21 Oct

 
 

Los horizontes de los jóvenes españoles

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Objetivo juvenil, salir de España

Casi el 70% de los jóvenes españoles se muestra dispuesto a emigrar por la falta de perspectivas laborales

CELESTE LÓPEZ – Madrid

PERFIL DEL FUTURO EMIGRANTE Varones residentes en áreas urbanas y con estudios superiores, los más dispuestos

CAMBIOS DE LA GLOBALIZACIÓN El 70% de los jóvenes cree que utilizará en el trabajo una lengua distinta a la materna

No hay salida. No hay trabajo para tantos desempleados, sobre todo para los jóvenes a los que directamente está golpeando la crisis económica (más del 45% de los parados son jóvenes). Y eso, que es la generación más preparada. Nunca antes había tenido España una juventud con un porcentaje tan alto de estudios superiores – el 39% de los españoles entre 25 y 35 años tiene un título universitario o de FP de grado superior; en la Unión Europea (UE) de los 19 se sitúa en el 34%-…Pero parece que esto no será suficiente para encontrar un trabajo a corto plazo y, encima, que sea digno. Según las previsiones de la OCDE, se tardará unos 15 años en reducir la tasas de paro a los niveles anteriores al 2008. ¿Qué hacer entonces? La juventud española lo tiene claro: el 68% quiere marcharse al extranjero, bien por un tiempo determinado (36%) o sin perspectivas de regreso (32%), el caso es marcharse y buscar una salida laboral digna.

Así lo pone de manifiesto la encuesta del Eurobarómetro sobre la movilidad juvenil publicada este mes, a partir del resultado de entrevistas telefónicas realizadas entre el 26 de enero y el 4 de febrero pasado a 57.000 jóvenes de entre 15 y 35 años, de los 27 países de la UE, además de Croacia, Islandia, Noruega y Turquía.

De este trabajo, se desprende que España se encuentra entre los seis países europeos con un mayor porcentaje de población joven que expresa su deseo de coger las maletas e iniciar una nueva etapa en otro país, bien sea para ampliar los estudios o para encontrar trabajo. Sólo son superados por los jóvenes de Islandia, Suecia, Bulgaria, Rumanía y Finlandia. En el lado opuesto, es decir, entre los europeos que menos deseo tienen de emigrar se encuentran los turcos (sólo el 28% quiere ir al extranjero), italianos (38%) y holandeses (44%).

Las causas que esgrimen para irse son las conocidas: el desempleo juvenil de sus países de origen, la falta de perspectivas vitales y la necesidad de ampliar conocimientos, incluidos los idiomas… ¿Cuál es el perfil del que se plantea un futuro más allá de sus fronteras nacionales? Varones (56%), menores de 19 años (63%) y entre 30 y 35 años (42%), que viven en áreas urbanas (62%) y con estudios superiores (55%).

«La crisis ha hecho cambiar muchos conceptos. Uno de ellos es que ya no se busca un trabajo maravilloso para tener dinero, ahora sencillamente el fin es encontrar trabajo. Y, además. que el horizonte del mercado laboral ya no es tu propia ciudad o tu comunidad, sino Europa o el resto del mundo. Todo se ha globalizado», señala Eusebio Megías, director técnico de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y responsable de numerosos estudios sociológicos sobre la sociedad actual y la juventud.

Un estudio realizado por la consultora PwC apunta que el porcentaje de jóvenes españoles que trabajará en el extranjero se incrementará en el 2050 en un 50% por efecto de la globalización del comercio, la tecnología, el capital y la regulación, que favorecen la movilidad.

El informe indica que entre los jóvenes nacidos a partir de 1980 el 82% ha expresado su deseo de trabajar fuera de España y un 70% se muestra convencido de que utilizará una lengua no nativa en el trabajo. La consultora prevé que a medio plazo el horizonte laboral se ampliará más allá de Europa. Así, estima que en los próximos 15 años, el 45% de las multinacionales se crearán en China e India.

