06 Mar

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La poesía posterior a 1939:


Son varias las tendencias de la poesía de posguerra: a) la figura crucial de Miguel Hernández que inicia a raíz de Viento del pueblouna etapa de poesía comprometida.
b)

La poesía del exilio

Los poetas de la “Generación del 14” (León Felipe, Juan Ramón Jiménez)
Y los de la “Generación del 27” (Luis Cernuda, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Jorge Guillén)
. Continúan su producción poética en el exilio. En su temática, como es natural, ocupa un lugar destacado el tema de la patria perdida (recordad los poemarios de estos autores escritos fuera de España).    Al margen de estas dos, los primeros años de la posguerra (años 40 y 50)
destacan por el proceso de rehumanización iniciado tras 1927, proceso que se intensifica con la producción de Miguel Hernández. Plantean la preocupación por el hombre como tema poético, tanto desde una perspectiva existencial, como social. Hay que nombrar a la Generación del 36, autores coetáneos a Hernández y que orientan su poesía por dos caminos principalmente, en relación con determinadas revistas: 

Poesía arraigada

Son los autores que vuelven los ojos al pasado, a la tradición. Se reúnen en torno a una revista llamada Garcilaso, de ahí que se denominen “garcilasistas” a estos autores. Mantienen las formas clásicas (sonetos), manteniendo los principios de perfección formal, claridad, sencillez, orden. Los temas dominantes son el sentimiento religioso, el amor, el paisaje, las cosas bellas, etc. Los autores que destacan son Luis Rosales (La casa encendida)
, Leopoldo Panero (Escrito a cada instante), Luis Felipe Vivanco (Tiempo de dolor, El descampado), Dionisio Ridruejo (Sonetos a la piedra)
O José García Nieto.

Poesía desarraigada


Opuesta a la anterior. Surge después de la publicación de Hijos de la ira (1944) de Dámaso Alonso  y Sombra del paraíso (1944) de Vicente Aleixandre.
Es una poesía de corte existencial, sobre el caos del mundo y del dolor por existir. Es una poesía angustiosa. La religiosidad también está presente, pero desde una perspectiva angustiosa y trágica. Los autores se reúnen en torno a una revista llamada Espadaña fundada por Victoriano Crémer (La espada y la pared, Nuevos cantos de vida y esperanza)
y Eugenio de Nora.
Otros autores son Carlos Bousoño (Primavera de la muerte, Noche del sentido, Invasión de la realidad).
Pablo García Baena, representante del Grupo Cántico, mantiene una poesía muy en la línea de la Generación del 27.
Cántico es el nombre de otra revista de posguerra, de la cual él es el fundador


. Partiendo de la poesía desarraigada, surge una nueva tendencia denominada Poesía Social, de protesta y relacionada con el “Realismo social”. Destacan dos autores principalmente:
Blas de Otero (Pido la paz y la palabra)
Y Gabriel Celaya (Cantos iberos)
. La poesía ha de tomar partido ante los problemas del mundo. El poeta se hace solidario. “La poesía es un arma cargada de futuro” dice Celaya. Otros autores como Victoriano Crémer, Eugenio de Nora, Bousoño trataran la poesía social, sobre todo, el tema de España.
Los temas son los mismos que en la novela o el teatro (injusticias sociales, alineación, el mundo del trabajo, la libertad. Destacan sus versos por ser claros, sencillos, prosaicos y en tono coloquial. Otero decía: “escribo como escupo”. Quieren que la poesía sea para “la inmensa mayoría” en contraposición con la “inmensa minoría” de la poesía anterior a la guerra. 

