29 Jul

 

Tema 2:


Platón 1. Los diálogos de Platón
  

1.1 Características de los diálogos de Platón


La obra de Platón consta de una colección de textos escritos en forma de diálogos, que fueron una absoluta novedad en su tiempo. El precedente de estos diálogos es el teatro de su tiempo. Cabe señalar una serie de características: – La mayoría están protagonizados por Sócrates – El hecho de que Platón no hable nunca en primera persona, sino que presente como protagonistas a otros personajes, que a su vez relatan historias de las cuales no soy ellos los protagonistas, limita la posibilidad de atribuir a Platón tales o cuales doctrinas. También Sócrates en los diálogos platónicos se niega a aparecer como sabio o representante de las doctrinas. Todo esto nos indica que para Platón la filosofía no es un saber doctrinal, sino que consiste en cierta actividad. – En los diálogos aparecen a menudo narraciones ficticias o fantásticas, historias mitológicas, símiles o analogías imaginarias, etc. Ha de haber alguna conexión interna entre el diálogo y la filosofía. A menudo Platón designa a esta con el nombre de “dialéctica”, que significa “arte del diálogo”.

Vocabulario:

 

Dialéctica:

se trata de aquel saber que no está enfocado hacia las cosas, si no hacia las articulaciones que entre ellas se establecen a través del discurso.

Esencia:

Aquello en lo que consiste el ser una cosa lo que genuinamente es; por ejemplo, para la flauta, el ser tocada por alguien que saber hacerlo a la perfección.

1.2Diálogo socrático y diálogo platónico

Recordemos algunas características de los diálogos de Sócrates, por ser Platón nuestra principal fuente de ello : – E l carácter del saber griego: El saber griego es ante todo práctico y determinado. Esto concuerda con el saber de que lo limitado, lo que es algo definido (finito), es lo único que propiamente es. Esto es los diálogos de platón se presentan como un investigación que empieza con la pregunta “¿Qué es…” (la virtud, la esencia
.) y que debería de terminar afirmando (la virtud, la esencia,…) “es x”. Esta forma de decir lo que algo es podría describirse como decir la esencia de ese algo. Pero esto rara vez ocurre en los diálogos de Platón, en los cuales es frecuente no llegar a una conclusión. El modo como se produce esta falta de conclusión es siempre la misma: Sócrates no se conforma con enuncia la pregunta, sino que al hacerlo está ya, por así decirlo, entablando una polémica. – La “distancia” filosófica: Esta actividad tiene como fin sacar a la luz las implicaciones que constituyen el tejido de nuestra experiencia, y que normalmente pasan inadvertidas. Esto constituye el núcleo del uso platónico del diálogo, lo que hace que sus textos tomen el término de “dialéctica”.

2.La dialéctica de Platón

 

Vocabulario: Doxa:


Habitualmente traducido por “opinión” designa el modo específico de conocimiento de las cosas, y podría equivaler a lo que hoy llamamos “juicio” 2.1La doxa
Al “ejercicio ordinario” del saber Platón lo llama doxa, que podemos traducirlo por “opinión” y por “apariencia » Una “recta opinión es el máximo de conocimientos al que podemos aspirar con respecto a las cosas, pues la doxa no es solamente el modo como nosotras las conocemos, si no el modo mismos como ellas se presentan. La doxa es la única manera posible de conocer las cosas que se presentan y aparecen, porque es su manera misma de presentarse y aparecer. A esto es a lo que a veces denomina Platón “conocimiento sensible” (pues, en efecto, las cosas solo pueden ser captadas mediante la percepción) Por tanto estamos obligados a distinguir entre aquello de lo que se habla o se manifiesta y aquello que decimos de eso mismo el modo como se presenta n – Aquello de lo que se habla o se manifiesta es la “cosa”, lo que se perfila y distingue en la experiencia, lo que “es”. – Y aquello que decimos que cosa es, o sea, lo que solo podríamos describir como “el ser de la cosa”.