Eusebio Megías, quien hace apenas dos semanas presentó una investigación sobre Bienestar en España que incluía entrevistas con jóvenes, matiza: «una cosa es lo que uno expresa y otro lo que realmente luego hace. Porque frente a unos jóvenes que quieren abrir horizontes te encuentras a otros que, a la hora de elegir, siguen optando por mantenerse en el nido familiar». Uno de los problemas que encuentran los jóvenes para emigrar es la falta de recursos económicos. De hecho, sólo uno de cada siete jóvenes europeos, según el Eurobarómetro, ha realizado estudios o prácticas en el extranjero.

La gran mayoría de los jóvenes que ya se habían ido al extranjero señalaron que lo habían hecho gracias a subvenciones privadas o a ahorros (el 65%). Pocos consiguieron becas o ayudas públicas (los programas Erasmus financiaron un 15% de las estancias), lo que impide el objetivo que se ha marcado Europa de ampliar la movilidad. Yde esos pocos que se fueron destaca el hecho de que más del doble eran residentes en ciudades. De nuevo, hay menos mujeres, quienes alegan problemas familiares para poder ampliar formación o buscar trabajo.

«Estos datos demuestran la nacesidad de reforzar nuestros programas Erasmus», indica Androulla Vassiliou, comisaría europea de Educación, Cultura, Multilingüismo y Juventud, quien insiste que la manera de afrontar el desempleo juvenil y el bajo crecimiento económico es con «una mayor movilidad de la población estudiantil y de la mano de obra».

Una de las consecuencias de este deseo expresado de irse «por los mundos», indica Megías, es la posibilidad de que los jóvenes españoles comiencen a independizarse antes de lo que actualmente hacen – entorno a los 30 años, muy por delante del resto de los países europeos-.»Habrá que ver cómo evoluciona la crisis, si dura o no, pero todo parece indicar que si esta situación se mantiene un tiempo, la emancipación llegará antes».

¿CREES QUE LOS JÓVENES VIVIRÁNPEOR QUE SUS PADRES? lavanguardia. com/ participación

Las facilidades para viajar y la ausencia de fronteras en Europa relativizan la percepción de los jóvenes de decidir vivir en el extranjero

Un billete de30 euros y a probar suerte

ALICIA RODRÍGUEZ DE PAZ – Madrid

El idioma es para muchos españoles un obstáculo clave a la hora de buscarse la vida fuera

No hay duda de que empezar una nueva vida en el extranjero, sea a la edad que sea, acarrea un coste personal notable. Sin embargo, y a diferencia de generaciones anteriores, los jóvenes afrontan la perspectiva de salir fuera con abierto optimismo y lo contemplan como algo factible, sin demasiadas complicaciones. El salto se ha simplificado: «Con un billete de 30 euros te puedes ir a Inglaterra», apunta Filiberto Fernández, estudiante de 23 años de la Universidad Politécnica de Madrid.

En cuanto acabe sus estudios de Ingeniería Técnica de Obras Públicas, Fernández se planteará definitivamente si se va a trabajar al extranjero. Asegura que lo considera como un camino más, que además se puede desandar. «Te puedes marchar con cierta facilidad y también puedes volver con facilidad. Dos compañeros se fueron a principios de año a Inglaterra pero, después de echar muchos currículos durante un par de meses, tuvieron que volver a Madrid. Regresaron a casa y ya está. De todas maneras, la experiencia no se la quita nadie.

Hasta te lo puedes tomar como una vacaciones para buscar trabajo», apostilla medio en broma.

Si se compara con los recursos que existían años atrás, no surgen muchas dudas. «Ahora hay más posibilidades, más facilidades para trabajar, sobre todo en Europa», afirma este estudiante que durante años ha compatibilizado el trabajo y la universidad.

José Manuel García Crespo, de 35 años, ya sabe lo que es empezar de cero en otro país. Reside en la ciudad inglesa de Oxford desde hace casi un año. En su momento, decidió dejar Madrid siguiendo a su pareja, a quien la empresa en la que trabaja le ofreció trasladarse a Oxford. La ha acompañado así en un viaje inverso al que hizo ella – nacida en Inglaterra-una década antes, cuando se trasladó a España. «Basta con buscar un vuelo y venir. Hay billetes de ida y vuelta a Londres por apenas 70 euros. Y encima no has de hacer papeleo,mucho más allá de pedir un número de la Seguridad Social, para poder trabajar. Desde el primer momento, eres legal»,señala.

