23 Oct

Libertad guiando al pueblo


El 28 de julio de 1830 los revolucionarios liberales franceses derrocaban al rey Carlos X y provocaban la coronación de Luis Felipe de Orleans, el llamado Rey Burgués. Este episodio será el protagonista del cuadro más famoso de Delacroix, la Libertad guiando al pueblo, obra con cierta dosis de alegoría que recoge un hecho contemporáneo. La mujer que representa a la Libertad aparece con el torso desnudo, porta en su mano derecha la bandera tricolor y en la izquierda un rifle. Le acompañan miembros de las diferentes clases sociales – un obrero con una espada, un burgués con sombrero de copa portando una escopeta, un adolescente con dos pistolas, etc. – para manifestar que en el proceso revolucionario ha existido amplia participación. A los pies de la Libertad, un moribundo la mira fijamente para señalar que ha merecido la pena luchar. Con esta obra, Delacroix pone de manifiesto su ideología y su faceta de pintor de su tiempo. La composición se inscribe en una pirámide cuya base son los cadáveres que han caído en la lucha contra la tiranía, cadáveres iluminados para acentuar su importancia. La vorágine de la batalla se manifiesta en la polvareda que difumina los contornos e impide contemplar con claridad el grupo de figuras que se sitúa tras la Libertad. Los escorzos y el movimiento de la imagen vuelven a recordar el Barroco, igual que en la Matanza de Quíos o la Muerte de Sardanápalo. Fue presentado al Salón de 1831 y adquirido por Luis Felipe para el Museo Real.

Torre Eiffel

Esta torre fue realizada por Gustave Eiffel para la Exposición Universal de París de 1889. Desde que su proyecto fue aceptado recibió todo tipo de críticas y comentarios adversos. Algunos que se decían especialistas se dedicaron a demostrar que era matemáticamente imposible realizar una torre tan esbelta y llegaron a fijar como límite de altura los 228 metros, a partir de los cuales aseguraban que se vendría abajo. La torre alcanzó 300 metros de altura y con su esbeltez intentaba rivalizar con las más prestigiosas construcciones del pasado.
Ya desde el inicio de las obras, no faltaron especialistas y matemáticos empeñados en demostrar su seguro derrumbamiento cuando se alcanzaran los 228 metros de altura. Por otro lado, el 14 de febrero de 1887 las páginas de «Le Temps» publicaron un manifiesto titulado «Protesta de artistas», en el que se rechazaba su proyecto según los argumentos siguientes: «Escritores, escultores, pintores y amantes apasionados de la belleza hasta ahora intacta en París, venimos a protestar con todas nuestras fuerzas y con toda nuestra indignación en nombre del gusto francés despreciado y en el nombre del arte y la historia francesa amenazados, en contra de la erección en pleno corazón de nuestra capital de la inútil y monstruosa torre Eiffel. ¿Hasta cuándo la ciudad de París se asociará a las barrocas y mercantiles imaginaciones de un constructor de máquinas para deshonrarse y afearse inseparablemente? Pues la torre Eiffel, que ni siquiera la comercial América querría, es, no lo dudéis, la deshonra de París. Todos lo sienten, todos lo dicen y todos lo lamentan profundamente, y no somos más que un débil eco de la opinión universal, tan legítimamente alarmada».

La pedrera o mila

Pere Milà se sintió impresionado por la casa Batlló, realizada por Gaudí entre 1904-06, por lo que decidió encargar al mismo arquitecto la realización de una gran casa de pisos de alquiler en un terreno de más de 1.000 metros cuadrados de su propiedad, ubicado también en el Paseo de Gracia, haciendo esquina con la calle Provenza. Gaudí diseñó una de sus obras emblemáticas, utilizando formas onduladas, como si de las dunas de la playa se tratara. En la Pedrera, como también se denomina al edificio, podemos encontrar los elementos más identificativos de la arquitectura de Gaudí, dotando a su edificio de un tratamiento escultórico. La estructura del edificio está basada en forjados de viguetas metálicas y bovedillas a la catalana, sostenidas por jacenas metálicas sobre pilares, bien de hierro o sillería. Las únicas paredes estructurales del edificio son las que encontramos en la escalera, pudiéndose modificar la distribución de los pisos al cambiar de lugar los tabiques, existiendo la posibilidad de eliminarlos.
La ondulada fachada -aguantada gracias a unas jacenas onduladas empotradas en la piedra y unidas por viguetas de diferentes longitudes- se adorna con forjados de formas vegetales, en sintonía con la casa Batlló. Otro de los elementos más espectaculares del edificio lo encontramos en el tratamiento que reciben las chimeneas de la terraza, en las que el arquitecto aplica la técnica del trencadís que caracteriza buena parte de sus trabajos, especialmente el parque Güell. En la actualidad, este edificio -propiedad de la entidad financiera Caixa Catalunya- está considerado bien cultural del patrimonio mundial por la UNESCO.
Gaudí se encontró con bastantes problemas durante la construcción de esta obra. El Ayuntamiento de Barcelona ordenó la paralización de las obras dos años después de su inicio debido a que una columna que daba la paseo de Gracia excedía lo establecido. Los voladizos también causaron problemas, así como la altura total o el volumen de la edificación, obligando el Ayuntamiento a derribar el desván o en su defecto pagar una multa de 100.000 pesetas -una quinta parte de valor total del edificio-, pleito que finalizó al considerarse que el edificio era de gran valor artístico.

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