Vocabulario: Cosa:

cada una de las entidades accesibles al conocimiento mediante la sensación y con respecto a las cuales tal conocimiento consiste en la destreza en el trato con ellas.

Ideas:

Aquello en lo que consiste el ser de cada una de las cosas, lo que hace que sea precisamente lo que es y que constituye su determinación.

Episteme:

forma superior del saber, que para Platón consiste en el conocimiento de la estructura intelectual que está siempre presupuesta en todo conocimiento de cosas y trato con ellas.

2.2La episteme

El conocimiento intelectual (episteme)
No es en absoluto una manera de “superar” la opinión conociendo sobre las cosas una verdad que la doxa sería incapaz de alcanzar, puesto que no apuntan hacia la cosa, sino hacia la definición de en qué consiste su modo de ser lo que es. Esto nos previene contra la forma de interpretar el platonismo como una forma que quiere ver en las esencias o las ideas unas supuestas “realidades ultrasensibles” situadas más allá del mundo visible. Asimismo, el saber de la esencia, el saber lo que son las cosas, no tiene nada de místico, sino que consiste en la aludida destreza o pericia en el trato con las cosas.

2.2.1 Esencia y reminiscenc ia

Platón narra en uno de sus diálogos como Sócrates consigue, hablando con un esclavo, que este enuncie por sí mismo un teorema geométrico que nunca antes había aprendido como tal. Sugiere que el alma del esclavo recuerda un conocimiento adquirido “en un tiempo anterior”. Lo que Sócrates pretende mostrar es que para aprender no hay que entrar en contacto con algo desconocido, sino recordar algo que ya se sabía, pero sin saber que se sabía. Pero esto no significa que el “recuerdo” pueda ser más que una alegoría: el “tiempo anterior” al que se refiere Platón no es en sentido cronológico (como si hubiera vivido otra vida anterior) sino en sentido jerárquico: no se trata de una “época anterior” sino de algo aún más antiguo o primario, de un saber previo que está presupuesto en cualquier otro saber “posterior”.

2.2.2 La división y las ideas


La principal tarea que se lleva a cabo en los escritos de paltón es la diferencia entre dos planos: el de las ideas; y el de las cosas. Esto no puede hacernos pensar en las ideas como una clase especial de cosas divinas, sino como aquello que no puede ser en absoluto cosa alguna, sino la estructura ideal en virtud de la cual las cosas “sensibles” son lo que son y aparecen como aparece n. Sacar a la luz esa estructura es lo que se persigue en la dialéctica platónica.

2.3 El problema del bien

Uno de los principales intereses de Platón consiste en diferenciar el modo de ser de eso que él llama “el bien” de otro tipo de cosas que pueden considerarse en algún sentido “buenas”. El esfuerzo de Platón de diferenciar “el bien” de las “cosas buenas” se manifiesta en su insistencia en que el bien no pertenece a la categoría de las cosas en absoluto, ya que las cosas propiamente dichas son siempre algo que puede ser producido, mientras que el bien no pertenece a tal género, sino a lo que Platón denomina “uso” o “acción”. Las ideas de Platón son pues que: El bien es lo que proporciona la regla recta de la acción, lo que confiere a las acciones rectitud, lo que las hace merecedoras de ser valoradas como buenas. Sin esa regla, las cosas serían ilimitadamente elásticas, se las podría usar de cualquier modo y daría lo mismo, porque no serían esto ni aquello, y lo mismo sucedería con las palabras.