Los años 60

Los años 60 oscilan entre la poesía social y la nueva poética. Destacan autores como José Hierro (Quinta del 42, Cuanto sé de mí)

, José María Valverde, pero sin duda los nombres más notorios serán los de Ángel González (Sin esperanza, con convencimiento)
, Jaime Gil de Biedma (Las personas del verbo,
Compañeros de viaje)
, José Ángel Valente (Poemas a Lázaro,
A modo de Esperanza)
, Francisco Brines y Claudio Rodríguez (Conjuros, Alianza y condena). Mantienen la preocupación por el hombre, pero sin dramatismo patético. Son inconformistas y escépticos. Hablan, sobre todo, de la experiencia.
De ahí que se hable de la poesía de la experiencia cuando nos referimos a estos autores. Sus temas vuelven a lo íntimo (el paso del tiempo, la infancia, lo familiar, el amor, el erotismo, la amistad, lo cotidiano, la soledad). Su estilo rechaza el patetismo de la poesía desarraigada y el prosaísmo y coloquialismos de la poesía social.
El estilo es depurado y se tiende a la concentración de los vocablos. Hay una búsqueda del lenguaje personal.
No les interesan las vanguardias ni el experimentalismo, prefieren el tono cálido y cordial.
Emplean la ironía.

Los años 70

Esta década viene marcada por un grupo que recibe el nombre de Los Novísimos.
Los autores más importantes son Pere Gimferrer (Arde el mar)
, Guillermo Carnero (Dibujo de la muerte)
, Vázquez Montalbán (visto en narrativa), Martínez Sarrión.
Vuelven a valorar la belleza formal (son neomodernistas). El bagaje cultural de estos autores es muy amplio, se inspiran en la música, en el cine, en la ópera, en los cómics. Hay constantes referencias a otras obras artísticas (pintura, cómics, actrices, etc). Combinan los tonos graves (fruto del malestar a raíz del “Mayo del 68) con la insolencia frívolá (poemas donde Marilyn Monroe se codea con Che Guevara y Karl Marx con Groucho Marx). Dan mucha importancia a la belleza formal, y mezclan la belleza del verso con un estilo surrealista y experimental.

Estos autores crearon escuela después de los 70. Seguidores de Gimferrer o Carnero son:

Félix Grande, Antonio Carvajal, Antonio Colinas, Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena, Blanca Andreu, Ana Rossetti…

(la lista es inmensa). Las líneas de estos autores son:

Línea experimental y de vanguardia

(Carnero)

Refinamiento estético, neomodernista con su doble faceta parnasiana y simbolista. (Gimferrer, Villena). Estos poemas recibieron el apelativo de estilo veneciano, en relación a unos versos de Gimferrer.
Culturalismo (Colinas). Llamado así por las referencias culturales (otras artes).
Clasicista (Luis A. De Cuenca, Villena) de influencia grecolatina.
Barroquismo (Carvajal). Entronca con la poesía del XVII.  A partir de aquí todo vale, se abren nuevas direcciones y son todas válidas. 

Generación del 27:


La Generación del 27 no se puede entender sin la influencia de dos escritores fundamentales para el Siglo XX: Ortega y Gasset y Juan Ramón Jiménez. Ortega fue el gran introductor de las Vanguardias en España, gracias a la publicación de su Revista de Occidente o su minucioso estudio de La deshumanización del arte.  El poeta y premio Nobel de Literatura Juan Ramón Jiménez es el “padre de la poesía pura”, totalmente esencialista, que se inauguró con su Diario de un poeta recién casado (1917).

Los jóvenes poetas de la Generación del 27 estarán influidos por todo el “Arte nuevo” y por el magisterio del poeta de Moguer. Este grupo está englobado por una excelente promoción de artistas. Toman su nombre del año en que se celebra el tercer centenario de la muerte de Luis de Góngora (1627). Dámaso Alonso, uno de sus más ilustres estudiosos, rescatará su figura y ensalzará la metáfora poética como mecanismo unificador. Esta Generación ha recibido muchos nombres: “Generación de la amistad”, ya que les unía un fuerte afecto, “Generación de la Dictadura” por vivir la dictadura de Miguel Primo de Rivera o “Generación de la República” por ser todos simpatizantes de esta corriente ideológica. El nombre más preciso es “Grupo poético del 27” porque el término “generación” engloba a más artistas, no solo poetas,  como pintores (Salvador Dalí, Maruja Mallo…), cineastas (Luis Buñuel), músicos (Ernesto Halffter, Bal y Gay, Bacarisse,…).

