14 Feb

4. EL ESPAÑOL EN EL MUNDO. EL ESPAÑOL EN AMÉRICA

Como consecuencia de su expansión en diferentes periodos históricos, el español ha llegado a ser una de las lenguas con mayor número de hablantes en el mundo. Se calcula que hoy en día es la lengua materna de cerca de 400 millones de personas; es la lengua oficial en España y en otros veinte países, y es lengua oficial en organismos internacionales como la ONU o la Uníón Europea.

Desde 1991, el Instituto Cervantes se ocupa de la enseñanza y difusión de las lenguas y culturas de nuestro país. Sus principales funciones son, por un lado, la enseñanza del español como lengua extranjera, con carácter oficial, que atiende a la creciente demanda de aprendizaje de nuestra lengua. Por otro lado, la organización de actividades que mejoren la proyección internacional de nuestros escritores, cineastas, músicos y artistas de cualquier género, y sirvan para mantener viva la imagen exterior de nuestra cultura.

La expansión de la lengua española se produce históricamente en tres fases:

● Entre los siglos XI y XIV se extiende hacia el sur de la Península Ibérica, ocupando lo que hoy son Castilla-La Mancha, Andalucía, Murcia y Extremadura, y limitando las posibilidades de expansión del catalán, gallego, leónés y Aragónés.

● A partir del descubrimiento de América, el español se expande por casi toda Sudamérica y Centroamérica y por parte de Norteamérica, y se impone como lengua común del continente frente a la diversidad de lenguas indígenas existentes.

● Durante los siglos XVI al XVIII, España amplió sus territorios en Europa, Asía y África. Hoy en día sólo quedan algunos restos de esa expansión en lugares tan distantes y diferentes como Guinea, Filipinas o Israel.

EL ESPAÑOL EN AMÉRICA

Llamamos español de América a la variedad dialectal del castellano que se habla en ese continente. Es fruto del asentamiento de españoles en las nuevas tierras descubiertas por Colón en 1492 y colonizadas en un largo proceso que abarca varios siglos. Desde las islas del Caribe, el español se extiende con rapidez por todo el continente. En el Siglo XVIII el español ya ha llegado a su máxima extensión y es la lengua de la Administración, la cultura y la enseñanza. Con la independencia de los países americanos en el Siglo XIX, el español no pierde importancia, sino que se convierte en el idioma oficial de los nuevos países.

El español que se propaga por todo el continente tiene unas carácterísticas peculiares que responden a diversos factores:

En primer lugar, la influencia de las lenguas indígenas (sustrato). Los misioneros españoles encontraron a su llegada una gran diversidad de lenguas indígenas, por lo que se vieron obligados a adoptar una lengua auxiliar, a la que llamaron lengua general indígena y era la correspondiente al pueblo dominador en cada zona antes de la llegada de los españoles. Esas lenguas generales perviven hasta que en el Siglo XVIII se obliga a los nativos a abandonar sus lenguas y aprender el español. A pesar de ello, algunas se han mantenido vivas hasta hoy: náhuatl y maya en México, mapuche o araucano en Chile, quechua y aimara en la zona de los Andes y el guaraní en Paraguay. La influencia de estas lenguas se dejó sentir en el español americano tras ese largo periodo de convivencia, sobre todo en las diferentes entonaciones regionales, en la pronunciación de sonidos y en el léxico. Además, estas lenguas aportaron al español común palabras como cacique, tomate, tabaco, chocolate, etc. Que denominamos americanismos o indigenismos.

El segundo factor es la procedencia de los colonizadores, ya que entre los españoles que llegaron a América en los primeros años de colonización el porcentaje de andaluces y extremeños era muy alto. Además, los españoles de otras regiones pasaban un largo tiempo en Sevilla o en las islas Canarias, en espera de autorización y de una expedición en la que embarcarse. Estos factores explican las similitudes entre los rasgos de los dialectos meridionales de España y los del español americano.

Extensión del español en América

En la actualidad, el español se habla como lengua oficial en Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, México y República Dominicana; como lengua cooficial en Perú (junto al quechua), Paraguay (junto al guaraní) y Puerto Rico (junto al inglés); como lengua muy extendida, aunque no oficial, en los estados del sur de los Estados Unidos (California, Texas, Florida, Arizona, Nuevo México) y en grandes urbes como Chicago o Nueva York.

Rasgos lingüísticos

Pese a la extensión geográfica y a la diversidad de sustratos indígenas, el español de América no presenta demasiadas diferencias regionales. Por eso, podemos hablar de una serie de rasgos lingüísticos generalizados:

Rasgos fónicos:

Seseo: muy extendido por todo el continente. Se trata de la pronunciación de c ante e, i, y z como una s: corasón por ‘corazón’, creser por ‘crecer’.

Yeísmo: es la pronunciación de ll como una y, yave por ‘llave’. Es un fenómeno muy extendido por buena parte de Hispanoamérica, con las excepciones de algunas zonas de Colombia, Chile y Perú. Unido a este rasgo aparece el rehilamiento, que consiste en la pronunciación de ese único sonido y/ll como palatal fricativo sonoro, parecido a la j francesa o la sh inglesa (ashá por allá).

