27 Jul

Tema: El vitalismo de Nietzsche

La filosofía de Nietzsche se divide en una negativa, crítica de la cultura occidental considerada “decadente” o “nihilista”, en contra de la vida;
Y otra positiva, la defensa de la interpretación de la realidad y del ser humano, afirma la vida y los valores vitales frente a la razón. Nietzsche es vitalista ya que en sus teorías filosóficas la vida es entendida como el valor supremo, lo más básico. Pensaba que para valorar cualquier teoría debíamos tener en cuenta si negaba o afirmaba los valores vitales. Y, para ello, desarrolla sus teorías vitalistas a través de cuatro conceptos

A) La voluntad de poder

Nietzsche entiende la vida como “voluntad de poder” como el principio básico de la vida a partir del cual se desarrollan todos los seres, pues piensa qué es lo que produce el cambio constante de todas las cosas; el resultado de la continua lucha de fuerzas de todo lo que existe por afirmar su deseo de existir, aunque obtenerlo requiera también sufrir. En el ser humano la “voluntad de poder” es la fuerza que se manifiesta a través de nuestros impulsos, sentidos e instintos naturales, el deseo de vivir todo lo placentero y doloroso que forma parte de la vida, por lo que, para Nietzsche, el ser humano se encuentra dominado por los instintos y las fuerzas naturales que se enfrentan y no tienen otra finalidad que vivir más allá del bien y del mal.

B) La transvaloración de todos los valores

Nietzsche cree que se debe valorar cualquier teoría teniendo en cuenta si niega o afirma los valores vitales. De manera que se rechaza toda teoría que niegue la vida. Pero es necesaria una “transvaloración de todos los valores”, es decir, la creación de nuevos valores. La moral occidental, cristiana se basaba en los valores antivitales del platonismo, rechazaba la vida e inventaba otra vida espiritual donde ya no se estaría “atado al cuerpo”. Por lo que Nietzsche defiende la moral de los “fuertes”, basada en la “voluntad de poder” donde se ama la vida y se desea vivir incluso sus aspectos más dolorosos, de los que no temen, llamada “aristocrática” basada en el mundo griego más antiguo, inspirada en los valientes héroes homéricos y en los personajes de la tragedia.

C) El superhombre

Para Nietzsche a los “fuertes” los llama “superhombres”. Los nazis creyeron que se trataba de los que imponen su poder por la fuerza, porque el superhombre desprecia la debilidad del judeocristianismo y defiende la fuerza de los antiguos héroes homéricos y germánicos. Sin embargo, el superhombre de Nietzsche posee tres rasgos importantes que se oponen

– Los superhombres no son una clase social ni racial privilegiada cuyo poder sea obtenido por la fuerza y transmitido por herencia social, ni por herencia biológica. Pues para Nietzsche, son “individuos” fuertes y nunca grupos sociales. De modo que no se trata de la raza aria ni de la aristocracia alemana.

– Los superhombres rechazan la “moral de los débiles” detestan la “moral del rebaño”, de los que se someten, siguiendo normas morales establecidas. Pues, los superhombres son individuos libres que crean sus propios valores morales de acuerdo con la vida y su conducta será radicalmente distinta a la de la masa. Mientras que los nazis “se limitaban a cumplir órdenes”.

– Los superhombres no creen en nada más que en sí mismos y en la vida. Así que no creen en ningún Dios ni en nada con lo que la sociedad trate de sustituirlo y que, por tanto, le quite valor a la vida, en contra de lo que hicieron los nazis, que creían en la raza aria, la nacíón, el Estado alemán y en el mismo Hitler, al que obedecían sus órdenes sin cuestionarlas.

D) El eterno retorno

El eterno retorno es la forma nietzscheana de entender el tiempo y que representa la máxima defensa de esta vida y de los valores de la tierra. Pues consiste en amar tanto esta vida que se pueda desear que todo lo que ha ocurrido en el pasado, lo que ocurre en el presente y lo que ocurra en el futuro se repita eternamente. No quiere decir que nuestra vida se repita en el futuro, “en otra vida distinta a ésta”

Nietzsche entiende el tiempo de manera cíclica al creer que todo instante presente es eterno, porque se repite sin fin, un número infinito de veces. Así que, frente a la concepción lineal platónico-cristiana del tiempo y de la vida que espera la muerte para huir del dolor de este mundo y llegar al “otro mundo”, Nietzsche defiende que este mundo es el único que existe y que debemos amarlo, puesto que la vida es fugaz, no hay nada que dure eternamente, pero podemos encontrar la eternidad en la repetición de todo.

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