02 Jul


El retorno a La neutraLidad(2)


El discurso oficial empezó a presentarlo como un régimen católico, conservador y anticomunista, que podía evolucionar hacia una monarquía en el momento adecuado. Esta nueva fase comportó la marginación del falangismo de los puestos más relevantes del régimen y el abandono de la nomenclatura y de los aspectos del ritual más claramente fascis-
tas (supresión del saludo oficial brazo en alto).
3.2.
Los años del boicot internacional (1945-1947)
El fin de la Segunda Guerra Mundial supuso para el franquismo una etapa de aislamiento y rechazo internacionales. En efecto,
esta hostilidad se puso de manifiesto a lo largo de los años 1945 y 1946, cuando las recién creadas Naciones Unidas condenaron explícitamente el régimen de Franco, impuesto por la fuerza gracias a la ayuda de las potencias fascistas derrotadas.
Además, el gobierno de Francia cerró la frontera con España y un acuerdo de la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó la retirada de los embajadores de Madrid (1946). Sin embargo, Franco y los grupos que lo apoyaban mantuvieron siempre el firme propósito de perpetuarse en el poder y la condena internacional fue presentada como una maniobra extranjera para desprestigiar a España y llevar a los españoles a una nueva guerra civil. La persistencia del franquismo después de la Guerra Mundial tuvo un enorme coste económico y político, y como consecuencia del aíslamiento internacional, España recibió unas ayudas bastante reducidas en términos comparativos. Así, la España de Franco no pudo benefi-
ciarse del programa de ayuda norteamericana a Europa, el llamado Plan Marshall, iniciado en junio de 1947, y fue excluida de la nueva alianza defensiva occidental, la organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), constituida en Abril de 1949.

3.3.
Reconocimiento internacional y predominio del nacionalcatolicismo (1947-1953)
A partir 1947, la configuración de dos bloqúes antagónicos (URSS y EE. UD.) y el inicio de la Guerra Fría alteraron significativamente
la situación internacional. En este nuevo contexto era más importante para EE. UD. y los países occidentales contar con un buen aliado en la lucha contra el comunismo, el gran enemigo, que presionar al régimen franquista para forzar la democratización de su sistema político.
Aunque las condenas verbales al franquismo se mantuvieron, poco a poco se dio paso a la aceptación internacional del régimen.
En 1947, Estados Unidos se negó a imponer nuevas sanciones a España y presionó para que la ONU no ratificara su condena del año anterior. En 1950, una nueva resolución revocaba el acuerdo de retirada de embajadores de España.



A remolque de la nueva situación, en 1951, Franco decidió proceder a una remo delación del gobierno que facilitase su acercamiento a las potencias occidentáles y le permitiese conseguir algunos éxitos en política exterior. El nuevo gabinete abrió una etapa en el franquismo caracterizada por el predominio del naciónalcatolícismo, que daba un mayor peso a los católicos en detrimento de los falangistas e impulsaba a figuras no tan comprometidas con los principios más autoritarios -Joaquín Ruiz Jiménez fue nombrado ministro de Educación-. Además, un militar que sería clave para la continui-
dad del régimen, el almirante Luis Carrero Blanco, fue nombrado
subsecretario de presidencia.
En 1953, Franco obtuvo el definitivo reconocimiento internacional del régimen con la firma de los acuerdos con Estados Unidos y del concordato con la Santa Sede. El Vaticano exigía a cambio el restablecimiento explícito de la confesionalidad del Estado y un considerable estatus de privilegio para la Iglesia católica. Los acuerdos con
Estados Unidos abarcarón aspectos de carácter defensivo y económico y los dos países se comprometieron a la ayuda mútua en caso de conflicto. Los estadounidenses obtuvieron de España el derecho a establecer y utilizar una serie de instalaciones militares en territorio español (bases de Torrejón, Marón, Zaragoza y Rota).
A cambio, España recibíó material bélico para modernizar sus fuerzas armadas y ayuda económica y técnica (465 millones de
dólares en cuatro años). Además, los acuerdos con Estados Unidos sirvieron para regularizar las relaciones diplomáticas y comerciales de España con los países del bloque occidental.

3.4. Los primeros intentos de apertura (1953-1959)


A mediados de la década de 1950, la admisión de España en el contexto internacional había dado un respiro al franquismo, pero
muchos de los problemas interiores seguían sin resolverse.
La situación económica era muy difícil: la producción aumentaba lentamente y el nivel de vida en España era muy inferior al del resto de países europeos. Las ayudas americanas no eran suficientes para salvar la situación de crisis, y en la calle surgieron los primeros síntomas de descontento por la carestía y el hambre. Entre 1956 y 1958 se produjeron una oleada de protestas obreras en algunas ciudades y los primeros movimientos de disidencia en la universidad.
Dentro del régimen aumentaba la presión de los que defendían la necesidad de un profundo cambio en la orientación económica.



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