15 Jul

El Modernismo es un movimiento literario basado en el esteticismo y el inconformismo que
se desarrolló fundamentalmente en la poesía y afectó a todo el ámbito hispánico. En gran medida
fue también una actitud vital y tuvo una gran relevancia en las artes plásticas y aplicadas.
Cronológicamente, de manera aproximada, se da entre 1885 y 1915.

4.1 Fuentes e influencias del Modernismo
El punto de partida del Modernismo se encuentra en una serie de movimientos poéticos y artísticos
que se desarrollan en Europa y que sirven de base a la nueva estética.
El parnasianismo, movimiento que surge en Francia de la mano de Théophile Gautier (1811-
1872), quien popularizó la expresión «el arte por el arte» y promovíó una poesía equilibrada
y armoniosa en la que la perfección formal era la aspiración básica. Su nombre procede de
la revista Le Parnasse contemporain, que se publicó entre 1866 y 1876, en la que colaboraron
importantes poetas, como el propio Gautier, Charles Baudelaire, Verlaine o Leconte de
Lisle
. Este último será el mayor exponente, y en su obra destacan temas como los mitos
griegos, el gusto por lo medieval y lo oriental, el exotismo, etcétera.
El simbolismo nace, en cierto modo, como una reacción al parnasianismo y propone una
poesía en la que se hagan presentes los estados de ánimo a través de los símbolos que se
encuentran encerrados en la realidad circundante. El símbolo sugiere, aunque no significa
plenamente, y tiene un gran poder evocador a través de sus connotaciones, de modo que
la primavera puede simbolizar la juventud; el atardecer, la muerte o la decadencia; y el camino,
la vida. Rechazan los simbolistas el exceso formal y lo sustituyen por la musicalidad.
Baudelaire, Paúl Verlaine, Arthur Rimbaud y Stéphane Mallarmé son algunos de los más
destacados autores.

El decadentismo se basa en el gusto por recrear un mundo que desaparece y que queda
reflejado en su elegancia y refinamiento. Los decadentistas se identifican con el agotamiento
de unas formas de vida y experimentan el placer de sentirse inmersos en ese proceso.
Se ven atraídos por épocas históricas igualmente decadentes (el final del Imperio romano
o del Imperio bizantino). El decadentismo procede del simbolismo.
Entre los autores
más significativos hemos de citar al italiano Gabriele DAnnunzio y al irlandés Óscar Wilde
(1854-1900), autor de obras como El retrato de Dorian Gray. El decadentismo reivindica el
encanto de lo malsano, lo prohibido, lo escandaloso y lo raro. Los artistas se sitúan al margen
de la sociedad y se refugian en paraísos artificiales (alcohol, droga, etc.).
El prerrafaelismo.
Se trata de una corriente pictórica fundada en Inglaterra por los pintores
John Everett Millais, Dante Gabriel Rossetti y William Holman Hunt, que impulsaron una
estética basada en los pintores anteriores a Rafael Sanzio (siglos XV y XVI), como Sandro
Botticelli, Fra Filippo Lippi o Domenico Ghirlandaio. Es destacable el gusto por los retratos
femeninos con mujeres muy blancas, de aspecto lánguido y mirada perdida en el mundo de
los pensamientos.
El Romanticismo tardío de Rosalía de Castro y, sobre todo, de Gustavo Adolfo Bécquer.
Los
atisbos simbolistas de este y todo el fluir intimista y sentimental de sus Rimas marcan el
camino hacia la nueva poesía encarnada por los modernistas.
4.2 Temas y carácterísticas del Modernismo
Los temas del Modernismo están ligados a dos aspectos: un mundo exterior sensible, plagado
de imágenes exóticas, legendarias y refinadas, y la propia intimidad del poeta:
El escapismo.
Los modernistas son también unos inconformistas; descontentos con el
mundo en que les ha tocado vivir, y, lejos de plantearse cambiarlo, prefieren huir a sus paraísos
artificiales
, a la «torre de marfil» que los protege. Esta huida puede darse en el
tiempo, con una vuelta a épocas pasadas, como la Edad Media, el Renacimiento o el siglo
XVIII, y un gusto por lo legendario y lo pagano, ligado al mundo grecorromano antiguo. Pero
también se produce en el espacio, dando entrada a todo lo oriental y lo exótico.
A veces se
manifiesta con el gusto por lo aristocrático, el recurso a un mundo decadente de princesas,
palacios y jardines galantes.
El cosmopolitismo.
La idea del modernista como ciudadano del mundo va unida a la evasión,
ya que esta busca lo diferente. Para los modernistas, París se convertirá en el modelo de ese
cosmopolitismo necesario, como gran ciudad del arte y de la bohemia. La figura del bohemio,
tan ligada al Modernismo, se relaciona con la vida libre de ataduras y responsabilidades,
consagrada en cuerpo y alma al arte y a la poesía, sin más anhelos que la creación, el amor
y la felicidad. Los bohemios viven al margen de una sociedad que no les gusta y se automarginan
renunciando a las comodidades.
La sensualidad y el erotismo.
El amor vuelve a ser una de las claves de los poetas también
en este periodo, pero muy a menudo aparece tocado por el matiz de lo sensual, mostrando
un gusto por la sugerencia de lo erótico y por el goce de los sentidos.
La tendencia a la melancolía y al hastío.
Temas de clara raigambre ROMántica que marcan
en gran medida las obras modernistas, con referencias y símbolos que aluden a la desazón
de la existencia, tales como los crepúsculos, el otoño, la noche, etcétera.
En cuanto a los aspectos formales, podemos destacar algunos rasgos:
El esteticismo y la búsqueda de la belleza, a partir de la máxima parnasiana del arte por el
arte
, que los llevará a utilizar un léxico lujoso y refinado, así como continuas referencias a
lo exótico (plantas, flores, animales, lugares, etcétera).

