23 Abr

DEFINICION DE ADAPTACIÓN


En todo momento, el organismo presenta una tendencia a mantener el equilibrio u homeostasis natural del mismo, es decir, reestablecer la situación anterior al estímulo lo antes posible.La adaptación es un cambio en estructura y en función que sigue al  entrenamiento y que capacita al organismo para responder mas  fácilmente a los estímulos producidos por el ejercicio físico. Es un cambio mas o manos duradero, permanente, frente al ajuste que es un fenómeno de adaptación pasajero. Un claro ejemplo de ajuste es el fenómeno que sigue a un ejercicio físico intenso, es decir, una disminución de la cantidad de azúcar en sangre (hipoglucemia) seguida por la respuesta del páncreas con la secreción de glucagón, provocando que el hígado secrete glucógeno y que por tanto aumente la glucemia (cantidad de azúcar en sangre).Un claro ejemplo de adaptación seria la disminución de la frecuencia cardiaca en reposo o durante el ejercicio, o la hipertrofia muscular, los cuales son cambios duraderos en función y en estructura.Todos los procesos de adaptación están basados en tres leyes o teorías fundamentales que estudiaremos a continuación.

LEY DEL UMBRAL O LEY DE ARNOLD-SCHULTZ

Esta teoría parte de la existencia de un umbral o estimulo mínimo necesario para que se produzca alguna modificación, mejora o adaptación en el organismoSe trata de una cuestión muy personal.Existe también un máximo de tolerancia o punto a partir del cual solo se da la fatiga y el sobreentrenamiento. Según esta ley, la adaptación se produce como consecuencia de esfuerzos físicos propuestos de forma consecutiva y adecuada para que el organismo los vaya asimilando progresivamente.En el primer caso se esta muy alejado del umbral por lo que ni se da el entrenamiento ni se producen mejoras.En el segundo caso a lo mejor si que se podría dar el entrenamiento si se repitiera el trabajo varias veces, pero lo que se conseguiría mas que nada seria la fatiga y disminución del rendimiento.El tercer caso sería el ideal, en el se consiguen mejoras musculares, técnicas, orgánicas,..En el cuarto caso no se logra ningún tipo de mejora y nos lleva al sobreentrenamiento y a la fatiga En el ámbito escolar trabajaremos siempre en el umbral o un poco por debajo de él.El límite de tolerancia es el techo del potencial. Es personal porque viene dado genéticamente.

LEY DEL SÍNDROME GENERAL DE ADAPTACIÓN (HANS SELYE)

Esta ley defiende que el organismo responde con el fenómeno de adaptación ante todas las alteraciones que se producen en su normal equilibrio como consecuencia de un estimulo o un entrenamiento.En el fenómeno de adaptación se desencadenaran tres fases consecutivas:Fase de alarma: donde se aplica el esfuerzo que al organismo le va a producir una respuesta inicial denominada CHOQUE seguida de una de ANTICHOQUE, constituyendo las primeras respuestas o reacciones del organismo ante el ejercicio.Fase de resistencia o de adaptación: donde el organismo se adapta a la nueva situación y se adquiere un estado de equilibrio.Fase de agotamiento: donde si el organismo sigue recibiendo estímulos, no podrá adaptarse y se agotara.Este planteamiento puede ser entendido para una sesión o para una temporada de entrenamiento.

PRINCIPIO DE SUPERCOMPENSACION

Después de un entrenamiento se requiere una recuperación adecuada para poder soportar convenientemente un nuevo entrenamiento. De este modo vemos como entrenamientos y recuperaciones se encuentran relacionados dando pie al fenómeno biológico de la supercompensación según el cual, después de una carga de trabajo y una recuperación adecuada, el organismo no solo restaura su nivel inicial (compensación), sino que se establece un nivel superior  supercompensación).Este es un fenómeno de adaptación que capacita al organismo para soportar estímulos crecientes y que constituye la base del rendimiento deportivo y la mejora física.Esto no siempre es así. Podemos encontrarnos entrenamientos donde los estímulos estén muy seguidos y en consecuencia los descansos y recuperaciones sean insuficientes. Se obtiene un rendimiento bajo y con una tendencia al sobreentrenamiento y al agotamiento.Para evitar esto, lo que podemos hacer es dar un amplio tiempo de recuperación con lo que reestableceremos el nivel inicial.La última situación que se puede dar es aquella en la que no se produce ninguna mejora. El organismo tiende a la homeostasis y se recupera el nivel inicial.