Al igual que hicieron en su día sus tres hermanas y hace muy poco su hermanastro, Manu no ha dudado en probar suerte fuera de España. Admite que ha tenido «mucha suerte» porque, a pesar de que la crisis también ha golpeado a los británicos, sólo tardó dos meses en encontrar trabajo. Y lo que es más importante, en su sector. Licenciado en Matemáticas, en Madrid ejercía como técnico especializado en tecnología, redes y sistemas. Eso sí, «mi falta de dominio del inglés, me llevó a tener que ocupar un puesto de menor categoría profesional a la que tenía antes», explica por teléfono desde Oxford. Ahora que ha mejorado sustancialmente su nivel de inglés, su principal objetivo es mejorar de posición en la empresa.

Sin duda, el idioma sigue siendo uno de los principales obstáculo a la hora de buscarse la vida en otro país. García Crespo considera que el escaso conocimiento de lenguas extranjeras puede convertir España «en una isla, al margen de la gran movilidad que se da en el resto de Europa». Por ello, defiende hacer todo lo posible para romper esa dinámica.

¿Qué ventajas disfruta ahora? Para este emigrado, «a pesar de la crisis, sigue habiendo oportunidades, aunque depende del sector en el que busques trabajo. Por ejemplo, la situación resulta más complicada para la gente con un perfil menos cualificado. Aquí tengo una ocupación mejor remunerada: el trabajo que hago no está pagado así en España. Y, para mi sorpresa, se cumple de forma muchísimo más escrupulosa los horarios laborales. Por ejemplo, mi contrato fija 37,5 horas a la semana. Ni más ni menos».

En opinión de Filiberto Fernández, mirar más allá de las fronteras propias, abre gran número de posibilidades: «Entre trabajar fuera de España o quedarme, he de reconocer que hasta me hace ilusión irme. Me apetece cambiar de aires, tener experiencias nuevas, conocer otras cosas. ganar independencia».

Sin embargo, confiesa que parte de sus compañeros en la universidad ven «con reticencia» la posibilidad de marchar. Entre otras cuestiones, lo atribuye al convencimiento de que no es fácil desarrollar en el extranjero la profesión para la que se están formando, «en España – recuerda-las obras públicas no se encuentran tampoco precisamente en el mejor momento». «Cuando termine la carrera, con toda seguridad si no encontrase nada interesante me iría a Inglaterra o a Irlanda a mejorar mi inglés, o Francia. Y allí buscaría cómo ganarme la vida. No soy muy quisquilloso para eso del trabajo», prevé Fernández.

Por su parte, García Crespo lo tiene claro: «Si logras trabajar fuera y dominar el inglés, mejoran tus expectativas laborales. Claro que hay que superar el miedo a lo desconocido, pero siempre acabas conociendo gente que te va a ayudar.»

A L E M A N I A

Se buscan ingenieros

Los próximos 8 y 10 de junio la Oficina Federal de Empleo de Alemania organizará sendos actos en Madrid y Barcelona para captar jóvenes ingenieros españoles en paro. Según las autoridades alemanas, a los encuentros acudirán una veintena de ingenieros seleccionados a los que mostrarán ofertas «concretas» de tres compañías.

Objetivo juvenil, salir de España

Los hijos de inmigrantes, también

Tres de cada cuatro hijos de inmigrantes en España desean vivir en el extranjero en su edad adulta, bien en Norteamérica o en algún otro país de Europa Occidental. Así lo indica un estudio sobre las aspiraciones de los padres e hijos de origen inmigrante en España realizado por el director del Centro de Estudios de Migraciones y Desarrollo de la Universidad de Princeton, Alejandro Portes, junto a Rosa Aparicio.

Los autores entrevistaron en 200 colegios de Madrid y Barcelona a 7.000 estudiantes de 14 y 15 años cuyos progenitores son inmigrantes que proceden de 63 países. ¿Por qué se quieren ir? «Estos adolescentes están bien en España – señala Aparicio-,pero las salidas profesionales son menores que las que imaginan que podrían existir en otros lugares». Los hijos de los inmigrantes son el grupo que más crece entre la población joven, un elemento muy importante de la futura sociedad española.

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