 Los poetas que integran esta generación son: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Dámaso Alonso, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre y las mujeres Ernestina de Champourcin, Carmen Conde o Josefina de La Torre.

Sus obras poéticas se caracterizan por mezclar y conciliar perfectamente la tradición con la vanguardia. Se inspirarán en la poesía tradicional (los romances, las canciones populares, las coplas…), la poesía de los Siglos de Oro (Garcilaso de la Vega, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Quevedo, Lope de Vega y, por supuesto, Góngora y su magistral uso de la metáfora), la simbología de Bécquer y Rubén Darío o el intimismo de Antonio Machado. Van a respetar profundamente el pasado, sin renunciar a todo el arte nuevo, al arte de vanguardia precedente, introducido, como se ha dicho antes, por José Ortega y Gasset. Conocerán a los grandes poetas contemporáneos europeos y las vanguardias (Cubismo, dadaísmo, Futurismo, creacionismo, ultraísmo…), pero, sobre todo, recibirán influencia del Surrealismo. Esta mezcla se reflejará también en la métrica, combinando la tradicional (tradición) y el verso libre (vanguardia).


Los temas que tratarán serán muy variados (avances de la tecnología, ventajas y desventajas del mundo capitalista, el amor libre, entendido como un absoluto… Realmente son muchos los poetas y todos van evolucionando hacia un estilo personal que les hace únicos. No obstante, podemos distinguir tres momentos clave en esta Generación: 1) hasta 1929, que coincide con el auge de las vanguardias y de la poesía pura. Aquí recibirán influencia de Juan Ramón Jiménez. Quedarán maravillados por todos los recursos que les ofrecen las vanguardias, esto es, un lenguaje muy depurado, esencialista, “deshumanizado”, como analizó Ortega y Gasset en su célebre ensayo; 2) hasta 1936, en donde “rehumanizan” su poesía después de haber experimentado y coqueteado con las vanguardias. Comienzan a desarrollar una voz cada vez más personal. No obstante, no van a abandonar el Surrealismo. Este les ofrece imágenes muy expresivas acordes a los sentimientos de crisis que sufren los poetas; y 3) desde 1939 en adelante. Unos serán fusilados, como García Lorca, otros tendrán que exiliar (exilio exterior) y otros quedarán en España, sufriendo la dura posguerra (exilio interior). El grupo se rompe y los que se van añoran y recelan de España. Dámaso Alonso es muy importante, ya que, como filólogo, estudia pormenorizadamente la obra de Góngora y es, en cierto modo, el guía espiritual del grupo. Aunque compuso poemas, destacará como el gran poeta de la inmediata posguerra (Años 40) y padre de lo que se ha denominado “poesía desarraigada”, totalmente pesimista y existencialista. Asimismo, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados, aunque también escribieron poemas, destacan por su inmensa labor editorial. Crearon publicaciones periódicas, como Litoral,  en donde los miembros de esta generación publicaron sus obras, sobre todo, las iniciales.  Dejando al margen a estos tres miembros, los poetas más destacados son:  Pedro Salinas, que inaugura su producción dentro de la poesía pura y de vanguardia, sobre todo el Futurismo. Destacan sus obras dedicadas al automóvil, a los inventos como la bombilla, etc. De esta fase, escribíó Seguro azar. No obstante, su obra más importante y ambiciosa es la trilogía sobre el amor, compuesta por Razón de amor, La voz a ti debida y Largo lamento, en donde realiza una evolución del sentimiento amoroso, desde la exaltación de la amada, pasando por el fulgor amoroso hasta la dolorosa separación.  Jorge Guillén es el principal representante de la poesía pura de influencia juanramoniana. Depura el lenguaje hasta la mínima expresión y exalta e amor y plantea una visión positiva del paso del tiempo. Su actitud es muy vital y piensa que el mundo es perfecto.  Destaca su obra Cántico (1928). Después de la guerra, publicará Clamor y Maremágnum (1957), en donde el mundo ya no es tan perfecto. Abunda la miseria, el hambre y el horro. No obstante, sigue teniendo esperanza y cierta actitud optimista que le dura hasta poco antes de la muerte, como se ve en su obra Final (1982), en donde se enfrenta a la muerta con total resignación y sin dramatismo.