PRINCIPALES EFECTOS DEL ENTRENAMIENTO

Entrenar significa conseguir una serie de mejoras en los distintos sistemas orgánicos y en función del tipo de entrenamiento.Las mejoras específicas en cada órgano o sistema son:

Sistema cardiovascular:



umento del tamaño y grosor del corazón. Aumento del volumen sistólico. Aumento del gasto cardiaco. Aumento y mejora del riego sanguíneo en los músculos activos (redistribución periférica). Mejora de la capacidad de transportar oxigeno y nutrientes a los músculos. Aumento de la diferencia arteriovenosa de oxigeno. Dif (A – V) O2 à Las arterias llevan sangre rica en oxigeno y las venas transportan sangre pobre en oxigeno.Por ejemplo:Una persona entrenada: Sangre arterial con 10 unidades de oxigeno. Sangre venosa con 3 unidades de oxigeno. 10 – 3 = 7 de diferencia arteriovenosa. Una persona no entrenada: Sangre arterial con 9 unidades de oxigeno. Sangre venosa con 5 unidades de oxigeno.  9 – 5 = 4 de diferencia arteriovenosa. Disminución de la frecuencia cardiaca tanto en el ejercicio como en reposo, así como los tiempos de recuperación de los valores normalesAumento de los hematíes y la hemoglobina en sangre. El contenido de glucosa se mantiene invariable durante el ejercicio.

Sistema respiratorio:



Mejora la ventilación pulmonar y la difusión de gases en pulmones y tejidos. Disminuye el ritmo o ciclos ventilatorios mejorando la intensidad de los mismos (disminuyen de 14-15 a 8-9 los ciclos ventilatorios en reposo).Aumenta la capacidad vital.

Sistema endocrino:

Favorece el crecimiento.Mejora de la salud.Favorece el rendimiento global del cuerpo.

Sistema nervioso:

Mejora la coordinación.Mejora la capacidad de soportar esfuerzos.Mejora la concentración.Mejora la calidad y velocidad de los impulsos nerviosos. 

Aparato locomotor:



Favorece el crecimiento. Favorece el fortalecimiento de los músculos, huesos y articulaciones. Mejora la capacidad que tienen los músculos de aprovechar la energía y soportar esfuerzos. 
Principios generales del desarrollo de las capacidades condicionantes.PRINCIPIO DE LA MULTILATERIDADartiendo de este principio hemos de considerar que la preparación trata de abarcar simultáneamente todos los factores del entrenamiento, porque se ha de­mostrado que con una preparación multifacética se consiguen mejores resultados.Por el contra­rio, con una preparación unilateral, siempre específica, o que incide solamente sobre un sistema u órgano concreto, mientras se progresa en un sector, se regresa en los demás, y la magnitud de pérdida en el otro o en otros sistemas, habilidades u órganos aumenta directamente en relación con el tiempo que se está practicando sólo una actividad concreta.

PRINCIPIO DE LA CONTINUIDAD

Al hablar de la dinámica de los esfuerzos vemos que los períodos de inactividad deben reducirse al mínimo y, a ser posible, procurar que el descanso se haga en forma activa. Es evidente que un ejercicio aislado o un entrenamiento muy distante de otro, no producirá ningún efecto positivo en el proceso de adaptación en el entrenamiento, ya que no será posible la supercondensación por haberse perdido los efectos del primer entrenamiento. Para que el desarrollo de las cualidades motrices se lleve a cabo es necesaria una prepara­ción continuada. La experiencia y la fisiología del ejercicio han demostrado que todo es­fuerzo que se interrumpe por un período prolongado o es realizado sin continuidad ni crea hábito ni entrena. Es decir, no se produce mejora funcional, pues no ha habido adapta­ción.

