26 Jul

Caciquismo:


La concreción electoral del caciquismo era tan sólo una de las múltiples formas de manifestarse la influencia de los caciques en una sociedad de clientelas, aún cuando fue la principal carácterística. En un sentido amplio, la estructura de clientelas en la sociedad española no se creó en la época de la Restauración, sino que hunde sus raíces mucho más atrás. Fue a mediados del Siglo XIX cuando, por medio de la venta de bienes desamortizados, el clientelismo rural adquiríó una dimensión nueva, al afirmarse en el marco de una economía de mercado. Desde ese momento se fueron decantando las formas de relación social que, con la implantación del Estado liberalcanovista, confluyeron para configurar el modo normalizado de funcionamiento político. El sistema caciquil tuvo, según todos los indicios, su principal fortaleza en el mundo agrario, aunque también actuara, en menor medida, en el urbano. Dentro de una España predominantemente rural, las tierras de la Meseta central y del Sur de la Península resultaron ser el campo abonado donde crecíó con mayor comodidad el caciquismo, al que dirigieron ya desde finales del Siglo XIX críticas más violentas los hombres que pretendían reformar la política nacional.El caciquismo se consolidó en España durante la Restauración (1874-1923). Los caciques se encargaban de controlar los votos de todas las personas con capacidad de voto de su localidad, lo cual era la base de la alternancia política que la Restauración demandaba. Los caciques son personas con poder económico, que cuentan con un séquito (gente que trabaja para él) formado por grupos armados, capaces de intimidar a sus convecinos que saben que si las cosas no transcurren según los deseos del cacique pueden sufrir daños físicos.El régimen liberal español estuvo en todo momento, hasta la ruptura que significó la Segunda República, y salvo breves y dudosos períodos intermedios, dominado en cuanto se refiere a los procesos electorales por el fraude y el abstencionismo generalizados. El caciquismo era, además de un sistema de estructuración de la sociedad nada igualitario, una vía para poner en relación al mundo urbano, donde se tomaban las decisiones políticas, con el rural, es decir, con la mayor parte del país. A través de las clientelas caciquiles llegaba hasta los lugares más recónditos de la geografía española algo parecido a la autoridad.A pesar de lo que pudiera parecer, la red caciquil no fue estática ni cerrada desde el primer momento, sino que es posible concebirla como un conglomerado dinámico, que poco a poco parece ir consolidándose en el tejido socio-político hasta hacer poco menos que imposible su desmembración a manos de los gobernantes que quisieron intentarla. El «descuaje» de tan vilipendiados mecanismos vendría de fuera de sus límites, con la irrupción de formas políticas nuevas, y ni siquiera podemos estar seguros de que su desaparición se produjera hasta la Guerra Civil, o incluso más tarde.

Regeneracionismo:El término regeneracionismo encuadra las críticas al sistema de la Restauración y acoge tendencias distintas. Se originó en medios intelectuales y acabó por crear un estado de opinión muy generalizado tras el Desastre del 98.Su principal teórico fue Joaquín Costa.
A sus planteamientos se sumaron muchos intelectuales de la época, como Unamuno, Maeztu, Ortega o Azaña, aunque tuvieron evoluciones muy diversas. Llegó a influir en políticos de la Restauración, como Maura.La reflexión regeneracionista sobre el “problema español” se puede sintetizar en tres puntos: -Un diagnóstico pesimista sobre el pasado español.
La historia de España es contemplada como un proceso que desembocaba en una “nacíón frustrada”. Costa llegó a decir que era necesario “fundar España otra vez, como si no hubiera existido”. Las supuestas hazañas de ese pasado debían revisarse: “doble llave al sepulcro del Cid”.-La solución a los problemas de España había que buscarla en Europa.
Los países más avanzados del continente europeo aparecían como una realidad que gozaba de riqueza material, orden social, auténticos sistemas parlamentarios y de una expansión popular de la cultura.-El sistema político de la Restauración lo resumíó Costa en dos rasgos negativos: oligarquía y caciquismo. El país estaba dirigido por una “minoría absoluta, que atiende exclusivamente a su interés personal, sacrificándole el bien de la comunidad”. El pueblo carecía de sentimiento activo de ciudadanía y necesitaba un “cirujano de hierro”, especie de dictador altruista que lo sacase de su apatía.

Graves problemas sociales


Agudización de las luchas sociales

Las posiciones de patrones y trabajadores se fueron enfrentando cada vez más.-La «cuestión religiosa» se reavivó con las crecientes protestas contra el poder de la Iglesia, especialmente en la enseñanza. El anticlericalismo se extendíó por buena parte de la población urbana y las clases populares.-La «cuestión militar» volvíó a resurgir ante el desconcierto de un ejército humillado en 1898 que recibía críticas crecientes de los sectores opositores (republicanos, socialistas, nacionalistas).-Consolidación del movimiento nacionalista en Cataluña y el País Vasco, sin ningún cauce de negociación por parte de los partidos de turno.-El «problema de Marruecos».
En la Conferencia de Algeciras (1906)
se acordó el reparto entre Francia y España del territorio marroquí. A España le correspondíó la franja norte.
Desde 1909 se inició un conflicto bélico, la guerra de Marruecos, muy impopular en el país, que ensanchó el foso que separaba al Ejército y la opinión pública, esencialmente las clases populares.

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