La presencia de lo sensitivo, que se manifestará a través de la musicalidad, el ritmo, el gusto
por la sinestesia («cantaban los dulces violines de Hungría») y las aliteraciones que sugieren
el movimiento y los sonidos («los suspiros se escapan de su boca de fresa»).
La innovación métrica la métrica libre en la que predomina el uso de versos alejandrinos
(muchas veces formando sonetos), dodecasílabos y eneasílabos, metros todos ellos
poco usados en la tradición poética anterior. También hay que destacar la sustitución de la
medida de los versos por los pies métricos, estructuras silábicas que se basan en el ritmo.
Los pies métricos, de procedencia clásica, pueden ser de varios tipos. Algunos de los usados
por los modernistas son: dáctilos (óoo) anfíbracos (oóo) anapestos (ooó). Los círculos representan
sílabas y muestran la posición del acento prosódico. La sucesión de varios pies produce
el ritmo: «ínclitas razas ubérrimas». En este caso son dáctilos.


5 Rubén Darío
5.1 Datos biográficos
Rubén Darío (Félix Rubén García Sarmiento) nacíó en Nicaragua en 1867. Pronto comenzó a
viajar por países hispanoamericanos (Chile, El Salvador, Guatemala, Cuba, Colombia, Argentina…)
y europeos (Francia, Italia, Inglaterra, España…). Sus viajes y estancias en París le permitieron
conocer con profundidad la poesía francesa del momento. En calidad de diplomático, visitó
España en varias ocasiones: en 1892 vino a nuestro país por primera vez, como secretario
del gobierno de Nicaragua para el IV centenario del descubrimiento de América. Más tarde, en
1989, llegó como corresponsal del periódico La Nacíón, lo que le permitíó entrar en contacto
con los escritores españoles más jóvenes, a quienes comunicó las bases del Modernismo.
En
1907 fue nombrado cónsul de Nicaragua en Madrid. En 1916, escapando de un continente en
crisis por la Primera Guerra Mundial, regresó a América; murió ese mismo año en Managuá.
5.2 Obra poética
Rubén Darío no llegó a publicar todos sus poemas en libros. De las diez obras que publicó a lo
largo de su vida las más importantes son Azul, Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza.
Estas tres obras sintetizan, además, las tres etapas en que se suele dividir su producción poética.

Azul (Chile, 1888) es un libro en el que mezcla la prosa y el verso y con el que inicia su etapa
modernista más brillante y formal. En una segunda edición del libro, publicada en Guatemala en
1890, añade tres cuentos y varias composiciones poéticas más, entre las que destacan una serie
de sonetos. Aparece aquí por primera vez el tema indigenista y se incorpora el soneto en alejandrinos
(«Caupolicán»).
Su siguiente libro, Prosas profanas, se publicó en Buenos Aires en 1896 y en París en el año
1900. En esta segunda edición añadió un total de veintiún poemas más. Esta obra supone la

Consolidación del Modernismo


Sus composiciones, de forma muy cuidada y aparentemente
herméticas, están llenas de alusiones mitológicas, literarias y artísticas. Él mismo, en el prólogo
de la obra, explica la razón: «veréis en mis versos princesas, reyes, cosas imperiales, visiones de
países lejanos o imposibles; ¡qué queréis!; yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó nacer».
Ocupan un lugar destacado los temas exóticos, lo decadente y la presencia de los principales
motivos del Modernismo, como los cisnes, las princesas, las flores de lis, la fauna extraña o la
flora exuberante.
A partir de 1905, dará un giro a su obra con Cantos de vida y esperanza, libro en el que incorpora
preocupaciones existenciales y patrióticas. Destacan algunos poemas de exaltación del espíritu
hispánico y otros de inspiración religiosa. Una actitud introspectiva tiñe algunos poemas de tristeza
y desazón por el paso del tiempo.
Sus últimos poemarios, Canto errante (1907), Poema de otoño y otros poemas (1910) o Canto a
la Argentina y otros poemas
(1910), son obras sin unidad temática, pues recogen composiciones
de diversas épocas.
5.3 El estilo de Rubén Darío
Su estilo se caracteriza por la riqueza y variedad léxica, por la intensa adjetivación, por el uso del
hipérbaton y por la presencia de figuras retóricas como aliteraciones, anáforas, personificaciones,
sinestesias, metáforas, símbolos, etcétera.
Rubén Darío busca la belleza y trata de ser preciso en la utilización de un léxico rico y variado
que se refiere a nombres de flores (jazmines, nelumbos), piedras preciosas (rubí, topacio, esmerilado),
animales reales y mitológicos (cisnes, corzos, pavos reales, leopardos, centauros, pegasos),
personajes mitológicos (Adonis, Venus, Dafne) y nombres geográficos (Grecia, Palenke, Ormuz):
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea un bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
Rubén Darío utiliza extranjerismos, tomados del francés, del italiano y del inglés, reflejo de su
actitud cosmopolita, y cultismos (canéforas, pífano, espectral) o neologismos acuñados por él
(canallocracia).
Algunos términos se cargan de significados simbólicos: el cisne (la perfección, la elegancia), el
azul (lo etéreo. Lo ideal, lo infinito), la hipsípila y la mariposa (la psiquis y el alma del poeta),
etcétera.