PRINCIPIO DEL CRECIMIENTO PAULATINO DEL ESFUERZO

La mayor o menor duración de la forma deportiva de un sujeto y, en suma, de su vida deportiva, va a depender de la capacidad de asimilación de estímulos sucesivamente cre­cientes, capacidad que sólo podrá adquirirse si durante el proceso de entrenamiento hay un crecimiento paulatino del esfuerzo.Una vez elegido el método o sistema adecuado de entrenamiento, el número de ejerci­cios, las cargas a utilizar, etc., con los cuales nos proponemos entrenar al deportista y de­sarrollar sus capacidad básicas, conseguiremos, mediante la repetición sistemática de los mismos y procurando que la intensidad aumente paulatinamente, que el sujeto vaya adap­tándose progresivamente a esfuerzos más intensos en cantidad y en calidad. Sabemos que a medida que aumenta la capacidad funcional del deportista, gracias al entrenamien­to, en la misma medida deben aumentar también los esfuerzos. Si no seguimos esta progresión, no obtendremos beneficio alguno y la vida deportiva del atleta se verá acorta­da y el deportista se estancará.Las in­vestigaciones han demostrado que los esfuerzos intensos no son ilimitados como consecuencia del agotamiento de las sustancias energéticas, ya que no se trata sólo del agotamiento de estas sustancias, sino de la inhibición del organismo a continuar el esfuer­zo como medida de seguridad. Ahora bien, cuando, a través del entrenamiento y adapta­ción progresiva a esfuerzos crecientes, crece la capacidad de respuesta  emocional, crece también la movilización de reservas y sustancias energéticas, intensificándose de esta manera la capacidad de trabajo (supercompensación). Si nunca llegamos a los límites de es­fuerzo, nunca conseguiremos esa mejora funcionalPRINCIPIO DE LA SOBRECARGA
En íntima relación con el principio anterior está el de sobrecargas, según el cual «las modificaciones funcionales causadas en el organismo mediante el esfuerzo físico sólo permiten mejorar el estado de entrenamiento cuando su intensidad es suficien­te para provocar una activación del metabolismo energético o plástico de la célula. Esto está en relación directa con el volumen de entrenamiento, si bien hay que considerar que en los primeros años de entrenamiento el volumen aumenta progresivamente, influyendo enormemente en el rendimiento; a medi­da que el deportista mejora su nivel, la importancia del volumen va disminuyendo y toma el primer lugar el factor intensidad.«Las adaptaciones beneficiosas de la actividad humana sólo se producen cuando res­ponden a tensiones aplicadas a niveles superiores al umbral dentro de los límites de la tole­rancia. Burke dice que según el tipo de cualidad que queremos desarrollar habrá que utilizar una intensidad o volumen distinto. Así, la fuerza se­rá difícil mejorarla si utilizamos una carga muy liviana o la resistencia no mejorará si practi­camos un número de repeticiones muy cortoPRINCIPIO DE TRANSFERENCIA
Al realizar los ejercicios propios de unos estereotipos más o menos ajenos, las modificaciones pueden tener una triple influencia en el estereotipo motor propio de una especialidad concreta. Esta influencia puede ser positi­va, negativa y neutra.La realización de un ejercicio que va a influir en la mejora del estereotipo propio, pese a ser un ejercicio de estereotipo diferente al de su especialidad, en estos casos hablamos de una influencia positi­va del estereotipo ajeno.En el caso en que el estereotipo ajeno no suponga ni la mejora ni el empeoramiento del estereotipo propio, en este caso nos encontramos ante una influencia de tipo neutro.Por último, cuando los ejercicios ajenos causan unas modificaciones que entorpecen la ejecución del estereotipo propio, en este caso hablamos de una influencia negativa.Podríamos concluir diciendo que el adiestramiento para la mejora de un factor mejora­rá la posibilidad de realización de otros factores siempre y cuando los ejercicios que se realicen para la mejora de aquél tengan relación con la especialidad que se practica. Por ejemplo, los ejercicios de salto para la mejora de la impulsión o detente pueden mejorar la velocidad de un sujeto, porque la capacidad de impulso está estrechamente relacionada con la velocidad. Por el contrario, un ejercicio de resistencia no mejorará la velocidad, por­que la resistencia es inversamente proporcional a la velocidad.

