03 Jul

– Modelo centrado en el cliente:

El proceso terapéutico: las fases de intervención:


Rogers divide el continuo proceso terapéutico en siete etapas. Estas etapas no las concibe como una sucesión ordenada de acontecimientos sino como un proceso continuo.

1

Primera etapa:

se trata de contactar y ser empático con el marco de referencia interno del cliente.
Es probable que en esta etapa la persona no acceda voluntariamente a la terapia.

– No desea comunicarse a sí mismo. Su comunicación es de cosas externas.– No se reconocen ni perciben problemas.- No hay deseo de cambio.

– Hay un gran bloqueo en la comunicación interna2.

Segunda etapa:

se trata de establecer el vínculo terapéutico, comunicar empatía en una relación autentica de aprecio.- Se conciben los problemas como algo extraño.- Los sentimientos son descritos como ajenos o como objetos pretéritos.- Hay muy poca diferenciación en los sentimientos y significados personales 3.

Tercera etapa:

es la etapa de colaboración en las tareas. En esta etapa a medida que el cliente se siente plenamente recibido y no bloquea sus expresiones, sigue dando rienda suelta a una expresión simbólica cada vez menos rígida y más suelta.- Aumentan las expresiones relativas al “si mismo” en cuanto objeto.- Se expresan experiencias relacionadas con el “si mismo”. – Los sentimientos y significados personales son expresados como si no existiesen en ese momento.- Los constructos personales son rígidos e interpretados como hechos reales.- Comienzan a reconocerse contradicciones en las experiencias y a percibirse que las opciones personales son ineficaces.

4.  en esta el cliente se siente comprendido, aceptado con grado y recibido tal y como es en los diferentes aspectos de su experiencia. Los constructos de la tercera etapa adquieren gradualmente más flexibilidad y los sentimientos comienzan a fluir con mayor libertad. – Los sentimientos son más intensos, son descritos como objetos presentes que irrumpen en contra de los deseos del cliente.

– Los constructos son más flexibles. Se descubren algunos personales y comienza a reconocérselos como tales ya cuestionarse su validez. – Aunque de modo vacilante, comienza el cliente a sentirse responsable de sus problemas.

– Comienza a establecerse la relación sobre una base más afectiva. 5.

Etapa:

se centra en fomentar el crecimiento y la autodeterminación del cliente. – Expresión libre de los sentimientos como algo presente. – Se reconocen como propios los sentimientos relativos a uno mismo y se desea ser el sí mismo real. – Hay una intensa notoria tendencia a la exacta diferenciación de sentimientos  y significados. – Las incongruencias y contradicciones son abiertamente afrontadas. -Hay una aceptación responsable de los problemas y la comunicación interior es  cada vez mayor y menos bloqueada.

6

Sexta etapa:

se refiere a la conclusión de la tarea. Si el cliente sigue sintiéndose plenamente recibido en la relación terapéÚtica, cambia el modo de experimentar el sentimiento hasta entonces negado.

– El sentimiento previamente bloqueado es ahora experimentado con inmediatez.

– El sentimiento fluye hasta su plena resolución.

– El sentimiento presente se experimenta con inmediatez y riqueza.

– El “si mismo” en cuanto a objeto tiende a desaparecer.

– La comunicación interior se hace libre y poco bloqueada.

– El constructo personal se diluye y el cliente se siente liberado de marcos de referencia preconcebidos.

– Hay una clara diferenciación de las experiencias.

– El cliente logra superar sus problemas.

7

Séptima etapa:

final del proceso terapéutico.

Los  sentimientos nuevos se experimentan de manera inmediata y  rica en matices, tanto dentro como fuera de la relación terapéÚtica.

– La vivencia de esos sentimientos se experimenta y utiliza como un referente claro.

– La comunicación interna es clara: los sentimientos y símbolos se correlacionan de manera adecuada y hay términos nuevos para describir sentimientos nuevos.

– El cliente experimenta la elección afectiva de nuevas maneras de ser.

Cuando el individuo ha alcanzado la séptima etapa de su proceso de cambio, ingresa en una nueva dimensión. El cliente ha incorporado la cualidad de movimiento, fluidez y cambio a cada aspecto de su vida psicológica. 

Técnicas empleadas por el modelo en la intervención:

según Rogers y Kinget el principal  utensilio del terapeuta en su personalidad, debe pretender aplicar sus actitudes y concepciones fundamentales relativas al ser humano y no la aplicación de conocimientos o habilidades especiales.

Aun así Rogers desarrolla ciertas técnicas muy sencillas para el modelo de intervención:

a) La definición verbal y la definición mediante su conducta. Estas técnicas consisten en que el profesional explica al cliente la naturaleza de la relación con sus palabras y con su modo de proceder en todos los detalles.

b) La utilización de la actitud inicial amistosa. Con el fin de facilitar la expresión de los sentimientos del cliente, el desahogo emocional del mismo.

c) La utilización de técnicas catárticas. Orientadas igualmente a conseguir el desahogo del cliente. Por ejemplo que el terapeuta se abstenga, de forma consciente, de dirigir la entrevista dejándose guiar por el cliente y seguir con atención la expresión de sus sentimientos.

d) Técnicas referidas a conseguir el insight en el cliente. No debe de precipitar la interpretación de la situación del cliente. Este debe ser quien descubra la misma y para ello el terapeuta debe facilitar que aparezca, pero sin forzarlo.

e) La técnica de la clarificación verbal. Es una especie de interpretación lógica, que consiste en aclarar el sentido de las expresiones del cliente. En esta técnica es muy importante que el terapeuta solo aclare aquello que ya ha sido expresado sin añadir ni poner ningún otro elemento ajeno al cliente.

f) El reflejo del sentimiento. Consiste en hacer de espejo reflejando al cliente los sentimientos que ha estado expresando.

Cabe añadir que la técnica de las grabaciones permite al terapeuta un estudio en profundidad de su propia conducta, de tal forma que le permite cambiar la conducta y su propia actitud en la próxima entrevista, lo cual mejora la calidad de la intervención.

– Cualidades y funciones del terapeuta:


A. La capacidad empática

B. Empatía, simpatía e intuición en el diagnóstico.

C. Autenticidad o acuerdo interno: es importante que el profesional muestre autenticidad ya que el ser autentico garantiza al cliente que el profesional va a mantener siempre la misma conducta con él.

D. Concepción positiva y liberal del hombre y de las relaciones humanas: son atributos de la personalidad que debe tener el profesional y que expresan de forma natural tanto en la intervención como en su propio estilo de vida.

E. Madurez emocional: implica que el profesional posea un equilibrio emotivo-racional propio, que es condición importante para que el terapeuta participe en la tarea de cambio de la otra persona, sin tener la tentación de modelar dicho cambio según la imagen de sí mismo.

F. Comprensión de sí mismo: el profesional debe conocer bien su personalidad si quiere ser capaz de hacer una representación realista de las cosas que le cuenta el cliente.

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