14 Nov

1. PLATÓN: LA ÉTICA, BASE DE LA POLÍTICA Y DE LA ORGANIZACIÓN SOCIALa) Influencia Socrática


Se encuentra influenciada por la ética Socrática: quien sabe lo que es el bien, obrará el bien. El mal se hace por ignorancia. En Platón, el verdadero saber es el de las ideas, por tanto, la virtud moral más elevada será la contemplación de las Ideas. En la vida hay dos ideales:- La búsqueda del placer que Platón rechaza y exige hacer injusticia a otros.- El otro ideal es el conocimiento del bien y su práctica subsiguiente. Este ideal proporciona la auténtica felicidad, una tranquilidad de ánimo.

B) ¿Qué es obrar bien? Las virtudes (virtud como armonía o justicia)

Obra bien, para Platón, el que posee la virtud de la justicia que es una armonía de sus tendencias racionales e irracionales. Cuando la razón controla nuestras tendencias volitivas y apetitivas, se produce un equilibrio que Platón denomina Justicia. De modo que si cada parte del alma se somete a la parte directiva-racional, tendremos un ser humano jsuto:-

Templanza

Cuando la parte apetitiva se subordina a la razón. Ello exige un control de apetitos e impulsos que buscan sin medida los placeres que amenazan con privar al ser humano de su razón y autodominio-

Fortaleza

Cuando la parte volitiva se subordina a la razón alcanza la virtud de la fortaleza o valor, que Platón define como firmeza que descansa en la inteligencia, que no sólo se manifiesta en la guerra, sino sobre todo en la lucha del hombre con sus pasiones y afectos.

-Prudencia

Cuando la parte racional controla las otras dos partes en virtud de su conocimiento del bien, se logra la virtud de la prudencia.
-LA SUMA DE TODAS ESTAS VIRTUDES en el ser humano produce la JUSTICIA. Un hombre justo, es un hombre bueno y por tanto será un hombre feliz, además de estar en el camino del retorno de su alma al mundo de las ideas, que es el auténtico destino de nuestra naturaleza racionalC) Proyectos éticos y clases sociales
La ética no puede aislarse del marco social en el que se encuentra el individuo. Somos parte de un todo orgánico que será armonioso si su partes funcionan como es debido realizando sus actividades propias. En este sentido según la tendencia predominante en el alma individual, cada cual tendrá una propensión a una actividad y se encuadrará dentro de una clase social:-los trabajadores que proporcionan alimento a todos (templanza)
.-los guardianes que garantizan el orden interno y la defensa contra los enemigos exteriores.(Los valerosos)-los filósofos-gobernantes que dirigen la ciudad. (Los prudentes).Y la justicia.Así podríamos hablar de proyectos éticos distintos según la pertenencia a la clase social. La felicidad como contemplación de las ideas y el desarrollo de la inteligencia es la ética apta para los gobernantes-filósofos;
La felicidad de los guardianes estará en la sujeción y obediencia a los mandatos y órdenes de los filósofos. Su inteligencia habrá de ser la suficiente para interpretar correctamente las órdenes y sobre todo habrán de desarrollar una cierta aptitud corporal que les capacite para la defensa del Estado. Habrán de ser templados y moderados también. Los Trabajadores deberán ser templados y moderados para cumplir su misión fundamental: proveer al Estado de lo necesario para su supervivencia. El desarrollo de su inteligencia está limitado al conocimiento de las técnicas del trabajo LA TEORÍA ÉTICA ARISTOTÉLICA «Ética a Nicómaco» y La Gran Éticaa.