Gerardo Diego es el gran sonetista de la generación y mezcla perfectamente tradición con vanguardia, sobre todo del Creacionismo y Surrealismo. Los temas son muy variados: el paisaje, la religión, la música, los toros, el amor. Destacan sus dos poemarios Imagen (1922)y Manual de espumas (1924) y su obra de posguerra Alondra de verdad (1941).

Rafael Alberti es uno de los más polivalentes. Compuso obras de muchos estilos y corrientes. Se inició en el estilo neopopular y tradicional como en Marinero en tierra (1925), en donde canta a su Cádiz natal. De influencia barroca y gongorina es Cal y canto (1929), todo un libro lleno de versos y giros complicados. Coqueteará con el Surrealismo en Sobre los ángeles (1929), fruto de una crisis personal. Los aspectos más sombríos y la angustia existencial aparecen en sus poemas de esta serie. Los acontecimientos políticos harán que se decante por ser un poeta político, defensor de la República española. De ahí que publique poemas marxistas y comunistas, recogidos en el poemario Consignas (1933). Por esa ideología tuvo que huir tras la guerra y exilió a varios países como Argentina o Italia. En el exilio siguió escribiendo poemas y publicó obras de cierta nostalgia por el país perdido, como Entre el clavel y la espada (1941), Roma, peligro para caminantes (1968) e, incluso, compuso poemas eróticos, como Canciones para Altaír (1988). Fue el gran superviviente de la Generación del 27, ya que murió a los 96 años, en 1999 en su ciudad natal: Puerto de Santa María (Cádiz).

Federico García Lorca es, quizá, el más célebre de todos por ser considerado un mito dentro de la Literatura, a causa de su muerte y es un auténtico referente internacional. De un talento muy destacado y versátil, destaca tanto por su obra poética como por su teatro. Es muy importante destacar que “lo poético” inunda todo lo que toca. Conjuga perfectamente la tradición con la vanguardia en sus obras. Como defensor de los más débiles, se erige portavoz de las mujeres, de los homosexuales, de los gitanos… Su obra está marcada por la tragedia, la desgracia, el duelo entre libertad y autoridad, el amor imposible y, sobre todo, la muerte. Su obra está plagada de símbolos, ya que lo poético sobrepasa al poema. Todo es poético en Lorca. La línea neopopular y tradicional la engloban obras como Poema del cante jondo (1921) y Romancero gitano (1928), en donde en un ambiente marcado por la muerte y la tragedia se enfrenta el gitano (libertad) con la Guardia Civil (autoridad). Lorca viaja a Nueva York y se queda impresionado por esa ciudad. Observa lo negativo de la sociedad capitalista. Fruto de esta experiencia escribe un poemario surrealista
Poeta en Nueva York (1930) en donde denuncia las desigualdades e injusticias de la raza negra, homosexuales. Tiene un fuerte carácter de defensa y denuncia social…Esta obra es fruto de una profunda crisis personal, marcada por su frustración amorosa. En sus últimas obras destaca por el tono más íntimo siempre relacionando amor y muerte. De esta fase destaca la elegía Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935) y Sonetos del amor oscuro (1936) de carga homoerótica. Murió fusilado tras el Golpe de Estado de Franco, que originó la Guerra Civil de 1936-1939.

Luis Cernuda, poeta abiertamente homosexual publica todos sus poemarios en un solo volumen, titulado La realidad y el deseo (1936). Refleja la frustración sexual y amorosa al ver que no es posible llevarla a cabo, de ahí el conflicto de su poesía. En sus obras escritas en los años 20, como Los placeres prohibidos o Donde habite el olvido presenta influencia del Surrealismo y son fruto de la relación sentimental frustrada por el actor Serafín Fernández Ferro. Exilió tras la Guerra Civil a México y allí escribíó obras como Desolación de la quimera (1962).Obra pesimista en donde los temas de la añoranza por España, el desengaño, el paso del tiempo y la amargura están presentes.