2.3.1 Ignorancia, enseñanza y refutación dialéctica

Platón distingue entre la simple ignorancia, y entre la ignorancia de la ignorancia: – La ignorancia es la condición en la cual siempre nos encontramos los mortales al principio de nuestra existencia, rodeados de cosas producidas sobre cuyo mejor uso hemos de decidir en nuestra acción, pues estamos forzados a actuar antes de conocer cuál es la regla recta que ha de seguir nuestra conducta. – Sin embargo si ignoramos nuestra propia ignorancia no podremos aprender nada ni, en consecuencia, hacernos merecedores del calificativo de “buenos”, porque desconocemos en absoluto todo rectitud o toda bondad . De este modo está diciendo Platón que tener conocimiento del bien y obrar virtuosamente son una sola y la misma cosa. De ahí igualmente su implicación en la cuestión de la enseñanza. Quien ignora la esencia de las cosas (la regla de las acciones) y lo sabe, puede aprender esforzándose desde la producción al uso; en cambio, quien ignora su propia ignorancia de la esencia (porque ignoran que las cosas tengan esencia alguna) no será nunca capaz de aprender.

2.3.2 Producción y acción

En los diálogos de Platón se consideran dos géneros del conocimiento, el “saber producir” y el “saber usar”: uno es el saber de quién sabe fabricar una flauta y otro el de quién sabe usarla; es decir tocarla. Para Platón no hay duda alguna sobre cuál de los dos saberes es superior: solo el saber de quién sabe usar se merece el nombre de episteme que Platón reserva a aquel conocimiento que alcanza a saber “lo que” son las cosas mismas que se trae entre manos, mientras que el saber del productor puede solo a aspirar al título de opinión (doxa); es decir, que solo conoce las cosas indirectamente.

3.La ciudad platónica y el alma humana Vocabulario: Justicia:

Dar a cada cual lo suyo, estas cada cosa en el sitio que le corresponde. Es el saber superior, el que se relaciona con la dialéctica y con ese desplazamiento desde las cosas a las ideas, el que Platón considera necesario para el buen gobierno de la ciudad y para el mantenimiento de la justicia.
Se ha discutido a menudo si la República de Platón es un diálogo moral o de tema político.
3.1 Que es la justicia “Justicia” aparece en el diálogo reiteradas veces como el “estar cada cosa en su sitio”. La justicia es el Eidos de la ciudad, y que por lo tanto el “ser” de la cuidad misma. Se trata pues de una ciudad ideal que Platón desearía construir y gobernar: lo que Platón desea poner de manifiesto son las reglas de acuerdo con las cuales se puede gobernar una ciudad justa. Y aquí aparece la necesidad de un principio que oriente la construcción, un principio distinto del deseo de obtener tales o cuales ventajas. Por tanto serían necesarios unos “guardianes” cuya virtud sería ser ajenos al deseo de dominar. Si a los productores y comerciantes se les ha de exigir templanza en la gestión de sus deseos, a los guardianes les corresponden las virtudes del calor y la fortaleza. Pero a su vez, si de lo que se tratas es de la justicia, entonces los únicos capaces de gobernar la polis de entre los guardianes, serán los que posean el saber, ese saber que nunca es de cosas y que Platón lo llama “dialéctica” o, lo que en este caso viene a ser lo mismo, “filosofía”.

3.2 La educación de los gobernantes

Desde esta perspectiva la cuestión de la “buena polis” se convierte para Platón, en la cuestión de la educación de los gobernantes o de los guardianes; es decir, en la adquisición de ese saber que se identifica con la filosofía. Por tanto el poder político designa la cualificación necesaria para ver esa articulación de la justicia en la cual consiste la ciudad. Y es para asegurar esta cualificación que se separa a los niños de la tutela de sus padres, para que entren en contacto con la razón y se conviertan en ciudadanos de iguales derechos. Teniendo en cuenta el significado de las ideas en Platón, la parte superior del alma (que puede llamarse racional) es aquella que alcanza ese conocimiento de la estructura conceptual del mundo. De ella se distinguirían el alma irascible, fuente de pasiones nobles y generosas, y la alama concupiscible, fuente de las bajas pasiones. Así como la justicia política se caracteriza por la jerarquía de los gobernantes sobre los otros dos estamentos sociales, el equilibrio “psíquico” se define por la sumisión de lo irascible y lo concupiscible a lo inteligible.

Deja un comentario