EL PRINCIPIO DE ESPECIFICIDAD

Fauconier considera que en deporte se han de ejercitar dos condiciones o cualidades relacionadas con el resultado deportivo. En primer lugar, se han de sentar las bases del entrenamiento a través del desarrollo de las cualidades físicas, y, por otro, han de de­sarrollarse unas condiciones específicas de acuerdo con las características particulares que encierra cada deporte.Si comparáramos a deportistas de distintas especialidades, un atleta saltador y un ju­gador, por ejemplo, posiblemente ambos necesitarán gran velocidad, gran potencia del tren inferior que les permita una buena capacidad de salto, buena resistencia, excelente coordinación, etc. Pero el dominio técnico de sus diferentes especialidades ha de conse­guirlo cada uno de ellos por caminos distintos y a través de ejercicios puramente específicos. El desarrollo de destrezas específicas exige cierta familiaridad con los objetos o móviles que deben ser utilizados en la especialidad que se practica, con el fin de poder llegar a una coordinación de los movimientos del cuerpo que son requeridos precisamente para la utili­zación de dichos objetos. Las modificaciones funcionales que se producen en el organismo a través del entrena­miento tienen una dirección perfectamente determinada. Por ejemplo, las modificaciones que tienen lugar en la fibra muscular, en el aflujo de sangre a los músculos, en la forma­ción del gesto deportivo, etc., todo ello tiene un carácter dirigido a metas concretas.El principio de la especificidad en el entrenamiento se confirma también por el análisis de las fibras de los órganos motores (tónicas y fásicas), y las células nerviosas, por las diferencias de los procesos bioquímicos, etc. Por tanto, el estereotipo motor no surge como una simple suma de sus elementos componentes, sino como una consecuen­cia programada del entrenamiento específico de la fuerza, la velocidad y agilidad, la resis­tencia, etc., y significa una modificación cualitativa del proceso motor.

PRINCIPIO DE LA ESTIMULACIÓN VOLUNTARIA

Burke considera que las mejoras a través de la actividad física son más específicas cuando el deportista practica un adiestramiento dirigido por una estimulación nerviosa vo­luntaria. «La estimulación eléctrica directa de los músculos por medios artificiales sola­mente es adecuada en patología. Los métodos y dispositivos que afirman un desarrollo sin esfuerzo de la potencia son fraudulentos… Existen pruebas evidentes de que tanto para el desarrollo de la potencia como de la resistencia no existen alimentos o procedimientos mágicos produc­tores de energía, aunque ésta derive de la alimentación» (Rasch Burke)

PRINCIPIO DE EFICACIA

Cuando se requiere que una actividad física resulte eficaz es necesario ajustarse a to­dos los principios que hasta el momento hemos ido analizando. Sin la progresión, aplica­ción de cargas, descansos, etc., debidas, de acuerdo con el grado de entrenamiento y ca­pacidad del deportista no puede hablarse de un entrenamiento eficaz. Si queremos trabajar con eficacia en velocidad, tendremos que realizar estímulos máximos y descansos completos. Si queremos trabajar con eficacia en fuerza, tendremos que aplicar cargas al borde del umbral del sujeto y darle los descansos adecuados. Si queremos que un entre­namiento de resistencia sea eficaz, tendremos que aplicar períodos de trabajo prolonga­dos con cargas proporcionadas al tiempo de esfuerzo y a las características del sujeto, y así sucesivamente.Cualquier actividad o entrenamiento puede resultar ineficaz si no se siguen los princi­pios fundamentales estudiados.

PRINCIPIO DE LA INDIVIDUALIZACIÓN

Este principio está determinado por las características morfofisiológicas y funcionales del deportista. Cada sujeto es un todo con características completamente distintas. Desde el punto de vista antropométrico, desde el punto de vista funcional, motor, psicológico, de adaptación, etc., ello explica el hecho de las diferentes reacciones del sistema motor y de otros órganos a las mismas cargas de entrenamiento, no sólo de los diferentes depor­tistas, sino incluso del mismo deportista en diferentes períodos de tiempo. La capacidad de reacción del organismo es distinta en cada atleta, independientemente de los estados de forma, las modificaciones del gesto deportivo y las transformaciones hormonales; por ejemplo, durante el proceso de entrenamiento ejercen una influencia distinta en cada de­portista.Para la obtención de resultados positivos, una condición fundamental es la dosifica­ción individualizada del esfuerzo sobre la base de los exámenes de reactividad cerebral y la atenta vigilancia del comportamiento del organismo» (Ulmeanu)).

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