Vicente Aleixandre,


Premio Nobel de Literatura en 1977, es un autor clave dentro de la Generación. No exilió y su casa, durante la posguerra, se convirtió en el centro de reuníón para los poetas de la posguerra hasta su muerte en 1984. Sus dos temas fundamentales que marcan su obra son el amor y la naturaleza. Un amor destructor, pero necesario para consumar el acto amoroso. Así lo muestran sus dos poemarios, influidos por el Surrealismo: Espadas como labios (1932) y La destrucción o el amor (1935). La naturaleza, por su parte, es el marco incomparable donde fundirse, lo que se conoce como “panteísmo”. En la posguerra escribirá Sombra del paraíso (1944) e inaugurará junto con Dámaso Alonso la poesía “desarraigada” de corte existencialista.

                Por último, Miguel Hernández, auténtico epígono de esta Generación, es un poeta de la guerra, un poeta de trinchera. Escribíó sus poemas allí. En sus inicios sus poemarios estaban influidos por el gongorismo, como Perito en lunas o El rayo que no cesa. Poemarios marcados por la tradición. No obstante, la experiencia de la guerra y el dolor provocan que su poesía derive hacia una poesía social, en donde denuncia las duras condiciones de los más pobres, como Vientos del pueblo o Cancionero y romancero de ausencias.

En conclusión, la Guerra Civil truncará uno de los periodos más fructíferos de la historia española, conocido como la Edad de Plata. Esta se inicia con las ideas regeneracionistas de la Generación del 98, en donde europeizar España era un deseo. La Generación del 14, abanderada por José Ortega y Gasset llevará a cabo esta europeización al introducir en España todo novedoso que se estaba dando en el mundo. La Generación del 27, de manera natural, estaba europeizada, pero, por desgracia, el estallido de la Guerra Civil cortará este progreso. Durante la posguerra, España se quedará desencajada de Europa otra vez.

Y esto ha sido, en líneas generales, el desarrollo del tema.


A)La importancia de envejecer con sabiduría

c)Este fragmento, según su intención, es expositivo-argumentativo, ya que desarrolla una idea y la apoyará con distintos datos o argumentos. El esquema expositivo empleado es el inductivo. La idea o tesis, como se ve, está en el último párrafo [desde “Saber envejecer” hasta el final].

Los argumentos que emplea la autora son de autoridad (“decía el filósofo George Santayana”), de ejemplificación (la vida del pintor Rembrandt) y de contraste u oposición (Rembrandt joven frente a Rembrandt anciano). Esto hace que su tesis se sostenga mejor, su idea funcione, cale mejor en el lector y sea más creíble.

Según su contenido, el texto es periodístico, en concreto, un artículo de opinión. Aparece en el diario nacional (de ideología liberal) El País y la autora, aunque colabore en este periódico, es la responsable de sus ideas y no dicho periódico.   El tema más la tipología textual condicionarán todo lo lingüístico, que trataré en el siguiente apartado:

B)Las funciones del lenguaje predominantes en el texto son la representativa, la apelativa,  la expresiva y poética. Representativa, porque todo texto informa de algo, de tal manera que es inherente a todo texto; la función apelativa aparece en el fragmento, porque en última instancia la autora intenta convencernos con los argumentos mencionados en el apartado anterior; predomina también la expresiva a causa de que la autora nos da una opinión totalmente subjetiva; en menor medida, hallamos función poética en el uso de metáforas (“ventana del lienzo”) o interrogaciones retóricas (“Por qué su éxito terminó?”) que provocan desvío del lenguaje estándar y expresividad al texto. Hay que dejar claro que en  los textos periodísticos de opinión aparece la modalización, esto es, la alternancia de objetividad con subjetividad, de ahí que la función representativa esté vinculada a la objetividad y la apelativa y expresiva, a la subjetivida.  
Fonéticamente se observa que las grafías corresponden al español estándar. No hay ninguna desviación de lugar.

