25 Ene

De la Función de enseñar de la Iglesia

Qué enseña la iglesia?
: La palabra de Dios.A quiénes corresponde Enseñar la palabra de Dios: a todos: el pueblo de Dios: clérigos (presbíteros, diáconos y obispos), fieles y laicos.A quiénes les corresponde enseñar la palabra de Dios

Respecto a la Iglesia universal, la Función de anunciar el Evangelio ha sido encomendada principalmente al Romano Pontífice y al Colegio Episcopal.En relación con la Iglesia particular que le Ha sido confiada, ejerce esa función cada Obispo; a veces, sin embargo, algunos Obispos ejercen conjuntamente esa función para varias Iglesias. Los Obispos Tienen derecho a predicar la palabra de Dios en cualquier lugar. Es propio de Los presbíteros, como cooperadores de los Obispos, anunciar el Evangelio de Dios; respecto al pueblo que les ha sido confiado, a los párrocos y a aquellos Otros a quienes se encomienda la cura de almas. Los presbíteros y los diáconos Tienen la facultad de predicar en todas partes, con el consentimiento del Rector de la iglesia, a no ser que esta facultad les haya sido restringida o Quitada por el Ordinario competente, o que por ley particular se requiera Licencia expresa.También a los diáconos corresponde servir en el ministerio de La palabra al pueblo de Dios, en comunión con el Obispo y su presbiterio.Los Miembros de los institutos de vida consagrada, en virtud de su propia Consagración a Dios.En virtud del bautismo y de la confirmación, los fieles Laicos son testigos del anuncio evangélico con su palabra y el ejemplo de su Vida cristiana; también pueden ser llamados a cooperar con el Obispo y con los Presbíteros en el ejercicio del ministerio de la palabra. Los laicos pueden ser Admitidos a predicar en una iglesia u oratorio, si en determinadas Circunstancias hay necesidad de ello, o si, en casos particulares, lo aconseja La utilidad.Qué medios utiliza la Iglesia para enseñar la palabra de Dios?

Homilía:

Es parte de la misma liturgia y está reservada al sacerdote o al diácono; a lo Largo del año litúrgico. En ella se exponen, partiendo del texto sagrado, los Misterios de la fe y las normas de vida cristiana. En todas las Misas de los Domingos y fiestas de precepto que se celebran con concurso del pueblo, debe Haber homilía, y no se puede omitir sin causa grave. Es muy aconsejable que, si Hay suficiente concurso de pueblo, haya homilía también en las Misas que se Celebren entre semana, sobre todo en el tiempo de adviento y de cuaresma, o con Ocasión de una fiesta o de un acontecimiento luctuoso.

Catequesis:

Antes que Nadie, los padres están obligados a formar a sus hijos en la fe y en la Práctica de la vida cristiana, mediante la palabra y el ejemplo; y tienen una Obligación semejante quienes hacen las veces de padres, y los padrinos. Corresponde al Obispo diocesano dictar normas sobre la catequesis y procurar Que se disponga de instrumentos adecuados para la misma, incluso elaborando un Catecismo, si parece oportuno; así como fomentar y coordinar las iniciativas Catequísticas. Compete a la Conferencia Episcopal, si se considera útil, Procurar la edición de catecismos para su territorio, previa aprobación de la Sede Apostólica. En el seno de la Conferencia Episcopal puede constituirse un Departamento catequético, cuya tarea principal será la de ayudar a cada Diócesis en materia de catequesis. Procure el párroco que se imparta una Catequesis adecuada para la celebración de los sacramentos; que los niños se Preparen bien para recibir por primera vez los sacramentos de la penitencia, de La santísima Eucaristía y de la confirmación, mediante una catequesis impartida Durante el tiempo que sea conveniente; que los mismos, después de la primera Comunión, sean educados con una formación catequética más amplia y profunda; Que, en la medida que lo permita su propia condición, se dé formación Catequética también a los disminuidos físicos o psíquicos; que, por diversas Formas y actividades, la fe de los jóvenes y de los adultos se fortalezca, Ilustre y desarrolle. Cuiden los Superiores religiosos y los de sociedades de Vida apostólica que en sus iglesias, escuelas y otras obras que de cualquier Modo les hayan sido encomendadas, se imparta diligentemente la formación Catequética.

Misiones:

Corresponde al Romano Pontífice y al Colegio de los Obispos la Dirección suprema y la coordinación de las iniciativas y actividades que se Refieren a la obra misional y a la cooperación misionera. Corresponde suscitar, Fomentar y sostener la tarea misional a los Obispos y a los miembros de Institutos de vida consagrada.Los misioneros, es decir, aquellos que son Enviados por la autoridad eclesiástica competente para realizar la obra Misional, pueden ser elegidos entre los autóctonos o no, ya sean clérigos seculares, Miembros de institutos de vida consagrada o de una sociedad de vida apostólica, U otros fieles laicos. Para realizar la tarea misional se han de emplear Catequistas, es decir, fieles laicos debidamente instruidos y que destaquen por Su vida cristiana, los cuales, bajo la dirección de un misionero, se dediquen a Explicar la doctrina evangélica y a organizar los actos litúrgicos y las obras De caridad.La actividad propiamente misional, mediante la cual se implanta la Iglesia en pueblos o grupos en los que aún no está enraizada, se lleva a cabo Por la Iglesia principalmente enviando predicadores hasta que las nuevas Iglesias queden plenamente constituidas, es decir, cuando estén provistas de Fuerzas propias y medios suficientes para poder realizar por sí mismas la tarea De evangelizar. Sean admitidos en ceremonias litúrgicas al catecumenado (período de prueba o de instrucción que se ofrece a los candidatos al bautismo), e inscríbanse sus nombres en un libro destinado A este fin.

Educación:

Los padres y quienes hacen sus veces tienen la obligación Y el derecho de educar a la prole; los padres católicos tienen también la Obligación y el derecho de elegir aquellos medios e instituciones mediante los Cuales, según las circunstancias de cada lugar, puedan proveer mejor a la Educación católica de los hijos. También tienen derecho los padres a que la Sociedad civil les proporcione las ayudas que necesiten para procurar a sus Hijos una educación católica. De modo singular, el deber y derecho de educar Compete a la Iglesia, a quien Dios ha confiado la misión de ayudar a los Hombres para que puedan llegar a la plenitud de la vida cristiana. Los niños y Los jóvenes han de ser educados de manera que puedan desarrollar armónicamente Sus dotes físicas, morales e intelectuales, adquieran un sentido más perfecto De la responsabilidad y un uso recto de la libertad, y se preparen a participar Activamente en la vida social.

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