26 Dic

Explica las causas que llevaron a la proclamación de la Segunda República y relaciona sus dificultades con la crisis económica mundial de los años 30.

Tras la dimisión del general
Primo de Rivera, el rey Alfonso XIII, a lo largo de los años 1930-31, encargó al general Berenguer y al almirante Aznar la formación de los respectivos gobiernos, con el objetivo de poner fin a la Dictadura y restablecer la legalidad constitucional, sin provocar la caída de la Monarquía.

La monarquía de Alfonso XIII estrechamente vinculada al desacreditado sistema político de la restauración y a la experiencia de la dictadura, era incapaz de renovarse y por tanto satisfacer la demanda de gran parte de la sociedad española.

La causa inmediata de la caída de la monarquía y la proclamación de la república fueron unas elecciones municipales que se celebraron el 12 de Abril de 1931 en las que salíó la conjunción republicano
Socialista en la mayor parte de las provincias y grandes ciudades españolas donde el poder caciquil era mucho menor. El triunfo de la conjunción republicano-socialista se interpretó como un rechazo a la monarquía, por los que Alfonso XIII decide abandonar España. El 14 de Abril de 1931 se proclama la segunda república.

La economía española, aunque estaba fuertemente protegida por una política arancelaria, era dependiente de los países desarrollados, por lo que la crisis internacional tuvo también consecuencias: contracción del comercio exterior y de las exportaciones, colapso de las inversiones extranjeras en España, interrupción de la emigración a América y aumento del retorno de muchos emigrados, lo que supuso un considerable incremento del desempleo en España.

Aunque la economía de la Segunda República se desenvolvíó en un escenario de crisis internacional sus principales problemas no vinieron tanto de la situación exterior, como del comportamiento de los agentes internos. La desconfianza y el boicot de terratenientes y capitalistas, por un lado, y la radicalización y conflictividad social de campesinos y obreros, por otro, se reforzaron mutuamente y generaron un clima de incertidumbre poco propicio para el desarrollo de la economía.

En definitiva, los generales insurrectos convencidos del respaldo que encontraría en aquellos grupos (terratenientes, burguésía acomodada, clases medias y populares católicas), que temían el triunfo de las reformas o de la revolución, se lanzaban a la conquista del Estado con el objetivo de salvaguardar el orden económico y social hasta la proclamación de la II República.


Resume las reformas impulsadas durante el bienio reformista de la República.

El Bienio Reformista, se caracterizó por la puesta en marcha de una serie de reformas de gran envergadura que tenían como objetivo principal la modernización del país. La falta de tiempo y recursos económicos, y la oposición de poderosos sectores sociales impidieron en muchos casos el éxito completo de estas reformas.

El Bienio Reformista (1931-1933) impulsó una política general de reformas cuyo objetivo era la modernización y la democratización del país.

Reforma religiosa. El gobierno quería establecer una clara separación Iglesia – Estado y reducir la influencia de la Iglesia Católica en la sociedad española. Para ello desarrolló una serie de leyes en cumplimiento de los principios secularizadores de la constitución: Ley del Divorcio, Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas.

Reforma educativa. La reforma educativa pretendía que la educación gratuita y laica fuera un derecho universal. Entre 1931 y 1933 se construyeron unas 13.000 escuelas y aumentó el número de maestros de 36.000 a 51.000.

Reformas laborales. El socialista Francisco Largo Caballero aprobó leyes que mejoraban la situación de los trabajadores, como la Ley de Contratos de Trabajo y la Ley de Jurados Mixtos.

Reforma territorial: los Estatutos de Autonomía. La Constitución intentó resolver el problema territorial mediante el reconocimiento del derecho a la autonomía de las regiones. Regiones como Cataluña, País Vasco y Galicia comenzaron a promover sus estatutos de autonomías, logrando Cataluña la autonomía efectiva en una serie de competencias.

Reforma del Ejército. Sus objetivos fueron ganarse la fidelidad del Ejército para la República y aumentar su eficacia. Se creó la Guardia de Asalto que es el antecedente lejano e indirecto de la actual Policía Nacional.

Reforma agraria. Era sin duda el proyecto económico y social de mayor magnitud que debía acometer la República, y además con urgencia, para paliar la situación de los campesinos. Se tardó muchísimo en aprobar la Ley de Reforma Agraria.

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