La Ética a Nicómaco comienza afirmando que toda acción humana se realiza en vistas a un fin, y el fin de la acción es el bien que se busca. El fin, por lo tanto, se identifica con el bien

Pero muchas de esas acciones emprendidas por el hombre son un «instrumento» para conseguir, a su vez, otro fin, otro bien. Por ejemplo, nos alimentamos adecuadamente para gozar de salud, por lo que la correcta alimentación, que es un fin, es también un instrumento para conseguir otro fin: la salud. ¿Hay algún fin último? Es decir, ¿Hay algún bien que se persiga por sí mismo, y no como instrumento para alcanzar otra bien? Aristóteles nos dice que la felicidad es el bien último al que aspiran todos los hombres por naturaleza.
La naturaleza nos impele a buscar la felicidad, una felicidad que Aristóteles identifica con la buena vida, con una vida buena.
Pero no todos los hombres tienen la misma concepción de lo que es una vida buena, de la felicidad: para unos la felicidad consiste en el placer, para otros en las riquezas, para otros en los honores, etc

. ¿Es posible encontrar algún hilo conductor que permita decidir en qué consiste la felicidad, más allá de los prejuicios de cada cual?

b.

Cada sustancia tiene una función propia que viene determinada por su naturaleza; actuar en contra de esa función equivale a actuar en contra de la propia naturaleza

Una cama ha de servir para dormir, por ejemplo, y un cuchillo para cortar: si no cumplen su función diremos que son una «mala» cama o un «mal» cuchillo. Si la cumplen, diremos que tienen la «virtud» (areté) que le es propia: permitir el descanso o cortar, respectivamente; y por lo tanto diremos que son una «buena» cama y un «buen» cuchillo.

C. Del mismo modo el hombre ha de tener una función propia

Si actúa conforme a esa función será un «buen» hombre; en caso contrario será un «mal» hombre.

La felicidad consistirá por lo tanto en actuar en conformidad con la función propia del hombre

Y en la medida en que esa función se realice, podrá el hombre alcanzar la felicidad.
Si sus actos le conducen a realizar esa función, serán virtuosos; en el caso contrario serán vicios que le alejarán de su propia naturaleza, de lo que en ella hay de característico o excelente y, con ello, de la felicidad. d. Si queremos resolver el problema de la felicidad, el problema de la moralidad, hemos de volvernos hacia la naturaleza del hombre, y no hacia la definición de un hipotético «bien en sí«.
Ahora bien, el hombre es una sustancia compuesta de alma y cuerpo, por lo que junto a las tendencias apetitivas propias de su naturaleza animal encontraremos tendencias intelectivas propias de su naturaleza racional.

Así, lo propiamente humano es ser racional y por tanto contemplar la verdad y ser social, y por tanto realizar la sociabilidad (política).

C. La virtud


Por tanto, el camino que indica la razón para alcanzar la felicidad es un estilo de vida guiado por la virtud.

La felicidad, pues, consiste en una vida virtuosa

. Y esta felicidad no es al final de la vida sino durante el camino de la vida.
La virtud es el hábito de obrar bien: una disposición duradera del alma a obrar bien. El hábito de obrar mal es el vicio.
Tenemos capacidad de elegir; existe el deseo y la voluntad. La virtud orienta nuestras decisiones hacia el bien que la razón nos muestra.

– Hábitos bueno y hábitos malos (vicios y virtudes)


Es la repetición de las buenas decisiones, por lo tanto, lo que genera en el hombre el hábito de comportarse adecuadamente; y en éste hábito consiste la virtud para Aristóteles

(No me porto bien porque soy bueno, sino que soy bueno porque me porto bien). Por el contrario, si la decisión adoptada no es correcta, y persisto en ella, generaré un hábito contrario al anterior basado en la repetición de malas decisiones, es decir, un vicio. Virtudes y vicios hacen referencia por lo tanto a la forma habitual de comportamiento, por lo que Aristóteles define la virtud ética como un hábito, el hábito de decidir bien y conforme a una regla, la de la elección del término medio óptimo entre dos extremos.

– La virtud. El término medio

Nos dice Aristóteles, no consiste en la media aritmética entre dos cantidades.
Los impulsos, sentimientos y pasiones tienden al exceso o defecto. Al intervenir la razón, debe poner las cosas en su justa medida. No vida de mediocridad

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