03 Ago

LA POESÍA DESDE 1939 A LOS AÑOS 70


Miguel Hernández fue un poeta que, por edad, se considera de la Generación del 36, es decir, los autores que destacaron tras el inicio de la dictadura franquista. Sin embargo, por su trayectoria y carácterísticas de su poesía está cerca de la Generación del 27, por lo que se puede decir que es un poeta de transición. Su temprana muerte (en la cárcel en 1942) le impidió desarrollar toda su creación. Destaca en su producción los libros El rayo que no cesa (de tipo vanguardista), Viento del pueblo (poesía militante) y Cancionero y romancero de ausencia (sobre la paternidad y el amor transcendentes).

LA POESÍA EN LOS AÑOS 40 –POESÍA TESTIMONIAL

En 1944 se publican dos poemarios fundamentales, arranques de la poesía de posguerra y engarce con la poesía anterior: Sombra del paraíso, de Vicente Aleixandre y de influencia surrealista, e Hijos de la ira, de Dámaso Alonso, de tipo existencial. La poesía en estos años se desarrolló en torno a tres revistas: “Escorial”, “Garcilaso” y “Espadaña”. • “Escorial” reuníó a los poetas de la generación del 36 (Luis ROSALES, LEOPOLDO PANERO, DIONISIO RIDRUEJO Y Luis Felipe VIVANCO), que se decantaron por una poesía intimista de temas líricos tradicionales: el amor, la muerte, la tierra, el paisaje. • “Garcilaso” la fundó el poeta José García Nieto y sus autores son básicamente los mismos poetas de Escorial. Los temas fundamentales son Dios y la patria, el paisaje castellano, el amor… Tienen un admirable dominio de la técnica. Poesía esteticista y de evasión que Dámaso Alonso denominó “poesía arraigada”. Ofrecen una visión positiva del mundo obviando la dura realidad del momento. • La revista “Espadaña” (1944). Contra esta visión esteticista y de evasión , reaccionan una serie de escritores que reclaman una poesía con mayor contenido humano y existencial, que refleje la desgarradora realidad española de la época (“poesía desarraigada” la llamó Dámaso Alonso). Sus temas son la angustia histórica (causada por la guerra) y la angustia existencial (la ausencia de Dios, la soledad, la muerte…). Los primeros poemarios de Blas de Otero y Gabriel Celaya pertencen a esta corriente “desarraigada”, aunque luego evolucionaron hacia la poesía social de la década siguiente. Además de la poesía arraigada y la poesía desarraigada, hay escritores que intentan enlazar con la generación del 27 (el grupo “Cántico” de Córdoba) y con el Surrealismo: la revista “Postismo” –abreviatura de postsurrealismo- de Carlos Edmundo de Ory, con poetas como Gloria Fuertes.

LA POESÍA DE LOS AÑOS 50

POESÍA SOCIAL Hacia 1955 se consolida —en todos los géneros— el llamado «Realismo social». De esa fecha eran dos libros de poemas que marcan un hito: Pido la paz y la palabra de BLAS DE OTERO y Cantos iberos de GABRIEL CELAYA. En ellos, ambos poetas superan su anterior etapa de angustia existencial, para situar los problemas humanos en un marco social. En cuanto a la temática, hay que destacar la gran proporción que alcanza el tema de España, más obsesivo aún que en los «noventayochistas» y con un enfoque distinto (más político). Dentro de la preocupación general por España y del propósito de un «Realismo crítico», se sitúan temas concretos que resultan paralelos a los que vimos en la novela y en el teatro de la misma tendencia: la injusticia social, la alienación, el mundo del trabajo, el anhelo de libertad y de un mundo mejor. Estilísticamente se trata de una poesía que emplea un lenguaje claro de tono coloquial, en algunos de mofo enfático o prosaico pues va dirigida «a la mayoría». Las tres figuras relevantes de este periodo son: José Hierro, Gabriel Celaya y Blas de Otero. 


LA POESÍA DEL MEDIO SIGLO O DE LOS AÑOS 60 –POESÍA DEL CONOCIMIENTO A finales de los cincuenta aparecíó un grupo de poetas que, sin dejar los temas sociales, buscaba una mayor elaboración del lenguaje poético y un desplazamiento de lo colectivo a lo personal. Para ellos el poema es un instrumento que permite al ser humano –y, por tanto, al poeta—conocer el mundo, conocerse a sí mismo. Son los poetas conocidos como la Promoción de los sesenta, Generación del Medio Siglo o la de los Niños de la Guerra –nacidos en los años inmediatos a ella-: Ángel González, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Francisco Brines, Claudio Rodríguez… Se puede establecer un temática común a todos ellos: # la reflexión sobre el paso del tiempo (el tiempo pasa y destruye; sólo la infancia y la adolescencia se verán como un paraíso perdido); # el amor como cauce del erotismo y la amistad; # la reflexión sobre la creación poética. # En algunos poemas tratan asuntos de tema social y político, pero con ironía, un cierto distanciamiento autocrítico y una mayor perfección estilística.81 En el estilo es muy visible que el lenguaje conversacional, «hablado», es compatible con una exigente labor de depuración y de concentración de la palabra. Cada poeta se propone la búsqueda de un lenguaje personal, nuevo, más sólido. Sin embargo, no les tientan las experiencias vanguardistas. Frecuentemente recurren al empleo de la ironía. La publicación de Arde el mar, de Pere Gimferrer, en 1966, y de Nueve novísimos poetas españoles, por el editor José María Castellet en 1969, supone la apración de un grupo de poetas a los que se denominó Los Novísimos. Sin embargo, debido a que su influencia se da en su mayor parte en la década siguiente, es preferible incluirlos entre los autores de los años 70 y de la Transición Democrática. 