En el plano morfológico tenemos tres sustantivos propios (Rembrandt, George Santayana y Titus). Estos nos ayudan a concretar mejor y, en este caso, son importantes porque validan los argumentos: de autoridad (George Santayana) y de ejemplificación (Rembrandt y su hijo Titus). Predominan los sustantivos abstractos (“creatividad”, “espontaneidad”, “sabiduría”…), porque el tema es abstracto (la importancia de envejecer con sabiduría). Los sustantivos concretos que aparecen en el texto (“retrato”, “cuadro”, “mujer”…) están relacionados con la parte de la “ejemplificación” de la vida de Rembrandt. Los ejemplos son siempre concretos para que se capten y comprendan mejor. Los adjetivos son subjetivos (“salvaje”, “necio”, “ancianísimo”, “triste”, etc.) en sintonía con la función expresiva del lenguaje. Respecto a los verbos, estos reflejan perfectamente la modalización típica de los textos periodísticos de opinión. Se alternan verbos en 3ª persona del singular (“alcanzó”, “pintó”, “había tenido”, como marca de objetividad, con verbos en 1ª persona del singular (“creo”, “he tenido”), que refuerzan el carácter subjetivo y la función expresiva y apelativa del lenguaje. Incluso encontramos pronombres de 1ª persona del plural con verbo en 3ª: “nos contempla”, “parece decirnos”.


En cuanto a la sintaxis, encontramos oraciones coordinadas adversativas (“El joven que no llora es un salvaje, pero el viejo que no ríe es un necio”), que marcan una contraposición; coordinadas copulativas para sumar ideas (“Los encargos dejaron de llegar y se llenó de deudas”), oraciones subordinadas adjetivas (“…el último autorretrato que se hizo”) para explicar o aclarar conceptos u oraciones copulativas (“saber envejecer es conocer el mundo”, “es un cuadro monocromático”) que marcan objetividad.    El texto presenta coherencia gracias al tema, que proporciona unidad de sentido, y al contexto. El fragmento tiene cohesión, ya que aparecen distintos elementos o mecanismos que construyen el texto perfectamente como repeticiones (“Rembrandt”-“Rembrandt”,” cuadro”-“cuadro”…), sinónimos (“cuadro”-“autorretrato”-“lienzo”, “vejez”-“ancianidad”,”conocimiento”-“sabiduría”…), antónimos (“joven”-“viejo”, “reír”-“llorar”, “brillos”-“sombras”, “éxito”-“miseria”…), deícticos (“Lo pintó”. Lo>cuadro), isotopías semánticas relacionadas con el campo de la pintura (“cuadro”, “lienzo”, “pintor”, “autorretrato”,  “monocromático”…), conectores de oposición (“pero”, “sin embargo”), de suma (“y”), temporales (“luego”, “entonces”), entre otros. Por último, el fragmento tiene adecuación.
En este caso es un texto divulgativo, dirigido a cualquier lector de prensa nacional que tiene interés por estar informado e interés por lo que sucede a su alrededor.
  Y eso ha sido, en líneas generales, el comentario del fragmento propuesto.

ADORABA


La palabra propuesta es un verbo simple en forma personal. Consta de un lexema verbal (ador-), que arrastra la VT de 1ª conjugación (-a-) [adorar]. Después se acopla un morfema flexivo sincrético de tiempo (pasado), modo (indicativo) y aspecto (inacabado o imperfecto) y, por último, un morfo vacío (Ø) sincrético de persona (3ª) y número (singular).

ANCIANÍSIMO:


La palabra propuesta es un adjetivo que se ha formado por derivación. Consta de un lexema adjetival (Ancian-) [anciano], seguido de un morfema derivativo sufijo apreciativo (-ísim-). Por último, un morfema flexivo de género masculino (-o) y un morfo vacío (Ø) de número singular.

AUTORRETRATO:


La palabra propuesta es un sustantivo que se ha formado por derivación. Consta de un lexema nominal (-rretrato-)[retrato], al que se le adosa un morfema derivativo prefijo (Auto-) con el valor de “a uno mismo”[autorretrato]. Por último, presenta sendos morfos vacíos (Ø): uno de género masculino, por contexto (el autorretrato/*la autorretrato) y otro de número singular

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