6 El Modernismo español
6.1 Antonio Machado (1875-1939)
6.1.1 Datos biográficos
Nacíó en Sevilla, aunque en 1883 toda su familia se trasladó a Madrid. Tuvo una formación liberal
ya que estudió en la Institución Libre de Enseñanza. A finales del Siglo XIX estuvo en París,
ciudad en la que conocíó de primera mano las nuevas corrientes literarias del momento: Simbolismo
y Modernismo. Desde 1907 ejercíó como profesor de francés en Soria, donde se casó con
Leonor Izquierdo, una muchacha de dieciséis años que murió cinco años después de la boda.
Antonio Machado, desesperado, se trasladó a Baeza (1912-1919), Segovia y Madrid. Partidario
de la República, a medida que las tropas nacionales de Franco avanzaban hacia el este durante
la Guerra Civil (1936-1939), vivíó sucesivamente en Valencia, Barcelona y, finalmente, Collioure
(Francia), un pueblecito cercano a la frontera española, donde murió.
6.1.2 Poética
Antonio Machado se educó en la estética modernista y en el empleo de un lenguaje simple y
conmovedor. En su poesía observamos una doble influencia, del Romanticismo (Bécquer, Rosalía)
y del simbolismo, lo cual lo sitúa entre los autores modernistas, aunque él no se queda sólo
con la poesía como juego estético, sino que la define como una honda palpitación del espíritu,
la auténtica emoción humana. Así, Machado encaja dentro del Modernismo, pero también en la
Generación del 98, sobre todo a partir de 1912 con la publicación de Campos de Castilla. Por lo
tanto, este autor representa la uníón e imposible separación de ambos movimientos.
Los temas principales de su poesía son los recuerdos y evocaciones de su propia vida, la preocupación
por España (Castilla y el paisaje de Soria como símbolos de la decadencia), el paso del
tiempo, la muerte y la búsqueda de Dios.

6.1.3 El Modernismo de Soledades
En 1903 publica Soledades, ampliada posteriormente en 1907 con el título Soledades, Galerías
y otros poemas
. Esta obra es fundamentalmente modernista y, dentro de los temas de este movimiento,
intimista y neorromántica. El simbolismo está omnipresente para representar los estados
de ánimo y las obsesiones del autor.
6.1.4 Campos de Castilla
Su gran obra, Campos de Castilla, llegó en 1912, ampliada posteriormente en 1917. Además de
los temas comentados, aparece el tema de Castilla, el sentimiento del poeta asociado al paisaje,
la crítica a la «España de charanga y pandereta», la esperanza en la juventud como elemento
impulsor frente al atraso y la pobreza. Estos temas han motivado la inclusión del autor dentro
de los autores del 98, puesto que los intereses y las preocupaciones de todos ellos eran coincidentes.
Además de lo citado, el libro incluye unos cuantos poemas dedicados al recuerdo de
Leonor, los «Proverbios y cantares» (composiciones breves de tema popular y seudofilosófico)
y el largo romance «La tierra de Alvargonzález», reflexión sobre un tema tan noventayochista
como el cainismo hispánico. Esta obra no abandona completamente el Modernismo, a pesar de
que incluye los poemas más conocidos de Antonio Machado.
6.1.5 Obra posterior
Nuevas canciones (1924) recoge poemas escritos en Baeza y Segovia. En este libro adopta los
metros cortos populares, la copla tradicional y los recursos expresivos del cante jondo, elementos
que retomarán casi inmediatamente autores como Rafael Alberti o Federico García Lorca.
Aparecen de nuevo los «Proverbios y cantares», pero en este caso más depurados, sin elementos
descriptivos.

La primera edición de sus Poesías completas es de 1917 y fue publicada por la Residencia de
Estudiantes. La segunda, de 1928, aparece en Espasa-Calpe.
La poesía que Antonio Machado escribíó posteriormente es escasa y de menor calidad que la
anterior. Destacamos «Canciones a Guiomar» (publicadas por la Revista de Occidente en el número
de Septiembre de 1929) y algunas Poesías de guerra.


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