04 Jul

Nietzsche lo apolíneo y lo dionisíaco


En su notable libro “El Origen de la Tragedia”, Nietzsche evocaba el poder de las obras trágicas. Pensaba él que en la cultura ateniense de la antigüedad, los poetas trágicos fundieron lo esencial de dos dioses griegos: Apolo y Dionisio. Apolo, cuyo don está en contemplación de un mundo de apariencias hermosas; mientras que el de Dionisio, en la salvaje intoxicación de la creación y destrucción.

 Las tragedias griegas combinan ambos elementos: el apolíneo y el dionisíaco.
Como observaba Aristóteles, el público lograba una catarsis mediante la contemplación del salvajismo y violencia de la condición humana, ya que contemplar la representación de una tragedia griega equivale a perder nuestro sentido cotidiano de optimismo y confianza en un mundo ordenado. Como cuando Medea, para vengarse de su marido Jasón, mata a sus hijos con sus propias manos, identificamos la ira y la irracionalidad que nos arrebatan cuando nos sentimos agraviados. Mas es sano, según Aristóteles, el encontrarnos cara a cara con el lado oscuro de la naturaleza humana, con el fin de evitar sus consecuencias en nuestras vidas. Nietzsche participaba de este pesimismo. El “yo oculto”, esas partes de nosotros mismos que preferiríamos no tener pero que viajan con nosotros, querámoslo o no. Incluso consideraba desafortunado y alarmante el hecho de que no podamos hacer frente al lado oscuro de nuestra naturaleza, como lo hacían los griegos. Según él, nuestro arte se ha convertido en algo demasiado domesticado, incapaz de alertarnos de nuestra violencia y maldad latentes, concluyendo que la filosofía griega mató la tragedia griega.

Nietzsche sugería que el hombre teórico (por ejemplo Sócrates), llegó para calmar nuestros temores y presentar la naturaleza como perfectamente racional, comprensible e inteligible. Entonces, la realidad dejó de ser comprendida por la tragedia para ser comprendida por la filosofía; para razonar nuestro camino hacia la comprensión del mundo y de la naturaleza humana, y que la voluntad se halla al servicio del intelecto, para Nietzsche, un error muy grande.

Lo atractivo de lo dionisíaco para Nietzsche, consiste en que nos abre lo universal y nos aleja de lo particular. Lo que él esperaba era que el tiempo del hombre socrático hubiera pasado ya, haciendo renacer la tragedia, y trayendo consigo al oyente estético, que responde al atre con sentimiento y compromiso.

El arte, la ciencia y la filosofía son formas de ilusión. Tenemos necesidad de los espíritus de Dionisio y de apolo. Tanto el impulso apolíneo hacia la individuación de los deleites del mundo de la apariencia, como del impulso dionisíaco a la fusión del yo en la identidad simbolizada por la intoxicación. Si uno de los dos predomina en demásía, la cultura sufriría las consecuencias. Nietzsche pensaba que la derrota de los elementos dionisíacos en la cultura occidental, comenzó con la filosofía, justo antes del surgimiento de Sócrates, ambos elementos se hallaban fundidos en la tragedia griega. Así, cuando el mirar los elementos trágicos de la vida humana se convirtió en algo demasiado doloroso para nosotros, aprendimos a dominarlos, a intelectualizarlos, al negar su realidad e insistiendo en que todo tiene explicación y se puede controlar por medio de la razón. Podemos haber adquirido cierta seguridad al hacer esto, pero sacrificamos la verdad de la realidad.

Si bien, nuestra cultura no tiene par en el campo de la tecnología, sabemos cómo usar la lógica y los métodos científicos al solucionar problemas e imponer orden; carecemos del acceso a la irracionalidad según Nietzsche en lo dionisíaco. Nos hemos convertido, al reprimir nuestra irracionalidad, en críticos de la vida, en vez de partícipes de ella. Para Nietzsche, hemos cerrado nuestros ojos a la verdad.

LEY DE LOS CONTRARIOS:


Dos juicios contrarios no pueden ser ambos verdaderos, pero sí falsos.

LEY DE LOS SUBCONTRARIOS


Afirma que no pueden ser ambos falsos pero si pueden ser ambos verdaderos.

LEY DE  LOS CONTRADICTORIOS


Afirma que dos juicios no pueden ser verdaderos y falsos al mismo tiempo.

Las figuras dependen de la posición del término medio.

LA PRIMERA FIGURA EL TERMINO MEDIO ES SUJETO EN LA PREMISA MAYOR Y EL PREDICADO EN LA PREMISA MENOR

 EN LA SEGUNDA FIGURA EL TERMINO MEDIO ES PREDICADO EN AMBAS PREMISAS

 EN LA TERCERA EL TERMINO MEDIO ES PREDICADO EN VARIAS PREMISAS

EN LA CUARTA FIGURA EL TERMINO MEDIO ES PREDICADO EN LA MAYOR Y EL SUJETO EN A MENOR.

Los términos que hay son medios, menores y mayores. El termino de mayor extensión o sea que incluye mayor número de individuos y que aparece en una sola premisa es el término mayor.

El término de menor extensión que aparece en una de las premisas es el menor y su premisa es el menor.

El término medio es el que aparece en las dos premisas y falta en la conclusión.

El término menor siempre es el sujeto de la conclusión y el mayor el predicado.

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