26 Feb

El triunfo electoral del Frente Popular precipitó los preparativos de la insurrección armada. A carago de los militares estaba el general
Mola que organizaba desde la comandancia militar de Pamplona.

El objetivo de los generales conspiradores era acabar con la República y así conquistar las principales ciudades españolas. El levantamiento se produjo el 17 de julio pero tras el fracaso de los sublevados y la incapacidad de derrotarlos por parte del gobierno republicano dio lugar a una Guerra Civil.

Los sublevados están compuestos por falangistas, carlistas, monárquicos, la mayoría de la CEDA, la iglesia, parte de la Lliga Catalana, y los dominantes, grandes latifundios y la alta burguesía, quienes impulsaron y financiaron el golpe militar porque temían perder el control económico y político a causa de las reformas del Frente Popular. Otros apoyos a los militares sublevados fueron los pequeños propietarios agrarios y casi todos los católicos.

Dentro de las fuerzas armadas, la mayor parte de los oficiales y los militares de Marruecos se unieron al alzamiento, mientras que más de la mitad de los del ejército en la Península permaneció leal al gobierno republicano.

El proletariado urbano, los jornaleros y la pequeña burguesía progresista integraron la resistencia popular a la sublevación. El gobierno entregó armas a las organizaciones sindicales y a los partidos proletarios, que formaron unidades de combate por voluntarios civiles denominadas “milicias”.

La duración y el resultado del conflicto dependieron de la intervención de las potencias extrajeras.

Ambos bandos buscaron suministros y armamento en el extranjero. Sin embargo, en septiembre de 1936 por británicos y franceses se alcanzó un compromiso internacional para aislar el conflicto, impidiendo la participación de otros países y prohibir la venta de material bélico a los bandos en lucha, creándose un Comité de No Intervención que resultó perjudicial a la República ya que los acuerdos se los saltaba Italia, Alemania y la Unión Soviética.


Podemos dividir la guerra en tres fases: Desde el 17 de julio de 1936  hasta mediados del 1937. El comandante general Franco se trasladó desde Gran Canaria a Marruecos en avión a ponerse al frente del ejército de África compuestas por legionarios y mercenarios. Estas tropas cruzaron el estrecho de Gibraltar en aviones alemanes para unirse a los sublevados de Queipo de Llano. Avanzaron hacia Madrid por el norte, bajo las órdenes del general Mola, y desde el sur, pero fueron detenidas en los alrededores de la capital, lo que era un grave revés para los insurrectos.Se demostró que el ejército sublevados estaba mejor preparado, suministrado y disciplinado que el gubernamental. En la retaguardia de ambos bandos se procedió a la persecución y ejecución de los enemigos.

Desde la mitad de 1937 hasta el verano del 38. Las tropas de Franco conquistaron todo el norte peninsular a mediados de 1937, empezando los ataques y bombardeos aéreos contra la población civil en Valencia, Madrid y Barcelona. El más destacado fue el bombardeo de la aviación alemana sobre Guernica (Vizcaya), símbolo del pueblo vasco, que quedó destruida con 2.000 civiles muertos.A principios de 1938 se produjeron fuertes enfrentamientos a lo largo del Ebro, conquistando los sublevados Aragón y Castellón, con lo que la zona republicana quedaba partida en dos y Cataluña aislada.

Fase final de julio de 1938 hasta abril de 1939. El general Vicente Rojo se propuso una audaz ofensiva en el frente del Ebro que terminó en fracaso (verano del 38) lo que dejó a la República derrotada, acentuando las diferencias entre los partidos de la defensa a ultranza (Juan Negrín) y los favorables a intentar una negociación (Besteiro, Miaja) aunque Franco rechazó esto.El levantamiento militar provocó en la zona republicana un profundo proceso revolucionario. Surgieron diferentes comités revolucionarios populares dirigidos, en algunos casos por anarquistas y en otros por socialistas o comunistas, que tomaron las decisiones políticas, económicas y militares por su cuenta.El bando republicano careció de unidad política y con el tiempo las divisiones internas entre los partidos políticos y fuerzas sindicales se acentuaron,


llegando en ocasiones a enfrentarse con armas comunistas y anarquistas.Los anarquistas entendían que vencer la guerra y completar la revolución económico-social debían ser procesos paralelos e inseparables, por ello colectivizaban las tierras o socializaban muchas fábricas. Los comunistas y socialistas consideraban que el desarrollo de la revolución impedía una lucha eficaz y preferían aplazar la liquidación del sistema capitalista hasta derrotar al enemigo. La falta de unidad de mando impidió una dirección ordenada y eficiente tanto de las operaciones militares como del esfuerzo económico necesario para la victoria, siendo esta una de las causas de su derrota final.Tras finalizar la guerra no se puede hablar de paz. Con la Ley de Responsabilidades Políticas dictadas por Franco se busca a quienes habían colaborado con el “bando rojo”. Las mayores cotas de represión se alcanzaron entre 1939 y 1942 aunque estuvieron en vigor hasta 1948.Sobre el número de personas ejecutadas no hay acuerdo unánime, tampoco hay acuerdo con los que sufrieron prisión. En cuanto las consecuencias demográficas, sumándoles los fallecidos por enfermedad o malnutrición, los emigrados o los no nacidos a los participantes de la guerra oscilan entre 750.000 y un 1.000.000 de habitantes.La consecuencias económicas, supuso un descenso de la producción en todos los sectores ( agricultura, ganadería, industria, etc). Además, la carencia de oro, la Segunda Guerra Mundial y otros factores hicieron más difícil la reconstrucción de país. Por último en las consecuencias sociales hubo carencia de alimentos, lo que obligó al racionamiento de estos, la expulsión de aquellos funcionarios que fueron fieles a la República o los que no se demostraron defensores del nuevo régimen, el exilio que privó a España de profesionales bien cualificados como médicos, ingenieros, abogados…


Hitler, envió material bélico y aviones a petición de Franco, para trasladar al Ejército de Marruecos a la Península, circunstancia clave para el triunfo de los sublevados. Además, durante todo el conflicto Alemania envió tropas (Legión Cóndor) y más de 600 aviones, a cambio obtenía beneficios económicos (materias primas) y debilitar a Francia.

La Italia fascista de Mussolini también colaboró con tanques, cañones, aviones, munición, combustible y más de 500.000 hombres en la lucha contra la República. Sus razones eran ideológicas y de búsqueda de un aliado mediterráneo.

Por otra parte, el bando republicano solicitó ayuda a Francia y Gran Bretaña. La primera que al principio había ayudado, dejó de hacerlo por presiones británicas por temor a una revolución comunista en la República y para evitar un enfrentamiento con Alemania e Italia. Por ello el gobierno republicano intentó comprar armas a la URSS. Stalin envió aviones y carros de combate. La intención de estos era mantener el prestigio de la URSS en el impulso de la revolución proletaria y por desviar la atención de las potencias fascistas del área centro-oriental europea.

La ayuda material soviética fue muy importantes: se evitó el hundimiento del Ejército republicano y se reforzó la posición de los comunistas en el gobierno republicano. Por último los soviéticos movilizaron la opinión pública izquierdista de Europa y América mediante la creación de las Brigadas Internacionales, que eran voluntarios de todo el mundo para luchar a favor de la República. Además, gran número de intelectuales se solidarizaron con la causa republicana.

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