LA POESÍA DESDE LOS AÑOS 70 A NUESTROS DÍAS LA POESÍA CULTURALISTA


En 1970 se publica la antología Nueve novísimos poetas españoles. De ahí procede el nombre de “novísimos” con que se conoce a este grupo. Son Manuel Vázquez Montalbán, Félix de Azúa, Pedro Gimferrer, Guillermo Carnero, Ana María Moix o Vicente Molina Foix. Estos autores aportan una nueva sensibilidad; su educación incluye elementos nuevos: cine, tebeos, nuevas músicas (jazz, pop). Su formación intelectual es muy amplia, y por la incorporación de referencias muy cultas de obras y autores extranjeros, así como del mundo clásico grecolatino, se les llama los culturalistas. Al culturalismo se incorporan nuevos nombres como Luis Alberto Cuenca y Luis Antonio Villena. Preside esta poesía un íntimo malestar vital. Otras veces, la poesía se vuelve frívolá; otras, sarcástica. Lo importante, desde el punto de vista poético, es el estilo. Crean una poesía con frecuencia hermética, de gran dificultad de lectura. Gimferrer es el más significativo (en su obra en castellano). Según la crítica, las carácterísticas de este grupo se pueden resumir así: • Culturalismo. Numerosos poemas se inspiran en personajes históricos y obras artísticas, o bien incorporan citas de otros textos. Son también frecuentes las referencias a la cultura de masas o mass media, en particular al cine. • Escapismo. Apenas hay referencias a la situación social o política de España. • Esteticismo y decadentismo, revalorizando la belleza, lo lujoso, decadente, al mismo tiempo que lo lúdico. Algunos críticos dan el nombre de estética veneciana o venecianismo a la poesía novísima, • Barroquismo e influencias de las vanguardias: ruptura del verso, disposición gráfica no normal, supresión de signos de puntuación, collages con textos, refranes, recortes de anuncios…Los novísimos buscan un lenguaje rico y elaborado, con estrategias propias de las vanguardias, en espeicial del Surrealismo. • Muchos de estos autores llegan a separar completamente realidad y poesía; se proclama la autonomía del mundo poético respecto de cualquier referente externo. El más claro ejemplo es la multitud de poemas de metapoesía.  


LA POESÍA EN LA DEMOCRACIA. ÚLTIMAS GENERACIONES POÉTICAS


Señalemos algunos nombres significativos: Antonio Colinas, Antonio Carvajal, José Miguel Ullán, Jenaro Talens, Luis Alberto de Cuenca, Jaime Siles, Luis Antonio de Villena (algunos citados antes). Hay diversas tendencias: · Experimentalismo (Ullán): poemas vanguardistas, collages, poemas visuales… · Clasicismo (Siles, Villena): vuelta a moldes estróficos clásicos (sonetos, endecasílabos). Influjo de autores renacentistas. · Neobarroquismo (Carvajal): gusto por las formas y complicaciones de nuestro Barroco literario. · Metapoesía (Talens): poesía sobre la poesía. · Minimalismo: la estética de lo cotidiano, de lo mínimo (Villena). · Oras líneas: la poesía de ambientación rural (Julio Llamazares); la poesía erótica (Ana Rosetti); el neosurrealismo (Blanca Andreu); el Realismo sucio (Roger Wolfe). Las dos más relevantes, al mismo tiempo que antagónicas, son las siguientes:

LA POESÍA DE LA EXPERIENCIA

La realizan poetas como Brnjamín Prado, Luisa Castro, Felipe Benítez Reyes y Luis García Montero. Es, desde 1980, una de las líneas más cultivadas, la que más premios poéticos acapara. Se basa esta poesía en los recuerdos de la infancia o adolescencia, con unos temas y un lenguaje siempre apegados a la realidad. Se habla de lo cotidiano, a modo de pequeñas historias.. Son poetas que cuidan el lenguaje, sin que ello se convierta en una obsesión. Los poetas granadinos de esta corriente poética suelen agruparse con el título de una antología común: “La otra sentimentalidad” (1983); Álvaro Salvador, Javier Egea y Luis GARCÍA MONTERO (Diario cómplice, 1987). Son carácterísticas comunes: – Antivanguardismo y anticulturalismo. Se habla de las vivencias y emociones de las personas normales. – Ambientación urbana y contemporánea, en el contexto de la España de la época. – Ficcionalización del yo e inclusión de elementos narrativos. Los poemas cuentan una historia o anécdota con una mínima progresión argumental. – Función civil de la poesía y temática amorosa. Compromiso con la realidad histórica y los valores éticos esenciales, con el amor como eje en muchos poemas. – Tono conversacional y recuperación de formas métricas tradicionales

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