas . Las categorías propuestas por Kant son:
1.De la cantidad: unidad, pluralidad, totalidad; 2.De la cualidad: realidad, negación, limitación; 3de la relación: de la inherencia y subsistencia (sustancia y accidente), de la
causalidad y dependencia (causa y efecto), de la comunidad (interacción entre el agente y el paciente); 4de la modalidad: posibilidad-imposibilidad, existencia-inexistencia, necesidad- contingencia. El resultado de este proceso por el cual los objetos son intuidos en la experiencia sensible (impresiones ordenadas en un espacio y en un tiempo), y pensados desde las  categorías del entendimiento es el fenómeno; los fenómenos son las cosas tal como las percibimos, algo que Kant opondrá al llamado noúmeno, que significaría la cosa en sí, al margen de lo puesto por el sujeto en el acto de conocer.  


Dialéctica trascendental


En los apartados anteriores hemos estudiado dos niveles de conocimiento, la sensibilidad y el entendimiento, que explicaban tanto la captación de objetos, la intuición sensible, como el pensamiento y la formulación de juicios a partir de los datos suministrados por la sensibilidad. Además de las anteriores, existe una tercera facultad cognoscitiva, la razón, que es la que se encarga de llevar a cabo las síntesis superiores. La razón posee la tendencia a avanzar desde el conjunto de
conocimientos proporcionados en los juicios del entendimiento hacia sus causas y fundamentos últimos, hasta la condición incondicionada que explicaría todo
fenómeno. La razón procede agrupando el conjunto de los conocimientos en torno a ideas trascendentales o conceptos puros de la razón que se encuentran más allá de la realidad fenoménica; éstas son el alma, el mundo y Dios.
-En la idea de alma se unifican el conjunto de los fenómenos de la experiencia interna en una sustancia permanente, remitimos a un yo todos los fenómenos de
nuestro psiquismo.
-La idea de mundo unifica todos los fenómenos de la experiencia externa: todos los fenómenos se sitúan en el mundo
-La idea de Dios. En ella se unifica la condición de posibilidad de todo fenómeno, Dios se concibe como causa última de la existencia del alma y del mundo.
Efectivamente, estas ideas nos permiten una unificación de todo fenómeno interno o externo y, como aspiración a un saber pleno, poseen una función reguladora,
dirigen el conocimiento. Aún así estas ideas no proporcionan conocimiento, ya que no existe intuición alguna de las mismas. En la dialéctica trascendental, Kant lleva a cabo su valoración de la metafísica, una disciplina a la que niega su condición científica. La metafísica, destinada al estudio de las ideas trascendentales: el alma, el mundo y Dios, no se encuentra en condiciones de proporcionar conocimiento sobre estos objetos. La metafísica no aplica las categorías a la experiencia, sino a objetos que están más allá de la experiencia posible, que no son dados en intuición alguna. Como vimos en el apartado anterior, las categorías del entendimiento proporcionan conocimiento tan solo cuando se aplican sobre los datos de la experiencia; por el contrario, empleados sobre las ideas de la razón, solo conducen a los argumentos contradictorios y falaces que han caracterizado a la metafísica desde su origen.

4. EL FORMALISMO MORAL


Hemos estudiado la visión kantiana respecto a las posibilidades y los límites de la razón humana en su uso teórico. La razón teórica se dedica al conocimiento de los fenómenos y se resuelve en la formulación de juicios, como por ejemplo . Además de este cometido, la razón humana posee una función moral;
Se ocupa de dar respuesta al segundo interrogante de la filosofía: ¿qué debo hacer? La razón práctica se ocupa del deber ser, de los principios que deben determinar un obrar racional o moral. Mientras que la razón teórica formula juicios, ésta establece imperativos, por ejemplo: “no matarás”. Según Kant, todas las éticas habidas hasta entonces eran éticas materiales: establecían un bien supremo para el ser humano y las normas que conducían a su consecución. Una conducta buena sería en ese contexto la que nos cerca a ese fin y mala la que nos aleja. Las éticas materiales se basan en la xperiencia, son empíricas o a posteriori. 


Es la experiencia la que nos instruye sobre los medios para alcanzar el bien que perseguimos. Lo que propone Kant es justamente lo contrario a esto: una ética racional y universal no puede depender de la experiencia, debe ser a priori. No puede ser condicional o hipotética, sino incondicional o categórica. Tampoco puede ser heterónoma, determinada por la inclinación, la naturaleza, la voluntad de los dioses, etc., sino autónoma, donde el individuo se determine a sí mismo por su voluntad. En resumen, no debe ser una ética material, sino formal. La forma en que debemos actuar cuando nuestro comportamiento es moral es la siguiente: actuar por deber. Nuestro sometimiento a la ley debe ser por respeto a ella misma. Para Kant, lo que hace una conducta buena no es la conducta misma , sino la intención con la que la realizamos ,por ejemplo respetar nuestro deber o ser fieles a nosotros mismos ,independientemente de los resultados o de si mi conducta me hace feliz o no . Distingue tres tipos de acciones:1. Las contrarias al deber ( son inmorales) 2. Las conformes al deber pero realizadas por interés o miedo ( carecen de valor moral ) 3. Las conformes al deber y realizadas por respeto al deber ( moralmente buenas) Una de las claves de la ética kantiana es la valoración moral de la autonomía. Pero, a diferencia de lo que comúnmente se entiende, autonomía no significa para Kant hacer lo que a uno se le antoja, sino ser dueño de la propia voluntad. Para ello es preciso ser capaz de regirse por principios racionales, esto es, máximas de actuación que entendemos que deberían ser compartidas por todos. En este sentido, lo que hace moral a una acción es que el motivo de actuación sea el deber, actuar por imperativos que consideramos incondicionales, no por intereses o afectos. Dentro de este panorama, el ser humano se considera siempre un fin en sí mismo y nunca un instrumento para otros.

4.1. Postulados de la razón práctica

Kant considera la libertad e inmortalidad del alma y la existencia de Dios como postulados de la razón práctica. Son principios que, aun no siendo demostrables desde la ciencia, pueden ser aceptados desde una fe racional. Éstos son condiciones exigidas desde la moralidad, principios para orientar la acción que la razón práctica se impone, condicionantes necesarios para la vida moral y garantía de coincidencia final entre la virtud y la felicidad. Para que se dé el obrar moral se presupone la libertad, no puede haber obligación moral sin dicha libertad de obedecer o desobedecer la ley. Por otro lado, aunque la razón nos impone la aspiración a la virtud, ésta solo es alcanzable en un proceso indefinido, para ello ha de suponerse la existencia indefinida de la persona, o la inmortalidad del alma. Por último, solo la existencia de Dios puede constituir una garantía de conciliación entre la moralidad y la felicidad, la recompensa en la felicidad por un obrar virtuoso.

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