– Aspiración o pérdida de -s final de sílaba o palabra: ahco por ‘asco’; más acusada en zonas donde se tiende al debilitamiento de las consonantes.

– Aspiración de j: hay zonas en las que se suaviza o aspira el sonido de la j (muher por ‘mujer’), con mayor o menor grado de aspiración en las diversas regiones.

– Confusión de -r y -l al final de sílaba: amol por ‘amor’. Es carácterístico del Caribe.

● Rasgos morfosintácticos:

– El voseo: es el rasgo gramatical más significativo del español de América. Consiste en el empleo de vos como pronombre sujeto de segunda persona de singular en vez de : vos cantás por tú cantas. El plural de vos no es vosotros, sino ustedes, con el verbo en tercera persona, por lo que en plural no existe diferenciación entre formas de confianza (vosotros) y de respeto (ustedes), ya que se emplea ustedes en todos los casos. Predomina en Argentina, Uruguay, Paraguay, América Central y zonas de Perú y Bolivia.

– Posición de los pronombres: en la zona del Caribe es habitual el empleo del pronombre sujeto en contextos en los que en español común no se usa: ¿Qué tú quieres?

– Tendencia al uso de diminutivos, también con adverbios y adjetivos: ahorita, mismito, chiquito, todito, etc.

– Adverbialización de adjetivos: ¡Ojalá que te vaya bonito (por bien)!; Canta muy lindo.

● Rasgos léxicos:


Americanismos
o indigenismos: junto a los que empleamos en el español común (tiburón, petaca, tiza, etc.), se utilizan otros como poroto (‘judía’), Chile (‘pimiento’), choclo (‘mazorca de maíz’), cuate (‘amigo’), puna (‘tierra alta andina’), soroche (‘mal de altura’), yuyo (‘mala hierba’), pulque (‘bebida alcohólica mexicana’), etc.

Arcaísmos: en general, cuando una lengua está muy extendida, como es el caso del español, las áreas más alejadas del centro tienden a ser lingüísticamente más conservadoras. Por ello, el léxico americano conserva palabras que ya no se emplean en la Península, y también el uso de otros términos con acepciones que ya se han perdido en el español común: pollera (‘falda’), bravo (‘enfadado’), frijol (‘judía’), prieto (‘negro’), valija (‘maleta’), frazada (‘manta’), entre otros. Algunos proceden de los términos marineros introducidos por los colonizadores: botar (‘arrojar’), rancho (‘hacienda pequeña’), chinchorro (‘hamaca’), etc.

Préstamos extranjeros: encontramos africanismos, consecuencia del tráfico de esclavos africanos, como bembo (‘labios gruesos’), quilombo (‘lío, barullo’), o bongó (‘instrumento musical’); anglicismos, por la cercanía e influencia de los Estados Unidos: carro (‘coche’, de car), pipa (‘cañería’, de pipe), chance (‘oportunidad’, de chance), parquear (‘aparcar’, de park), lonche (‘comida ligera’, de lunch), bife (‘filete de bacuno’, de beefsteak); italianismos, sobre todo en Argentina y Uruguay, por la abundante inmigración italiana a principios del Siglo XX: chao (‘adiós’ de ciao), ñoqui (tipo de pasta, de gnocchi), mina (‘mujer joven’), laburo (‘trabajo’, de lavoro), mufa (‘mala suerte’, de muffa); también, algunos lusismos, debido a la colonización portuguesa de Brasil, como cachimba (‘pipa’), petiso (‘bajo, pequeño’) o mucama (‘criada’).

EL ESPAÑOL EN OTROS PAÍSES

Filipinas


En Filipinas, conquistada y colonizada por los españoles durante el Siglo XVI, el español tiende a desaparecer ante el empuje del inglés, que era idioma cooficial junto al tagalo, la principal de las lenguas indígenas. A partir de la pérdida de la colonia en el Siglo XIX, empezó el retroceso del español, que finalmente dejó de ser oficial. No obstante, quedan todavía unos dos millones y medio de hablantes, fundamentalmente en Manila, la capital.

Guinea Ecuatorial


. Pertenecíó a España desde el Siglo XVIII hasta su independencia en el Siglo XX. El español sigue siendo idioma oficial del país, junto al francés y al portugués, y la mayoría de sus habitantes lo hablan, sobre todo en Malabo, su capital.

El judeoespañol o sefardí


Proviene del español del Siglo XV, debido a la expulsión de los judíos de la Península ibérica en época de los Reyes Católicos, que se instalaron en los Balcanes, en Grecia y en Oriente Medio. El aislamiento respecto al español peninsular ha hecho que el sefardí sea más parecido al castellano antiguo que al que hablamos hoy en día, con particularidades como el uso de la letra k o la falta de tildes. Actualmente, unos cuatrocientos mil judíos conocen la lengua sefardita, aunque no sea su lengua principal.

Deja un comentario